En las rutas migratorias que pasan por la selva del Darién, Honduras, México y otros países, las mujeres migrantes son víctimas de agresiones sexuales.
Escucha la entrevista con María Laura Chacón, coordinadora médica adjunta de Médicos Sin Fronteras para México y Centroamérica.
IMER Noticias
En Centroamérica existe una inyección que le denominan coloquialmente “Anti México“. Es una forma de definir el método anticonceptivo que se aplican las mujeres migrantes porque saben que probablemente sufrirán una agresión sexual en su camino para llegar a Estados Unidos.
Respecto a la violencia que viven las mujeres al migrar, María Laura Chacón, coordinadora médica adjunta de Médicos Sin Fronteras (MSF) para México y Centroamérica, indicó para la Primera Emisión de IMER Noticias con Alberto Nájar, que lo más importante es hacer consciencia colectiva como población no migrante para visibilizar la situación.
Por ello, llamó a no normalizar la perspectiva de que las y los migrantes no tienen derecho a estar en algún lugar o a recibir un trato humano:
“Las personas deben tener acceso a las rutas seguras, al respeto, a la protección y a la dignidad. Y que se castigue a aquellos que cometan algún acto de abuso hacia ellos y ellas”.
¿Qué implica migrar siendo mujer?
Las mujeres inician su travesía desde la selva del Darién, donde la mayoría son víctimas de abusos. Después, al continuar, pueden sufrir un segundo abuso en países como México, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica.
Especificó que a finales del 2023, en México atendieron más de 40 casos de agresiones sexuales. El 80% son hacia mujeres, niñas y adolescentes por sistemas de extorsión, manipulación, secuestro y amenazas.
Asimismo, agregó que MSF procura dar tratamiento y atención médica en un plazo de 72 horas para prevenir enfermedades de transmisión sexual o embarazos no deseados. Aunado a esto, indicó que no descuidan el tema de la salud mental porque es un componente relevante que puede dejar una marca imborrable en las personas:
“En el primer punto de cruce, que es la Selva del Darién, es el lugar donde más hemos tenido casos identificados. En Honduras, por ejemplo, recibimos casos que ya sufrieron su abuso en el Darién y ahí es donde llevamos la atención. Hemos llegado a atender hasta más de 100 personas”.
Lamentó que es un problema que ha crecido exponencialmente, por lo que pidió reconocernos como personas iguales. Finalmente, concluyó que sólo por circunstancias complicadas, salieron de sus países para buscar mejores condiciones de vida:
“La sensibilidad que podamos tener como población ante ellos es de lo más importante que puede haber, y que vayamos a la acción para no dejar que estos hechos pasen y sean sólo numero sino que podamos visibilizarlo y actuar desde nuestras trincheras de la forma en que podamos”.
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