El megaproyecto de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador pretende detonar el desarrollo de la región sureste del país, con la instalación de diez Polos de Desarrollo para el Bienestar.
Perla Miranda
Plan Omega durante el gobierno de Miguel de la Madrid, Megaproyecto del Istmo, en el de Ernesto Zedillo; Plan Puebla-Panamá en el primer gobierno de alternancia encabezado por Vicente Fox y Plan Puerta de América con Enrique Peña Nieto. Así se le ha conocido a los proyectos gubernamentales que buscan enlazar los océanos Pacífico y Atlántico para facilitar el traslado de mercancías.
En la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador es el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), el megaproyecto que pretende detonar el desarrollo de la región sureste del país mediante la ampliación de los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos, la rehabilitación del ferrocarril del Istmo, la construcción de carreteras y tres aeropuertos, la instalación de diez parques industriales y de un gasoducto.
Con un avance de 80 por ciento en la rehabilitación del corredor ferroviario, el mandatario ha insistido en que esta obra no solo ofrece un entorno atractivo a la inversión con la instalación de diez Polos de Desarrollo para el Bienestar, que tendrán estímulos fiscales, sino que se traduce en bienestar para las comunidades de la región al ser generador de empleo.
Pero Mario Quintero, representante de la Asamblea de Pueblos Indígenas del Istmo en Defensa de la Tierra y del Territorio afirma que para las comunidades este proyecto equivale a ser desplazados, pone en riesgo su modo de vida y sirve al gobierno de Estados Unidos como un freno a la migración.
“Hemos resistido 132 años este proyecto, el problema que ahora quiere completarse como la nueva frontera sur en el país, de Estados Unidos, todos los flujos migratorios se están redireccionando a la región del Istmo de Tehuantepec y tienen que ver con la política migratoria en la que Obrador les ha dicho que va a haber permisos provisionales de empleo para las zonas industriales que se van a hacer y entonces Estados Unidos, como hemos visto, con su presencia muy marcada en la región anunció la inversión de capital estadounidense para parques eólicos en beneficio del corredor interoceánico, qué está pasando, el corredor interoceánico va a ser un muro sin tabiques en donde la migración se detenga a trabajar con trabajos esclavizados, tenemos mucho miedo al futuro que nos espera”.
En su último informe, la Auditoría Superior de la Federación reveló que el Corredor Interoceánico, el INPI y la secretaría de Gobernación realizaron cuatro procesos de consulta indígena de las que derivaron mil cinco peticiones de habitantes, pero solo se atendieron 175 y 125 se clasificaron como improcedentes, ante esto, el órgano fiscalizador recomendó reforzar los mecanismos de colaboración para evitar protestas sociales que limiten los trabajos de la infraestructura.
“Pero no hicieron caso”, reclamó Carlos Beas, integrante de la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo, quien afirmó que las consultas indígenas para aprobar la instalación de los Polos de Desarrollo para el Bienestar fueron simuladas lo que provocó enojo y desconfianza en los habitantes, además de que no han visto los beneficios en materia de salud y educación que les prometieron.
“Se había planteado por ejemplo en la zona de Matías Romero construir una universidad, no se construyó la universidad, pero sí se construyó un cuartelillo de la Guardia Nacional en tres días, todavía no se pone una sola piedra para la construcción del hospital que comprometió el presidente de la república en julio del año 2019. Además algo característico de este proyecto es la simulación, porque en toda la región se han hecho obras innecesarias a nuestro juicio, en Matías Romero se está remodelando un parque público, tiene como dos años la obra, pero la prioridad para Matías Romero es un hospital, es drenaje, es agua potable, es decir, en lugar de esas obras que son necesarias se está haciendo como una obra maquillaje que da una imagen de la ciudad, pero no el corazón de las necesidades de la población”.
El megaproyecto también ha causado expectativas en el sector empresarial, por supuesto que acortar distancias entre el Sur – Sureste y el Centro – Norte del país es el gran atractivo, pero también lo son los estímulos fiscales anunciados por el gobierno desde marzo de 2022, pero que a más de un año apenas está por emitir la convocatoria para licitar seis de los diez parques industriales.
José Abugaber, presidente nacional de la Confederación de Cámaras Industriales afirmó que la industria siempre ha confiado en el proyecto del istmo, pero es preciso que el gobierno garantice seguridad, energía e infraestructura para abrir paso a la inversión.
“Hay muchos inversionistas, sobre todo de la rama automotriz y también de los sectores tradicionales, los sectores tradicionales hablamos de la industria del vestido, la industria textil, la industria del calzado, que son altamente empleadores y que ubican perfectamente bien esa zona, entonces yo veo muchos años de inversión y veo prosperidad, aquí el tema es acelerarlo porque ya están viniendo las inversiones en nuestro país, sobretodo en el sur hay agua, exceso de gas y necesitamos mejorar la infraestructura que esa es parte del compromiso del gobierno y mano de obra, son los factores importantes que hay”.
Claudia Esteves, directora ejecutiva de la Asociación Mexicana de Parques Industriales enfatizó que para que un parque industrial prospere no basta con tener el terreno, sino que este debe contar con los servicios básicos de infraestructura, acceso al agua, a energía, gas natural, tener proveedores, mano de obra especializada y estar conectado con las principales carreteras y vías de comunicación.
Es ese el punto débil que Xavier Bellefont, director de la Cámara de Comercio e Industria de Francia en México ve en el sur del país, pues enfatizó que más allá de la seguridad, si un parque industrial no cuenta con la logística necesaria para operar al 100%, simplemente no va a prosperar.
“Una cosa que falta mucho en el sur son las plataformas de logística, dentro de todo el corredor se van a construir, entonces la logística es lo que permite ir rápido de un punto a otro, porque en Puebla podemos fabricar coches que van a Estados Unidos muy rápidamente, porque hay logística muy buena entre Puebla y Estados Unidos, está lejos, pero está muy rápido, por qué el bajío es tan importante, por la logística, porque el sur no, porque era complicado, es complicado ir a Oaxaca, es complicado ir a muchos lugares, yo lo que espero es que además del tren, estos hub de logística vayan a detonar la posibilidad de invertir más en la zona sur”.
Con el anuncio de las licitaciones de seis polos de desarrollo en el istmo, que contarán con incentivos fiscales durante los primeros años como la exención al 100% del ISR, las cámaras empresariales reiteraron su respaldo al corredor interoceánico, pero a los ojos de diversas comunidades, no deja de ser una imposición que precarizará la vida y acabará con recursos naturales.
“Es un corredor industrial, energético, mercantil a nombre y en favor del gobierno de Estados Unidos, no es un proyecto del país, no es un proyecto del pueblo y no estamos en contra de un bien común y de un desarrollo colectivo, estamos en contra de la imposición continua de este tipo de obras y proyectos y de leyes sin el consenso absoluto de las poblaciones, porque no es un proyecto que va a ser nada más un tren o nada más es hacer las vías, es explotar los cerros para la grava, la arena, el talar árboles que para los pueblos qué representa, si deforestas hay menos agua y se erosiona la tierra, sumado a eso están los impactos sociales porque las poblaciones pasan de ser campesinas, agrícolas, comerciantes a ser poblaciones proletarizadas y entonces si no hay trabajo no hay empleo y si no hay empleo no hay ingresos y si no hay ingresos, la economía no se mueve”.
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