Manifestantes expresaron que la masacre de 1968 ocurrió por la represión de un Estado autoritario, tal como hoy lo hace Israel con Gaza.
Natalia Matamoros
“El 2 de octubre no se olvida“, así comenzó la tarde en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, donde decenas de organizaciones estudiantiles y sociales caminaron rumbo al Zócalo capitalino. Con pancartas y tambores, los manifestantes recordaron la masacre de 1968.
Pero no fue sólo memoria: también exigieron justicia por las desapariciones y por lo que está ocurriendo en Gaza.
En medio del mar de gente, destacaron decenas de personas ondeando banderas palestinas para apoyar a los seis mexicanos detenidos por el gobierno israelí y quienes viajaban en la Global Sumud Flotilla que llevaba ayuda humanitaria a Gaza.
Entre consignas y cantos, diversos contingentes partieron desde la estación del Metro Tlatelolco y de la plaza Las Tres Culturas. La marcha rindió homenaje a los caídos en la masacre del 68 y, a su vez, incorporó a su paso gritos de solidaridad con los detenidos en Gaza.
Exigieron su libertad y que sean repatriados de forma segura a territorio mexicano.
Mexicanos y mexicanas a favor de Gaza
Mientras ondeaba la bandera con los colores rojo, blanco, verde y negro, Christian Cebolledo alzó su voz en solidaridad con los mexicanos que formaban parte de la flotilla.
Además, denunció que su aprehensión es parte de las represalias que adoptó Israel para evitar que sigan llegando los alimentos al pueblo palestino, que sufre los estragos de la hambruna, desatada a raíz del genocidio.
“Es completamente condenable lo que sucedió el día de ayer, en la cual compañeros y compañeras solidarios con la causa palestina, entre los que se encuentran varios ciudadanos mexicanos, fueron detenidos vilmente por parte del gobierno sionista de Israel, para ponerlos como escarmiento para que otros pueblos del mundo decidamos agachar la voz y la mirada y permitir el genocidio que están cometiendo.
Y no lo vamos a permitir, debemos de sumarnos en todas las formas de solidaridad militantes posibles”.
Para Ariel Ávalos, las protestas estudiantiles que derivaron en una masacre en 1968 son similares a lo que actualmente ocurre en Palestina. Ambos pueblos emprendieron una lucha en contra de la represión. Por ello, él no olvida lo sucedido hace 57 años en Tlatelolco y tampoco es indiferente ante lo que ocurre en Gaza.
Él decidió salir a las calles porque estas causas se compaginan, así como para expresar la necesidad de que México adopte medidas contundentes contra Israel:
- Rompimiento de relaciones diplomáticas, comerciales, académicas y culturales.
- Exigencia del Gobierno de México para que los detenidos regresen en óptimas condiciones físicas y mentales.
Asimismo, abogó por la intervención de organismos internacionales para que ejerzan presión y permitan la entrada de alimentos y medicamentos para la población palestina:
“Las luchas están vinculadas en torno a qué denuncian. El 2 de octubre salimos a marchar por justicia contra el autoritarismo, la antidemocracia, por memoria y por justicia. En el caso de Palestina, es la lucha contra un pueblo autoritario, genocida y antidemocrático que quiere robarse el territorio del pueblo palestino.
Entonces, está totalmente vinculado y, aparte, estamos en medio del asedio a la tripulación de la Flotilla Sumud. Todavía hay una ocupación muy brutal en Palestina”.
El 68 y Gaza: capítulos de represión
Zoé González llevó una pancarta que decía: “No tengo armas más que las ideas”, en colores negro, verde, blanco y rojo. Ella hizo votos por un alto al fuego, el retorno de la paz en Palestina y por la reconstrucción de un nuevo Estado donde prevalezca la tranquilidad, el respeto a las ideas y a los derechos humanos.
“Ahorita todos estamos en la presencia de un genocidio y de la injusticia porque los niños y las mujeres no tienen la culpa. Se me hace muy triste el hecho de que todavía no hay mucha voz sobre esto y que muchos jóvenes todavía no están concientes de lo que está pasando. Entonces, debemos hacer conciencia de que esto no está bien”.
Lo ocurrido en 1968 y lo que hoy vive el pueblo palestino son capítulos distintos de una misma historia de represión, violencia estatal y resistencia popular.
Así, en las calles del centro de la Ciudad de México, la memoria de los caídos se enlazó con la exigencia de justicia global, recordando que la lucha contra la impunidad no conoce fronteras.
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