Emma, María, Lizbeth y Kelly son cuatro chicas que dejaron atrás el miedo para luchar por la despenalización del aborto, la defensa del territorio y contra la violencia de género.
Perla Miranda y Georgina Hernández
Desde hace cuatro años, las mujeres hicieron suyos los espacios públicos para denunciar la violencia estructural en su contra.
En las escuelas colocaron tendederos y exhibieron a sus agresores, mientras que en los Congresos agitaron los pañuelos verdes por sus derechos reproductivos.
En los tribunales exhibieron los nombres de aquellos que no han garantizado su derecho a la justicia.
De estas acciones, cuatro mujeres tomaron en sus manos las luchas de los movimientos feministas: Emma, María, Lizbeth y Kelly.
Ellas, al igual que miles de mujeres en el país, dejaron el miedo atrás para hacer realidad el derecho al aborto, la defensa de su territorio y la exigencia de justicia por la violencia feminicida.
Conocer y defender sus derechos: la lucha de Emma
Cuando Emma Obrador terminó la carrera de Derecho, su vida profesional la llevó a la Procuraduría Agraria del entonces Distrito Federal.
Ahí tuvo su primer acercamiento con grupos con derechos vulnerados como indígenas, campesinos y muchas mujeres.
Después, como encargada del área jurídica de una asociación de colonos en Atizapán, Estado de México, las denuncias que más recibió fueron de vecinas violentadas. Estas acciones la encaminaron a las marchas feministas.
El 24 de abril de 2017 fue clave para la creación de la Red de Abogadas Feministas de México.
Ese día, las colectivas feministas convocaron a diversas manifestaciones en todo el país en contra de la violencia hacia las mujeres.
Ella participó en la concentración de Ecatepec a Ciudad de México para exigir un alto a la violencia y apoyar en caso de que hubiera detenciones arbitrarias.
“Como abogada feminista fuimos formando la red hasta en 2019, la cuestión de la violencia contra las mujeres, que para nosotras ha venido incrementándose, porque se van haciendo los tendederos, porque se va haciendo la movilización y las mujeres van conociendo sus derechos”.
El grupo inició con 40 integrantes, pero actualmente suman 89. Entre los planes a corto plazo está incrementar este número porque no se dan abasto con la cantidad de casos.
En la Red de Abogadas Feministas de México la edad no es un filtro, de hecho este espacio está caracterizado por su diversidad generacional.
Sin embargo, sí es un requisito cumplir con los principios feministas que han establecido por consenso entre todas las abogadas.
“Tenemos principios feministas. Todas las que vienen a la red tienen que estar a favor del derecho a decidir de las mujeres, esos son requisitos, o sea que vamos a llevar casos de defensa de derechos de las mujeres que han decidido interrumpir su embarazo”.
A pesar de ser una red especializada, las integrantes de REDAFEM no han estado exentas de enfrentarse a dificultades, como ha sido el acoso recibido en redes por parte de hombres.
Aborto legal sin estigmas: la lucha de Maria y Lizbeth
“Sera ley, el aborto debe ser ley; va a ser ley”, dice María, médica cirujana y fundadora de Medicina por el Derecho a Elegir.
La colectiva acompaña a mujeres que desean interrumpir su embarazo de una forma segura y en su hogar.
El día que prescribió su primera receta médica comenzó su lucha porque el aborto sea un derecho y no un motivo de criminalización y estigma.
María acababa de graduarse cuando una amiga de Jalisco le contó que estaba embarazada y no podía viajar a la Ciudad de México para abortar.
Por ello, le recetó misoprostol y la asistió con apoyo del Manual de práctica clínica para un aborto seguro de la OMS.
En medio de esa experiencia, María recordó que en su formación nunca abordó el tema del aborto inducido. Así nació una red de acompañamiento.
“No sirve de nada que sea ilegal, no se reduce el número de abortos, no se reduce la mortalidad, solo se deja a las mujeres más vulnerables. Las luchas son largas, siempre han sido largas y en un mundo donde nos ha enseñado a odiarnos todo el tiempo”.
En México, solo seis estados han despenalizado el aborto hasta las 12 semanas de gestación: Ciudad de México, Oaxaca, Hidalgo, Veracruz, Baja California y Colima.
Sin embargo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación invalidó el cuarto artículo de la constitución de Sinaloa para despenalizar el aborto.
La lucha por la despenalización del aborto también llegó a la vida de Liz. En 2017, ella abortó en la Ciudad de México a escondidas.
Tuvo miedo de ir a prisión, pero fue ese temor lo que la impulsó a compartir su experiencia y a acompañar a otras.
“Para mí ser acompañante es el mayor acto de amor, de sororidad, porque vamos construyendo redes que nos hacen más fuertes para seguir exigiendo nuestros derechos”.
Entre agosto y diciembre de 2020, Liz realizó los primeros acompañamiento, pero un año después forjó lazos con mujeres de Chiapas, Puebla, Veracruz, Hidalgo, Morelos y Guadalajara.
Defender Yucatán de los megaproyectos: la lucha de Kelly
Después de casi 10 años como feminista, Kelly Ramírez Alpuche, originaria de Mérida, Yucatán, impulsó una colectiva articulada en defensa de los derechos de las mujeres y sus territorios.
La construcción de megaproyectos tienen un impacto ambiental y sobre los cuerpos de quienes habitan en los 106 municipios de Yucatán.
“Estamos muy cerca de Quintana Roo y todo lo que tiene que ver con la infraestructura y construcción de nuevos hoteles afecta directamente a las mujeres en la trata de personas”.
En 2020, a través de FRIDA, un fondo de jóvenes feministas, Kelly tomó un curso para aprender a organizarse políticamente desde una colectiva.
Además, inició una capacitación para realizar movilizaciones, la seguridad y en la comprensión del impacto que tienen los proyectos de infraestructura.
En el municipio de Valladolid ya formó una colectiva ecofeminista por la defensa biocultural del lugar y tiene el plan de formar otra en el municipio de Seyé.
Sin embargo, su gran objetivo es lograr el acceso a recursos de manera internacional para poder fondear a otras asociaciones feministas.
Emma, María, Liz y Kelly tomarán las calles otra vez, para exigir justicia y defender sus derechos, para gritar que solo ellas son dueñas de sus cuerpos y las decisiones que tomen sobre ellos.
Una vez más, reivindicarán la lucha en la defensa de sus territorios, para recordarle al mundo que nunca más guardarán silencio ante la injusticia.
Te recomendamos: