Netflix, el servicio que inició como alquiler de DVD, hoy se posiciona a lado de los grandes estudios hollywoodenses, lo que se refleja también en los premios Oscar. Este año suma 27 nominaciones.
Por Amelia Rojas / Bianca Carreto
“Mudbound: el color de la guerra” obtuvo seis nominaciones al Oscar en 2018; la película mexicana “Roma”, 10, en 2019. Un año después “The Irishman” tuvo 10 nominaciones. El mismo número obtuvo la película “Mank” en 2021. Este año, “El Poder del Perro” competirá por 12 estatuillas en la 94 edición del Oscar.
Esas cinco películas tienen algo en común: todas son producciones de Netflix, una plataforma que nació en 1990 como un servicio de alquiler de DVDs y que desde 2013 ha logrado posicionarse como una de las grandes productoras de contenido original a nivel mundial. Reflejo que vemos en los premios otorgados a la industria.
En 2016, la plataforma logró su primera estatuilla del Oscar con Cascos Blancos, un corto documental sobre el conflicto armado en Siria. Este año, 10 de sus producciones suman 27 nominaciones, entre ellas están “El Poder del Perro” y “No Mires Arriba”. Ambas compiten por Mejor Película.
La presencia de Netflix en los premios de la Academia es cada vez más notoria y muestra la evolución de la industria. Así lo explica Arturo Aguilar, autor del libro “La industria de cine en México tras la pandemia: entre el terror y el suspenso”.
“Se hallaban dos tres años en los que en Netflix cuando la ve solo como productora ya tiene más nominaciones que cualquier otro estudio tradicional, Que lo son Sony, los Paramount, los Warner, los de Universal y les super importa a la Academia y le súper importa a los actores trabajar con ellos. Además para bien o para mal, precisamente Netflix en particular se ha servido aprovechar de esa coyuntura porque cosas como Roma o The Irishman, que fueron como sus caballitos de batalla de los años anteriores, que les dieron premios. son las películas que precisamente los estudios rechazaron cuando los directores se lo propusieron”.
Los grandes estudios cinematográficos, también conocidos como majors, no quieren quedarse fuera de esos cambios y han apostado también al streaming como una vía para diversificar su oferta.
Es un proceso que se aceleró con la pandemia, dice Fernanda del Río, investigadora sobre formación de públicos, distribución, plataformas digitales y cine mexicano.
“Ya sabíamos que iban a suceder y que estábamos esperando en realidad esa cosa que los acelerara o que los hiciera ya permanentes, porque en realidad, no hay nada que pueda detener la digitalización de nuestras vidas. Ya vivimos a través de apps, de plataformas, hacemos todo a través de la virtualidad, obviamente esto no se refiere a todos los públicos, pero por lo menos a un gran porcentaje de las personas que tienen acceso a Internet y a dispositivos electrónicos. Ya hay más celulares que personas en el mundo, entonces digamos que era inevitable esta conversión digital que estamos viviendo”.
Disney, HBO y Paramount son un reflejo de esa conversión. Las productoras decidieron retirar sus contenidos de Netflix para ofrecerlos en sus propias plataformas, a través de una suscripción de paga.
Adiós a las ‘premieres’
Ofrecer contenidos exclusivos no basta para competir. Las majors tuvieron que dejar atrás el glamour de los estrenos en las salas de cine, para hacer lanzamientos simultáneos de sus nuevas producciones a través de plataformas.
El hito lo marcó Roma. La cinta que dirigió Alfonso Cuarón fue adquirida por Netflix para su exhibición en la plataforma. Sin embargo, para ser considerada como candidata de México al Premio Oscar debía cumplir con algunas exhibiciones en salas.
El interés por verla en pantalla grande se hizo evidente, pero las grandes cadenas en México no accedieron por el esquema de “ventana de ganancia” que obligaba a Netflix a retrasar su estreno por varios meses. Como esto no sucedió, la película terminó distribuyendose en cines independientes.
Para las productoras, sin importar de cual se trate, la decisión de llevar un estreno a las salas de cine en la actualidad tiene que ver con los beneficios económicos que obtendrá, dice del Río.
“Bueno, lo que yo creo que es el presente un poco y el futuro, es que los cines se van a volver un artículo de lujo, por decirlo así. De por sí son costosos, pero no, porque vayan a costar más, sino porque ahora estamos aceptando otro tipo de convención. Que es que todas las películas van a terminar o estrenar en una plataforma digital y su estreno en cines será seleccionado. Ya no todas las películas irán al cine, porque ir al cine es mucho más costoso que ir al mundo virtual. Entonces ahora el cine se convierte en esta experiencia en la que los distribuidores, tienen que sopesar si el costo beneficio de ese estreno, les conviene a ellos”
Películas de Disney como “Viuda Negra”, “Raya y el Último Dragón” o “Cruella” también optaron por el streaming para su estreno, lo que dejó atrás la necesidad de esperar hasta cuatro meses para verla en la plataforma.
Lo mismo sucedió con Warner que estrenó todas sus producciones del 2021 de forma híbrida, en la plataforma HBO Max, entre ellas está “Dune”, nominada al Oscar a Mejor Película. El éxito de una película ya no lo determinan las ventas en taquilla, sino el número de suscripciones.
La posibilidad de formar parte de una conversación en torno a la última película o serie ha despertado un mayor interés de las audiencias en los contenidos de las plataformas, en un debate que deja de lado la calidad de las producciones, comenta Aguilar.
“Pero el juego ahorita no es sobre la calidad, es sobre la popularidad. Cuánto puedes estar diciéndole a la gente semana tras semana o cada vez al mes, que cada vez que te asomaste a Facebook o Instagram o whatsapp o Twitter había una conversación general sobre una serie de Netflix y no sentirte parte de esa conversación ahorita. Es demasiado importante para la gente. no le importa la calidad, le importa perderse eso”
Y eso es como una de las razones, uno de los incentivos en la mente del consumidor, porque al final esto lo tenemos que ver desde esta perspectiva de porqué decidimos esto. Como consumidor es la razón que tiene la gente para contratar, unas cosas u otras”.
¿Quién tiene el control?
El cambio en los hábitos de consumo de las audiencias es una realidad. De acuerdo con una encuesta de la UNAM, 8 de cada 10 personas optó por el contenido en streaming durante la pandemia. Es un cambio sin retorno, dice Del Río.
Los catálogos cada día son más vastos: a las series y películas se suman relanzamientos de producciones consideradas como clásicos. En los momentos previos al Oscar, las plataformas se reconfiguran para recuperar las películas que han sido ganadoras, otras como Amazon Prime abren espacio a los festivales internacionales de cine y a las producciones independientes.
Y aunque por momentos parece que las y los consumidores parecen tener el control de lo que ven, para Arturo Aguilar hace falta que asuman un papel mucho más crítico sobre la oferta que les dan las plataformas.
“El público necesita ser un poco más responsable y proactivo en lo que buscamos y de repente creo que sí, en una tendencia general, de nuevo haciendo como la lupa, super amplia, del fenómeno. Nos hemos vuelto muy flojos, porque todo ha llegado hasta nuestros dedos, o sea, todo está a un click de distancia y ya no queremos buscar más.”
Es tiempo, dice Aguilar, de quitarle el control al algoritno.