La medallista de bronce reconoce que en México existen jóvenes que practican la heterofilia, con los sueños y el talento para llegar a Juegos Olímpicos.
Alfonso López
La medallista de bronce en Tokio 2020, Aremi Fuentes, se asume ya como parte de la historia del olimpismo mexicano y sabe que su compromiso ha crecido y tiene la mira puesta en Paris 2024.
“Ya me cayó el veinte, sé que tengo una responsabilidad, un compromiso más grande en los próximos juegos olímpicos. Me siento muy orgullosa de ser una de las cuatro medallas olímpicas de levantamiento de pesas y espero que no sea la última. Hay muchos compañeros que vienen muy bien, hay muchos niños que pueden dar sorpresas en un futuro”.
Pide que en México su disciplina sea más observada y apoyada como sucede en otras partes de Latinoamérica.
“Sí me gustaría que hubiera más controles antidopaje porque este deporte está apunto de estar eliminado y me gustaría que todos los deportistas tomarán conciencia, que sepan que jugar limpio tiene su recompensa. Espero que sigan monitoreando a todos esos niños y jóvenes que también sueñan con una medalla olímpica”.
En el camino a Tokio, Aremi sufrió múltiples lesiones, como una doble distención de ligamentos, que por momentos le hicieron dudar de participar en los Juegos Olímpicos. Sin embargo, el factor mental, el convencimiento de su meta fue fundamental.
“Me puse ante todo al lado de mí psicólogo que me supo levantar de lo mal que estaba. Creo que todo deporte pasa por depresión en algún momento, el hecho de tener una lesión obviamente que te deprimes, te baja los ánimos”.
Está ansiosa por regresar a su casa en Tonalá, Chiapas, para disfrutar con su familia este logro, tener un descanso de recuperación física y después prepararse para las competencias al ciclo olímpico a Paris 2024.