Las y los migrantes celebran la llegada del Año Nuevo recordando a sus seres queridos a través de la comida y la música.
Natalia Matamoros
A pesar de las difíciles circunstancias que enfrentan los miles de migrantes que viven en la Ciudad de México, muchos de ellos en campamentos improvisados, el espíritu de la temporada de fin de año está presente.
La ciudad, una de las principales puertas de entrada al norte del continente, acogió a quienes huyen de la violencia, pobreza y falta de oportunidades en sus países de origen.
Aunque la situación no es fácil, las tradiciones de la Navidad y el Año Nuevo no dejaron de celebrarse en estos lugares. Esto como una forma para mantener la esperanza y recordar sus raíces.
Apoyo entre paisanos
En las tiendas de campaña habilitadas detrás de la Iglesia “La Soledad”, Ismeri Hernández, junto a su familia, se levantó a las 7:00 am para preparar cerca de 70 hallacas. Vendió la comida este 31 de diciembre a 70 pesos mexicanos, junto con un bolillo y una ensalada, a quienes se encuentran lejos.
La idea es que este platillo no falte en la mesa de sus compañeros de recorrido.
Este es su primer año nuevo fuera de casa y, para apaciguar la nostalgia, preparó la tradicional multisápida mientras escuchó de fondo la gaita, género musical venezolano propio de estas fechas.
Su deseo para este 2025 es cruzar hacia Estados Unidos para trabajar, reunir dinero e invertir en Venezuela porque no concibe una vida fuera de su tierra.
“Lo importante es tener la tradición. Es algo que llevamos desde muy pequeños en la sangre, como se dice. Es mi primer año fuera de Venezuela porque yo nunca había salido de mi país, y no te digo que es fácil, es un poco fuerte. Amanecí hoy con ganas de llorar, escuché una gaita y se me aguaraban los ojos, como decimos nosotros.
No es fácil pero acá estamos, que sea la voluntad de Dios y que nos permita seguir adelante. Mi deseo es pasar a los Estados Unidos, trabajar fuerte, hacer una platica para hacer mi casa, un negocio en Venezuela y regresar a mi país porque de verdad me hace falta”.
Nostalgia por los que no están cerca
Unos metros a la derecha está la tienda de campaña de José Luis Villegas, quien lamentó no estar al lado de su madre en tan importante fecha. Conversó con ella a través de una videollamada durante la mañana. Y, lo único que pide para este año es reencontrarse con ella, “que estos abrazos virtuales sean tangibles”.
“Vamos a comer pan de jamón, una hallaca y pollito asado para comerlo como uno en Venezuela. No estamos en nuestro país pero vamos a tratar de hacer lo que pueda.
Cuando me acuerdo de mi mamá hasta me dan ganas de llorar, en la mañana estaba hablando con ella y las lágrimas se me salían. Tengo tres meses desde que no la veo y me dice que me porte bien, que mientras yo la tenga en mi corazón ella me tiene en el de ella pero fue decisión de uno venirse tan lejos”.
Casa Tochán
En los nueve albergues ubicados en la Ciudad de México el festejo de año nuevo no pasó desapercibido. También hay actividades. En Casa Tochan, un refugio que aglutina a 70 migrantes de nacionalidad colombiana, venezolana, hondureña, guatemalteca, china y brasileña. Desde el 30 de diciembre iniciaron los preparativos para recibir el 2025.
Esteban Gutiérrez contó a IMER Noticias que preparó el tradicional ajiaco colombiano que esta noche acompañará con sidra, arroz y ensalada.
“Estamos haciendo un ajiaco. Es el que se prepara con pollo, mazorca, papa, verduras con arroz blanco y un pedazo de aguacate”.
En este refugio cada uno tiene una tarea para que por la noche puedan despedir el año 2024 y recibir al nuevo en comunidad. Anthony Romero, nos cuenta:
“Todos tenemos una tarea. Yo me encargo del patio, a las matas les hecho agua y las limpio. También lavo la nevera y trato de pasarla lo mejor posible pero con ese sentimiento de extrañar a la familia”.
Los migrantes celebran en cada rincón de los campamentos y de los albergues el fin de un ciclo y el comienzo de uno nuevo con la esperanza puesta en un futuro mejor y en el reencuentro con los suyos.
Para ellas y ellos, la Navidad y el Año Nuevo no son sólo unas fechas puestas en el calendario, sino para recordar que, pese a los obstáculos, siempre habrá motivos para celebrar.
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