Además de encargarse de la atención y traslado de otras personas que requieren todo tipo de cuidados, mujeres mayores de 60 años realizan labores de limpieza, alimentación e higiene.
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Guadalupe Franco
Rosa Hernández tiene 79 años, de los cuales los últimos cinco los ha dedicado al cuidado de su nieto, Matías.
Durante este tiempo también cuidó a su hermana de 73 años, Teodora, quien por 30 años vivió con Parkinson, una enfermedad que le impedía moverse y comunicarse.
“A las tres de la tarde les daba de comer, como ella no tenía dieta lo que uno comía ella podía comer, pero le daba en la boca porque ella ya no movía los brazos. Su agua, todo, se le daba en la boca. Ya en la tarde la pasaba a su cama y cambiaba pañales, le daba de cenar, la dejaba acostadita en su cama y me pasaba a retirar. Y así era diario”.
Para esa tarea, la señora Rosa se trasladaba día a día de Iztapalapa a Valle de Chalco, lo que le tomaba alrededor de dos horas.
La única recompensa económica que recibía por esta labor eran 700 pesos semanales que sus familiares le retribuían, pues para ella se trataba de una “obra de caridad”.
Sus casi ocho décadas de vida combinadas con las largas jornadas de labores de cuidado a las que aún se somete han deteriorado la salud de Rosa, lo que se ve reflejado en dolor en el pulmón derecho y en una pierna, que se lastimó un día que regresaba a su casa después de cuidar a su hermana.
Personas cuidadoras, sin redes de apoyo
Este tipo de historias ocurren cotidianamente en distintas partes de México, donde existe una marginación e invisibilidad sobre el agotamiento de las mujeres adultas mayores que se dedican a cuidar otras personas que requieren atención intensiva y permanente.
Maura Haro, madre de Daniel, un joven con discapacidad que le imposibilita el movimiento de todo su cuerpo, narró que debido a la condición de salud de su hijo, en los últimos 27 años no ha conocido otra forma de ser una madre, una cuidadora.
“Yo no tengo otra referencia, no tengo una referencia de haber tenido un bebé en condiciones normales y después la discapacidad adquirida. Para mi toda mi realidad como mamá ha sido cuidar de una persona con discapacidad, porque Daniel tiene una discapacidad que solamente le permite controlar sus ojos. Él necesita lo que llamamos cuidados intensos y extensos”.
Al igual que la señora Rosa, la salud de Maura se ha visto afectada por estas largas jornadas de trabajo sin remuneración y recientemente se sometió a una cirugía renal, derivado del estrés.
No obstante, la señora Maura señala que ha encontrado redes de apoyo y programas sociales, que les dan un soporte a sus actividades de cuidadora.
“Me estoy recuperando, durante tres meses no he trabajado, apenas en la siguiente semana voy a volver a trabajar de nuevo. En Zapopán, específicamente, se lanzó un programa piloto que se llama “Sistema Integral de Cuidados” en el que estamos participando muy activamente porque nos interesa que las mamás cuidadoras sean reconocidas, que cuando tengamos una emergencia médica, por ejemplo, el Estado nos pueda decir: ‘te proporciono una enfermera para que cuide a tu hijo, y te cuide a tí'”.
Sin embargo, no todas las entidades federativas otorgan apoyos a las redes de cuidados, en las cuales el Estado debería tener un papel protagónico para que los servicios, los programas de transferencias y la seguridad social cubrieran las necesidades de la población.
Tal es el caso de la coordinadora de la asociación civil “Familias y Retos Extraordinarios”, Milly Cruz y su esposo, quienes se turnan para cuidar a su nieto de siete años, que vive con epilepsia de difícil control.
Para Milly Cruz es necesario que exista no sólo apoyo gubernamental sino también una colaboración e inclusión de las familias en los cuidados de otras personas, pues la carga que tiene esta actividad para los adultos mayores impacta en su salud y muchas veces no cuentan con los recursos para acceder a tratamientos.
De acuerdo con el informe: “Sostener la vida: las redes de cuidados en México”, elaborado por la organización civil Oxfam México, el desgaste y la falta de apoyo estatal para quienes se dedican al cuidado de otra persona, equivale a 20 por ciento del Producto Interno Bruto nacional.
Esto, al señalar que del total de las horas de trabajo que se realizan en el país, sólo 6 por ciento se remunera, señaló Ana Heatly, investigadora y coordinadora de género y datos de la organización Oxfam México.
Urgen a crear un Sistema Nacional de Cuidados
Se estima que en México existen más de 17 millones de personas adultas mayores, lo que representa el 14 por ciento de la población total del país, y quienes en su mayoría son mujeres que dedican su tiempo al cuidado de nietos o familiares.
Tan sólo en Nuevo León, el 25 por ciento de los adultos mayores de 60 años realizan actividades de cuidado de otras personas, detalla Bárbara Diego, gerontóloga y fundadora de “Gericare” y “El Futuro del Cuidado”.
El cuidado puede llegar a vulnerar derechos de las personas adultas mayores, quienes viven en depresión, ansiedad y con problemas físicos y económicos, situación que se enmarca en aquellos que son obligados a cuidar nietos o de otras personas, alertó la experta.
En el imaginario social, se ha normalizado la idea de que las personas adultas mayores son cuidadoras. Además se han creado estereotipos alrededor de su imagen relacionándolos con la soledad, la enfermedad y la precariedad.
Es urgente cambiar esta visión y avanzar en el sentido de que el cuidado debe distribuirse entre la familia, comunidad, el Estado y la iniciativa privada.
Así lo afirmó Bárbara Diego, quien acusó que desde 2015, México no ha suscrito la Convención Interamericana para la Protección de Derechos de las Personas Mayores; mientras que la iniciativa del Sistema Nacional de Cuidados sigue sin consolidarse.
En 2020, la Cámara de Diputados aprobó una reforma constitucional para reconocer el derecho al cuidado, y la corresponsabilidad de los hombres, las familias, la comunidad, el mercado y el propio Estado.
Además, el Congreso debe expedir la ley general del Sistema Nacional de Cuidados, una iniciativa que se encuentra congelada en el Senado de la República.
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