Con un pasado prehispánico, el pozole sigue siendo un símbolo de celebración, que mantiene un estrecho vínculo con nuestros ancestros e identidad como mexicano.
Escucha la historia del pozole
Amelia Rojas
La palabra pozole proviene del náhuatl pozolli, que significa espuma. Su preparación en la gastronomía prehispánica estaba relacionada con rituales religiosos, como las celebraciones dedicadas al dios Xipe Tótec que los aztecas veneraban como “nuestro señor el desollado”, deidad de la regeneración del maíz y de la guerra.
Aquel platillo se llamaba tlacatlaolli, que en náhuatl significa “maíz desgranado de hombres”, porque sus ingredientes incluían, además de granos de maíz cacahuazintle, la carne humana de los sacrificios, de acuerdo con el libro Xipe Tótec, guerra y regeneración del maíz en la religión mexica, de Javier González.
De aquel ritual, que se celebraba en marzo, dan cuenta las crónicas y documentos del periodo colonial temprano del siglo XVI. Fray Bernardino de Sahagún, en la Historia General de las Cosas de Nueva España o Códice Florentino, lo relata:
“Cocían aquella carne con maíz y davan a cada uno un pedazo de aquella carne en una escudilla o caxete con su caldo y su maíz. Y llamavan aquella comida tlacatlaolli; después de haber comido andava la borrachería”.