Refugiado en Noruega desde 2008, el artista sudanés Ahmed Umar transforma su historia en arte para desafiar la intolerancia. Tres de sus obras más emblemáticas llegan a México, exhibidas en el Museo Universitario del Chopo hasta el 18 de mayo, donde también ofrecerá una performance en vivo.
Julián Vásquez
Imagina vivir en un país en donde ser “tú” se castigue con prisión, golpizas e incluso la muerte. Esta es la realidad que vivió el artista sudanés Ahmed Umar hasta 2008, cuando llegó a Noruega como refugiado político debido a su preferencia sexual. Desde entonces ha hecho del arte su principal carta frente a la violencia.
En un país que sigue castigando la diversidad, hasta el 18 de mayo, tres de sus obras más importantes estarán de visita en México en busca de que su mensaje de libertad sea escuchado.
Ahora todo el país (Sudán) está en guerra. La situación es realmente mala. Más de 14 millones de personas han sido desplazadas. Decenas de miles han sido asesinados. Hasta el año 2000 y 2020 teníamos la muerte como castigo por la homosexualidad. Está en la ley, pero nunca se ha practicado. Pero el abuso que se deriva de la existencia de esta ley viene perjudicando a la comunidad desde hace mucho tiempo.
Historias cotidianas, contextos complicados
La música, tradiciones y religión sudanesa son puntos importantes en su obra. Estos temas conversan con el miedo histórico y coraje de las personas LGBT por ser elles mismes, como en Llevando la cara de la fealdad (2018), una serie de ocho fotografías en donde aparece en primer plano y detrás, escondidas, personas que han contado sus historias.
Estoy harto de ser víctima, especialmente porque vivo en Europa, la situación siempre es como la de las víctimas. Nos presentamos como víctimas, pero estamos lejos de serlo, somos sobrevivientes, somos luchadores y las personas con las que me entrevisté eran parte importante de sus comunidades.
Hay profesores, hay ingenieros, uno de los sujetos realmente había sufrido mucho por su apariencia. Dijo: “Puedo pasar hambre por comida, pero no quiero pasar hambre por mí mismo”.
Mensajes ocultos
Producida para la Bienal de Toronto, La verdad no es un escándalo (2024), es una videoinstalación donde Umar interpreta canciones de amor sudanesas con un trasfondo encubierto: debido a la criminalización de la homosexualidad, sus autores disfrazaron su historia.
Ahmed cuenta que la investigación fue de manera oral, llegando a encontrarse con una de las autoras de manera casi accidental.
En los comentarios, la gente decía: “No, no es él, no es él”. Pero entonces alguien dijo que lo escribió mi tía sobre su mejor novia en aquellos días. En las canciones, uso el estilo de canto y las referencias visuales de los cantantes que cantaron estas canciones durante o desde el momento en que diseñaron esta.
Talitin. El tercero (2023-2024), presenta un video de Umar bailando con ropas inspiradas en una danza nupcial sudanesa.
Así que la tradición ha sido empujada a la clandestinidad, pero muchas mujeres aún la mantienen viva. Mi historia, mi historia personal es que me encanta, me encanta bailar en general. Me encanta mover mi cuerpo y creo que si tuviera la oportunidad, habría seguido esto más. Quería ser bailarina, pero crecí en una comunidad muy conservadora en La Meca donde la música estaba prohibida.
Si estás cerca del Valle de México, Ahmed Umar, hará una performance en vivo sobre Talitin. El tercero, este sábado 1 de febrero a las 14:00 horas en el Museo Universitario del Chopo con una entrada gratuita.
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