Los evasores de impuestos, los bancos y los paraísos fiscales, le están quitando a los países pobres cerca de $170 mil millones de dólares en impuestos cada año. Ese dinero podría financiar los servicios de salud, y salvar la vida de casi 150 millones de niños.
Desde que inicio la globalización en los años 80 no ha habido una regulación fiscal. No hay coordinación entre los países para crear crear un sistema de regulación fiscal. Están teniendo una implicación directa en la gente pobre.