El uso de este herbicida químico empieza a prohibirse por decreto en el país, aunque se han interpuesto amparos para mantener su uso.
Elsy Cerero
Una ola de 26 amparos, principalmente promovidos por la agroindustria, se han interpuesto en el país, a nueve meses de que el gobierno mexicano publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto que marca la prohibición progresiva del glifosato y la prohibición del maíz transgénico hacia 2024.
Además se ha enfrentado la existencia de acuerdos comerciales internacionales como el Tratado México, Estados Unidos, Canadá (T-MEC) y la supuesta violación a sus lineamientos, como parte de los argumentos usados por quienes buscan anularlo.
En el marco del Día Nacional del Maíz, que se conmemora el 29 de septiembre, la organización ambientalista Greenpeace, junto con agricultores y especialistas en el ámbito legal y técnico presentaron el estudio “Agricultura sin glisofato. Alternativas para una transición agroecológica”.
El investigador nacional emérito del Sistema Nacional de Investigadores, Manuel Becerra, aseguró que el decreto presidencial es totalmente constitucional y armónico con el derecho internacional, tanto de los derechos humanos como de los contraídos por los tratados de libre comercio, ya que en los últimos años han adquirido una vocación en materia de conservación del medio ambiente, por lo que la relación entre comercio internacional y medio ambiente es innegable.
Agregó que las normas del medio ambiente son una especie de contrapeso a las acciones comerciales que suelen ser depredadoras del entorno natural.
Alternativas agroecológicas
El académico de la Universidad Veracruzana, Miguel Ángel Escalona Aguilar, señaló que desde la perspectiva técnica y con base en las alternativas agroecológicas para la sustitución del glifosato, se abordan las prácticas que pueden funcionar en diferentes escalas, dependiendo del agroecosistema.
“Lejos de dañar los ecosistemas y la biodiversidad, buscan el control de plantas que compiten con los cultivos principales, pero en equilibrio ambiental, no erradicando las llamadas malezas, sino minimizando su impacto a través del entendimiento de las condiciones que las hacen prosperar y la combinación de prácticas físicas, mecánicas, químicas, biológicas y culturales para mantenerlas en niveles aceptables, lo que se propone llamar Manejo Integrado de Arvenses”.
Gisela Illescas Palma, productora de café, integrante de Vida A.C., mencionó que desde la experiencia de trabajo en comunidades campesinas cafetaleras han podido transitar desde hace más de 15 años en la producción de café agroecológico sin el uso del glifosato.
Dijo que esto ha sido gracias a una visión integral del sistema cafetalero, mirarlo como un agroecosistema donde el café forma parte de una lista de más de 100 productos que se obtienen como frutas, flores, hongos, plantas medicinales, abejas nativas, insectos y leña que las familias pueden aprovechar para alimentarse, para usar como plantas medicinales e incluso para el disfrute como las orquídeas silvestres.
Cambiar la visión de monocultivo a una visión agroecológica también les ha permitido que las mujeres hagan un manejo de su territorio y puedan tomar decisiones sobre la importancia de mantener la cobertura del suelo, porque saben que tener un suelo vivo genera alimentos saludables y sanos y se comparten las prácticas agroecológicas con las juventudes como el uso de bioles, las compostas, las cenizas, las curvas a nivel y el manejo de la sombra diversificada entre otras.
Informe dirigido al gobierno federal
Viridiana Lázaro, especialista en agricultura y cambio climático de Greenpeace México, resaltó que este informe va dirigido a las dependencias y entidades que integran la Administración Pública Federal, quienes se han comprometido a dar cabal cumplimiento al decreto presidencial, para sustituir gradualmente el uso, adquisición, distribución, promoción e importación de la sustancia química denominada glifosato y de los agroquímicos utilizados en nuestro país que lo contienen como ingrediente activo, por alternativas sostenibles y culturalmente adecuadas.
Los especialistas manifestaron que entregaron este reporte a cada una de las dependencias tales como la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), Secretaría de Economía (SE), Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y la Secretaría de Salud (SSA), con el involucramiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) como una herramienta para fortalecer su defensa y confiaron en que no sucumbirán ante las presiones de un sector como el de la agroindustria.
Finalmente, hicieron un llamado a las autoridades para que a través de la cooperación intersecretarial se trabaje en la transición agroecológica hacia la soberanía alimentaria, pues es necesario un cambio de raíz basado en procesos agroecológicos y en conjunto con los saberes campesinos, que abordan los impactos del cambio climático que ya están experimentando los y las agricultoras y las personas de todo el mundo.
¿Qué es el glifosato y por qué es rechazado?
El glifosato es un herbicida utilizado en la eliminación de hierbas y de arbustos, en especial los perennes. Es absorbido por las hojas y no por las raíces. Se puede aplicar a las hojas, inyectarse a troncos y tallos, o pulverizarse a tocones como herbicida forestal.
Este invento químico lo comercializó por primera vez en la década de 1970 la compañía Monsanto, con el nombre de Round’Up.
La Secretaría del Medio Ambiente explicó que este herbicida penetra en el suelo, se filtra en el agua y sus residuos permanecen en los cultivos.
“Así hemos comido y bebido el glifosato, de manera que llegó al organismo humano y ha causado cáncer, dolor y muerte”, señaló en su blog oficial.