Mastrini expone la dificultad de la regulación a nivel global de plataformas como Telegram, cuando a partir de ellas se cometen delitos.
No dejes de escuchar la participación de esta semana de Guillermo Mastrini, profesor de la Universidad Nacional de Quilmes en Argentina.
IMER Noticias
La detención de Pavel Durov en París, fundador de la red Telegram, por permitir la difusión de imágenes no permitidas de menores de edad en situación sexual, permitir comunicaciones entre grupos vinculados al terrorismo y no compartir comunicaciones entre el gobierno ruso con sus tropas desplegadas en Ucrania, ha dejado sobre la mesa un fuerte debate sobre la libertad de expresión y la regulación de este tipo de plataformas.
Para el profesor de la Universidad Nacional de Quilmes en Argentina, Guillermo Mastrini, es complejo regular una platataforma como Telegram que se jacta de no moderar o imponer restricciones al contenido que difunden sus usuarios, pues contraviene con la libertad de expresión.
En referencia a la detención de Durov y eventual liberación, Mastrini expone la dificultad de responsabilizar de posibles delitos al fundador de Telegram, cuando directamente él no los ha cometido.
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“Es un gran problema de libertad de expresión, porque aquí hay una cuestión, los delitos que se le imputan a esta persona no son los actos que cometió él directamente, sino los que habilitarían que otros cometan”.
“Lo que estoy tratando de plantear es que él no hizo nada, sino que lo que le están imputando es que su plataforma permite que otros hagan y ahí hay un tema desde la perspectiva de la libertad de expresión, es una de las cuestiones más difíciles de resolver”.
De ahí que esta disyuntiva derive en la dificultad de la regulación de este tipo de plataformas a nivel global, cuando a partir de ellas se cometen delitos.
En este sentido, recordó que la Ley de Servicios Digitales de Europa trató de garantizar ciertos derechos en materia de libertad de expresión, haciendo una diferencia entre las grandes plataformas que superan los 45 millones de usuarios mensuales y el resto de internet. Término al que Telegram se acogió, justificando que no cuenta con esa cantidad de usuarios “en Europa”.
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