En los municipios con mayor presencia de padecimientos crónicos predominan micronegocios que son fuentes de distribución de productos con altos contenidos de azúcares y sodio que afectan a la población.
La obesidad, hipertensión y diabetes, se encuentra en la lista de factores de riesgo que agravan los síntomas de la COVID-19. Estos padecimientos tienen una alta incidencia en México debido, sobre todo, a los hábitos alimenticios de la población y la comida a la que más fácil acceso tienen.
Una reciente base de datos permitió identificar los municipios que encabezan estas condiciones y establecer patrones. Se trata de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), elaborada por el Inegi, que da porcentajes de la población con obesidad, hipertensión y diabetes a nivel estatal y municipal. El geógrafo de la UNAM Baruch Sangines desmenuzó la información en entrevista para la Tercera Emisión de IMER Noticias.
La información de la encuesta podrá ser utilizada por nutriólogos, médicos y geográfos para analizar qué tanto se relaciona el patrón geográfico de las enfermedades con los porcentajes de población afectada por la COVID-19. Esto ayudaría a saber cuánto influye el factor salud y si es una de las razones por las que el país tiene un alto índice de mortalidad del nuevo coronavirus.
Los datos señalaron un patrón de obesidad en los estados del norte y con menor proporción hacia los municipios del sur y centro.
Los municipios con mayor población hipertensa nuevamente se ubicaron en el norte, sobre todo en Chihuahua, Nuevo León y Sonora, aunque hubo más presencia de localidades del sur, como en Chiapas y Veracruz. Mientras que los municipios con más población diabética se ubican en Sonora, Oaxaca y Puebla.
Los resultados de Sonora alarmaron por sus altos índices en los tres padecimientos. Asimismo, llamó la atención que la población con obesidad se concentró en la franja norte, pero las enfermedades derivadas se ubicaron hacia el centro-sur del país.
Se trata de localidades cuyo porcentaje de urbanización es menor y sus actividades económicas tienden a lo rural, lugares donde además predominan micronegocios que son fuentes de distribución de productos con altos contenidos de azúcares y de sodio que afectan a la población, explicó Sangines.
Para el geógrafo, la información de la encuesta también señaló el problema los hábitos alimenticios de la población, que “está relacionado, sobre todo, con el acceso de los alimentos”.
Ese problema se debe a los desiertos de comida saludable que hay en el país, es decir, es más fácil que una persona encuentra es una tienda donde vendan productos procesados que frutas o verduras para comer en el momento.
Finalmente, dijo que para combatir los desiertos de comida saludable se requiere trabajar a nivel individual -alimentarnos bien, hacer ejercicio en la medida de lo posible-, gubernamental -legislar a favor de políticas públicas que metan impuestos a las bebidas azucaradas, y que la industria alimentaria acate las recomendaciones de la OMS sobre la distribución de productos ultra azucarados.