Los cuerpos de agua en México (ríos, cuencas, lagos, lagunas, etc.) presentan degradación y superan los niveles de contaminación segura.
Escucha la columna de Raúl Benet, asesor ambiental de “Medio ambiente en Comunidad”
IMER Noticias
En conmemoración del Día Mundial de la Tierra, Raúl Benet, enfatizó en la importancia de los ríos y las cuencas hidrológicas que son primordiales para la población, gobiernos y economías del país. Sobre todo, en un contexto en el que los niveles de abasto de agua llegaron a mínimos históricos.
Como contexto actual, en el caso particular de México y Estados Unidos, comparten el rio Colorado y el río Bravo.
Hoy en día, EE. UU. se apropió del río Colorado, por lo que a México llega casi seco. Esto, dijo, no sólo por el cambio climático sino también por la presencia de valles agrícolas en Arizona que absorben mucha agua.
Ante las quejas de agricultores texanos por no tener suficiente agua del río, Benet señaló que es injusto porque ellos mismos explotaron el agua.
En cuanto al rio Bravo, el país vecino dice que necesitan agua para los agricultores, pero la realidad, sugirió el asesor, la necesitan para los miles de pozos de fracking o “fractura hidráulica”. Esta es una técnica de extracción de petróleo y gas natural de rocas que ocupa inmensas cantidades de agua.
Contaminación de ríos en México
Otra situación grave es que los ríos en México están muy contaminados, desde que escurre el agua hasta llegar al río. Así, el 70% de las cuencas y cuerpos de agua presentan signos graves de degradación ambiental.
Y, otro 80% superan los niveles de contaminación seguros para el uso y consumo humano:
“Todavía más preocupante es que el 80% de los cuerpos de agua como ríos, lagos, lagunas, esteros, todos los cuerpos superficiales de agua duce, muestran contaminantes que están por encima de los limites recomendables para el consumo, cocinar o tenerla en las casas”.
Por ello, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) está llevando a cabo la Estrategia Nacional para la Restauración de las Cuencas Prioritarias.
En ese sentido, Raúl Benet llamó a reflexionar sobre lo que estamos haciendo y cómo las estamos conservando, ya que, pese a los programas de restauración, la contaminación avanza más rápido.
No es por falta de interés político o carencia de capacidad técnica, sino porque son décadas de una degradación muy profunda que está establecida en todo el sistema:
“Viene de una expansión urbana descontrolada, las ciudades no tienen un correcto tratamiento de las aguas negras, pero ese no es ni siquiera el principal problema. También lo es la agricultura intensiva porque muchas regiones agrícolas del país como Sinaloa o Jalisco consumen altísimos volúmenes de pesticidas que dan a los cuerpos de agua”.
También mencionó la responsabilidad de toda la industria petroquímica —en Veracruz y Tabasco— así como de las refinerías que contaminan de petróleo los ríos.
Uno de los casos de contaminación irreversible es el que ocasionó la empresa minera Grupo México en el río Sonora tras la fuga de millones de litros de residuos tóxicos.
En suma, el rio Santiago en Nayarit es considerado el más contaminado del país. Pero no es el único, ya que, hasta la Organización de Naciones Unidas (ONU), recordó Benet, hizo recomendaciones por las graves consecuencias en la salud de la población cercana a los ríos:
- Atoyac.
- Tula.
- Grijalva.
- Usumacinta.
Estos ríos llegan a contener arsénico hasta 800 veces más de lo normal, y eso lo consume y usa la población, curtidurías de piel o empresas textiles.
¿Quiénes son responsables?
Aunque ya están en construcción plantas de tratamiento y políticas públicas para mejorar el uso y distribución del agua, Benet aclaró que se trata de un asunto sistémico.
Es decir, que la producción, consumo y disposición del agua es responsabilidad de los tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal), pero también de las empresas:
“Es un asunto que no se le puede atribuir a un gobierno en particular porque no es una cosa reciente, es una cosa que ha ido llegando. Y pasa lo mismo con la crisis de biodiversidad o cambio climático”.
Finalmente, concluyó que como ciudadanía debemos demandar a los gobiernos la restauración de las cuencas y defender los recursos hídricos que nos pertenecen.
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