La pandemia de Covid-19 ha provocado un aumento en llamadas de ayuda por depresión y ansiedad. Especialistas advirtieron que es necesario un aumento en la inversión para la salud mental de la población, y también un cambio de modelo.
Adriana Esthela Flores
<<Mi ansiedad está al tope, me torno muy irritable porque no duermo, lloro demasiado, me dan ataques de ansiedad muy severos al punto de que mi cabeza me duele mucho, me golpeo mi cabeza para que se me quite el dolor. He llegado a realizarme lesiones en mis brazos y realmente siento que ya no puedo con todo esto.>>
Ángela, estudiante
Ángela González es estudiante de Psicología y tiene diagnóstico de ansiedad y depresión desde principios de este 2020. El Covid-19 interrumpió no solo los planes sino también el tratamiento de esta joven. El coronavirus agravó todo lo que ella intentaba mantener como una rutina allá en su casa, en Yucatán, estado que ocupa el cuarto lugar en tasa de suicidios a nivel nacional.
<<Tenia problemas en la casa porque a mi papa lo despidieron, no me estaba yendo bien en la escuela, me la paso todo el día acostada, me duele el cuerpo, no duermo. En la desesperación por sentirme bien tome veinte pastillas y no se lo dije a nadie.>>
Ángela, estudiante
Testimonios similares al de Ángela son los que se han reportado en la plataforma “Mi salud también es mental ante el COVID-19”, en la que participan las facultades de Psicología y de Medicina de la UNAM en coordinación con la secretaría de Salud y otras instituciones.
De acuerdo con el reporte, desde el 23 de marzo se han recibido 42 mil 636 solicitudes de apoyo, de las que 11 mil 900 fueron reportes de violencia, 5 mil 696 de consumo de sustancias y más de 9 mil 700 de depresión y ansiedad generalizada.
Silvia Morales, coordinadora de Centros de Formación y Servicios Psicológicos de la Facultad de Psicología de la UNAM, explicó que la apuesta principal de la estrategia es atender las condiciones de salud mental en primer nivel para evitar que puedan agravarse.
<<Es natural este miedo, enojo, fácil reactividad emocional ante el evento pero si no aprendemos a enfrentar la situación de manera eficiente, eso puede llevarnos a un empeoramiento de condiciones de salud mental y necesitar tratamientos mas especializados, comentó.
El panorama se ha vuelto más complejo ante los 2 millones de desempleos registrados entre enero y marzo de 2020. Ante ello, la especialista enfatizó la necesidad de un cambio cultural que evite el aumento de casos de violencia doméstica. <<Hemos tenido casos muy particulares de personas que han sido despedidas injustificamente y están en muy alto riesgo de vulnerabilidad de padecer estrés y ansiedad.>>
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud Mental más reciente, un 18% de la población urbana entre los 16 y los 64 años sufre algún trastorno del estado de ánimo como ansiedad, depresión o fobia.
Frente a este panorama, el Covid-19 evidenció no solo la falta de atención a la salud mental en el país sino que también detonó una sobreexigencia productiva que no todas las personas pueden cumplir. Así lo consideró Ilse Gutiérrez, integrante de la organización Sin Colectivo: <<soy muy crítica de ese discurso porque todos estamos haciendo lo que podemos ante esta situación que no es para menos, es muy excepcionar y difícil de llevar. Entonces la sobreexigencia responde a un modelo de producción que hemos venido arrastrando desde hace años, es un síntoma del capitalismo.>
<<También podemos existir desde la tristeza, el dolor, la angustia,>> planteó Ilse Gutiérrez. Por ello, destacó que es necesario un cambio de modelo para evitar un colapso del sistema de atención en salud mental. <<Siento que va a haber un estallamiento institucional que ya esta, que ya existe(…) Entonces va a haber situaciones en las que ni siquiera estén concientes de que es un riesgo para su salud, en general no se reconocen, esto se va a pasar por alto y esto se va a ver en otras situaciones, como violencia de genero, alcoholismo…>>
Para Ángela, este cambio debe estar marcado por un concepto clave: empatía. <<Hay que ver que es lo que esta pasando y no deshumanizarnos, no alejarnos y ver que las personas están mal. Es mejor ahorita a que dejemos que pase y se vuelva peor. No porque tengas crisis de ansiedad significa que estás loco o estás loca, concluyó.
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