La etapa de la vejez en mujeres representa un desafío, sobre todo, cuando no tienen seguridad económica ni oportunidades educativas o empleo.
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Hazel Zamora
Lilia, como muchas mujeres en México, enfrentan el desafío de mantener su seguridad económica a medida que avanzan en su ciclo de vida. La mayoría llegan a edades avanzadas sin pensión ni acceso a servicios de salud, ya que, no lograron ingresar al mercado laboral formal.
“Como mujer tuve que empezar a ser una persona emprendedora y a trabajar por mi propia cuenta y es como el día de hoy sigo adelante.
Me llamo Lilia. Yo me dedico a ser vendedora de productos de casa, por mi cuenta. Hago tejidos, hago cositas para cada temporada, ya sea de Navidad, para hacer los trajecitos de “los ternurines” -que ahora está muy de moda- y pues también vendo mis gelatinas”.
En 2022, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), señaló que las mujeres en edades avanzadas en situación de pobreza presentaron el mayor nivel de rezago, con un 79%. Además, entre 2016 y 2022, más de un tercio de las adultas en edades avanzadas en pobreza trabajó sin recibir retribución económica.
La feminización de la vejez
Este problema se agrava con la feminización de la vejez, un fenómeno causado por la mayor esperanza de vida de las mujeres, explicó Isalia Nava Bolaños, investigadora en economía y envejecimiento de la población en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En el país, las mujeres representan el 54% de la población de 65 años o más.
A partir de datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), Nava Bolaños señaló que sólo el 17% de las mujeres en estas edades recibe ingresos por una actividad económica, mientras que en los hombres la cifra asciende al 40%.
“Encontramos también desigualdades importantes. Mientras que los hombres en promedio tienen ingresos como de 9 mil pesos, en el caso de las mujeres son 4 mil, casi la mitad de lo que ellos están recibiendo”.
La doctora también indicó que apenas dos de cada 10 mujeres en edades avanzadas reciben una pensión contributiva. En cambio, en los hombres incrementa a cuatro de cada 10.
“Entre las mujeres que sí tienen un ingreso por pensión, la mayoría está recibiendo ingresos de pensiones por viudez, es decir, no es porque estén participando en el mercado laboral”.
La falta de oportunidades educativas fue uno de los principales obstáculos que impidió a estas mujeres ingresar al mercado laboral, explicó la especialista en gerontología y doctoranda en Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Yucatán, Denisse Díaz:
“Esto las catapulta en empleos informales o en empleos sí remunerados, pero que no les otorgan las condiciones óptimas para poder envejecer y vivir su vejez con dignidad”.
Otro factor es el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, históricamente asignado a las mujeres. Aunque es esencial para la sostenibilidad de la vida y la fuerza de trabajo, es invisibilizado en el sistema económico.
“No son solamente una precarización económica, sino una falta de valoración social, cultural e inclusive familiar de reconocimiento de que son ellas las que con su cuerpo, con sus emociones y sobre sus hombros se están sosteniendo dos o tres generaciones”.
Emprendedoras en edades avanzadas
Hace 20 años, Lilia comenzó su camino como emprendedora tras dejar su trabajo en servicios de limpieza en hoteles y tiendas departamentales, debido a problemas de asma y osteoporosis.
“Uno de mujer tiene que seguir por uno mismo porque la situación, los gastos, el estar en una ciudad que, aparentemente hay una ayuda del gobierno, pero aún así este no alcanza.
También tengo que estar comprando medicamentos, pues siempre voy a necesitar muchas cosas en mi uso personal y que tengo que estar siempre al tanto de mí”.
Lilia habita en la alcaldía Cuauhtémoc en la Ciudad de México y, en este tiempo, creó una red de compradores en su comunidad. Sus principales compradoras son vecinas que adquieren artículos para el hogar que vende a través de catálogo, tejidos a crochet y gelatinas.
Además, se adaptó al uso de las redes sociodigitales para difundir sus productos y coordinar sus ventas.
“Yo me dediqué por medio del WhatsApp, del TikTok, para promover mis bolsitas de tejido, mis manteles, algún vestidito, alguna bufanda.
Por medio de eso interactúo con las personas, con mis vecinos y ya me dicen: ‘pues sí, fíjate que me gustaría que me hicieras este, voy a tener un evento, un vestidito para mi niña’. Y pues es algo que me llena de mucha alegría porque veo mi trabajo”.
Cabe destacar que, según datos Coneval, el 68.4% de las mujeres de 65 años o más trabaja de manera independiente, nueve puntos porcentuales más que los hombres.
“Pensarnos en la vejez”
Lilia creció con el mandato de que las mujeres “deben quedarse en casa“, pero la violencia familiar y la necesidad de mantener a sus dos hijos la impulsaron a buscar su autonomía económica. Esto le permitió concretar proyectos personales.
“El día de hoy me permite hacer en libertad lo que me gusta, les comento, terminé mi secundaria y es algo que me dice una amiga: ‘Ay, pues eso que tiene, ya estamos viejas’. Pero para mí fue una gran satisfacción”.
La académica del Instituto de Investigaciones Económicas, Isalia Nava, mencionó que garantizar la seguridad económica a las mujeres en edades avanzadas mejora su calidad de vida y fortalece sus capacidades para afrontar los desafíos cotidianos.
“Varias investigaciones han mostrado que aumenta la autoestima, tienen mayor autonomía, tienen posibilidad de participar en la vida cotidiana como individuos con plenos derechos”.
Una de las soluciones que planteó el gobierno de Claudia Sheinbaum fue reducir la edad de acceso a la Pensión Bienestar a 60 años.
En 2022, 3 de cada 10 mujeres de 60 a 64 años vivían en pobreza, mientras que en municipios indígenas o afromexicanos la cifra aumentaba a 6 de cada 10.
La mandataria, desde su campaña presidencial, propuso apoyar a las mujeres de entre 60 y 64 años mediante un apoyo económico bimestral equivalente a la mitad del apoyo de las personas de 65 y más:
“Las mujeres de 60 a 64 años han dedicado su vida al cuidado de sus familias, es hora de retribuirlas para que puedan gozar de mayor autonomía”.
En este contexto, estas pensiones no contributivas son un aporte valioso, sobre todo, a las mujeres cuidadoras, así lo destacó la especialista en política de cuidado con perspectiva de género, Denisse Díaz.
“También sobre todo ese dinero que funciona y sirve para los artículos personales de la persona que tienen a su cuidado: la compra de pañales, la compra también de medicamentos especializados.
Estamos hablando que ellas no solamente cuidan a la persona mayor con alguna patología, como puede ser de diabetes e hipertensión, sino, cuidan a una persona con Párkinson, con Alzheimer, con algún proceso de cáncer”.
Estimaciones del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) indicaron que este programa podría beneficiar a 1.2 millones de mujeres en 2025 y a 3.3 millones de mujeres para el final del sexenio.
Urgente atender barreras
Ambas investigadoras coincidieron en que es necesario atender las barreras que limitan a las mujeres en su acceso a empleos formales y seguridad social.
La doctoranda en Ciencias Sociales, Denisse Díaz, concluyó que es esencial apoyar a las mujeres en la vejez, ya que, es la etapa más larga de la vida.
“Romper con esa idea de que la vejez es una etapa homogénea, la vejez es la etapa más larga del curso de vida, inicia a partir de los 60 y hoy por hoy podemos encontrar a personas centenarias. Tú dime qué etapa tiene más de 40 años”.
Por su parte, la investigadora en economía, Isalia Nava, reflexionó que no sólo son las complicaciones para acceder a un empleo formal, sino las condiciones en que lo hacen:
“¿Cuáles son las barreras? Primero, que no les permiten participar en el mercado laboral y después, cómo están participando, bajo qué condiciones.
Y pensamos hacer una serie de medidas encaminadas a apoyarlas para que cuenten con seguridad social y, cuando vengan a estas sedes avanzadas, puedan garantizar tener una pensión que sea suficiente”.
Estos pasos permitirán que las generaciones de mujeres actuales y futuras envejezcan con autonomía, estabilidad económica y derechos asegurados.
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