La activista Samara Martínez, quien padece padece lupus e insuficiencia renal, presentó en el Senado la Ley Trasciende.
Georgina Hernandez
Pacientes con enfermedades crónico-degenerativas hicieron un llamado al Congreso de la Unión para aprobar la Ley Trasciende, iniciativa que busca despenalizar la eutanasia en México y reconocer el derecho a morir con dignidad.
La propuesta fue presentada este martes en el Senado y este miércoles se hará lo propio en la Cámara de Diputados por la activista chihuahuense Samara Martínez, quien padece lupus e insuficiencia renal y ha convertido su experiencia personal en una causa legislativa.
Desde el Ángel de la Independencia, personas con enfermedades crónico-degenerativas y cuidadoras se reunieron para respaldar la iniciativa y subrayar que esta no pretende “promover la muerte”, sino garantizar que quienes viven con dolor extremo tengan la libertad de decidir sobre el final de su vida, con acompañamiento médico, ético y humano.
Entre ellas estuvo Fátima Ibarra, quien desde hace siete años padece fibromialgia y el pasado mes de marzo fue diagnosticada con invalidez permanente. Para ella, la Ley Trasciende representa una oportunidad para elegir cómo morir sin prolongar el sufrimiento propio y el de su familia.
“En muy poco tiempo, en tres meses yo ya tenía 10 diagnósticos y ya no podía moverme, ya no podía caminar, ya no controlo esfínteres, los temas cognitivos, me pierdo. Perdí mi trabajo, perdí la oportunidad, yo estaba pagando un departamento, me tuve que alejar de mi familia. El tema es sufres tú, sufre el cuidador primario. Pero también saca otro tipo de cosas, por ejemplo, cuando ya no eres funcional o cuando ya no eres proveedor, también se generan otros temas como violencia intrafamiliar”.
La Ley Trasciende propone reformar el artículo 166 de la Ley General de Salud, que actualmente considera la eutanasia y el suicidio asistido como “homicidio por piedad”.
De aprobarse, se crearía un marco legal que regule la eutanasia activa, con protocolos médicos, éticos y sanitarios controlados.
Entre los ejes centrales del proyecto está el reconocimiento del derecho a decidir sobre el final de la vida, de manera voluntaria, informada y libre de coacción.
Los procedimientos deberán ser solicitados por pacientes con enfermedades terminales o con sufrimiento irreversible, y validados por un equipo multidisciplinario integrado por médicos, psicólogos y
tanatólogos.
El Estado, además, estaría obligado a garantizar la disponibilidad de personal médico sin objeción de conciencia para evitar que las personas enfrenten barreras institucionales al ejercer este derecho.
La iniciativa también distingue la eutanasia de la figura de la “voluntad anticipada”, vigente en la legislación mexicana, ya que mientras esta última permite rechazar tratamientos que prolonguen artificialmente la vida, la Ley Trasciende abriría la posibilidad de una intervención médica activa, consentida y regulada, que ponga fin al sufrimiento de manera controlada.
En el acto realizado este martes sobre Paseo de la Reforma, Samara Martínez pidió a los legisladores dejar de “criminalizar la compasión” y sumarse a un debate que considere el dolor de las personas enfermas y de sus familias.
“Es tiempo de que en México dejemos de criminalizar tanto la compasión, cómo es posible que incluso en nuestro código penal esté tipificado como homicidio por piedad. Es decir, entonces no podemos ser piadosos ante los que sufren. Con esto yo no sólo quiero abrir el debate, sino invitarlos, creo que todos hemos conocido que se ha ido de este mundo con una enfermedad crónico-degenerativa, por una enfermedad terminal, sufriendo contra la lucha contra el cáncer, la insuficiencia renal, enfermedades autoinmunes y con esto sólo quiero invitarlos a que no sean ajenos ante el dolor de las personas que sufren y no sólo con las personas, sino también con los familiares, porque esa es la realidad, cuando una enfermedad llega a una vida, destruye muchas cosas, construye otras, pero si algo he aprendido es que la dignidad no se pierde en la enfermedad”.
De ser aprobada, la Ley Trasciende marcaría un cambio histórico en materia de salud y derechos humanos en México, al reconocer legalmente el derecho de las personas a decidir cómo y cuándo morir cuando la vida se vuelve insoportable.
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