Cientos de familias hispanas huyen de los devastadores incendios al norte de California. Pese a que los trabajadores migrantes representan el 33 por ciento de la fuerza laboral del estado, forman parte de un sector vulnerable
J. Andrés Velázquez
Los incendios de California y Oregon han consumido más de 100 mil hectáreas desde su inicio, de acuerdo con autoridades locales. Alrededor de 40 mil personas han sido evacuadas y más de medio millón han sido notificadas de que deben prepararse para abandonar sus hogares, de acuerdo con la gobernadora de Oregon, Kate Brown.
Sin embargo, poco se habla de la vulnerabilidad de la población inmigrante ante esta situación. Con casi 11 millones de inmigrantes, California es la región de Estados Unidos con más población nacida en el extranjero, de acuerdo con datos del Instituto de Políticas Públicas de California. Hasta 2018 representaban el 27 por ciento de la población. Por su parte, hasta ese mismo año, la población inmigrante en Oregon representó el 10 por ciento con más de 432 mil inmigrantes, según el Consulado Americano de Inmigración.
Cientos de familias hispanas huyen de los devastadores incendios que arrasan con los viñedos de California. Siguiendo los datos del Consulado Americano de Imnigración, pese a que los trabajadores migrantes constituyen el 33 por ciento de la fuerza laboral del estado, forman parte de un sector vulnerable.
Abel Domínguez, miembro de Conexión Migrante, comenta que el principal problema que enfrentan los migrantes, en su mayoría trabajadores del campo indocumentados, es el limitado acceso a servicios de salud.
“Está muy limitada la atención médica que pueden recibir, se tienen que limitar muchas veces a las clínicas comunitarias, que solo dan tratamientos muy básicos”
Agregó que en situaciones como estos incendios, los estados cuentan con fondos de emergencia a los que los indocumentados no pueden acceder fácilmente, pero sí a través de sus familiares…
“Se dan estímulos económicos, se condonan ciertos impuestos […] aunque los indocumentados no pueden acceder a la mayoría de estos beneficios por su estatus, pueden acceder a ellos a través de sus hijos o familiares”
Sin embargo, uno de los principales obstáculos es informar a los migrantes sobre sus derechos, porque debido a su situación legal en el país sienten que carecen de ellos.
“Como muchos de ellos son indocumentados, piensan que no tienen derechos. Sí tienen derechos, los derechos laborales aplican a todos sin importar el estatus migratorio, pero los migrantes, por su situación, lo desconocen y no se atreven a preguntar o a exigirlos”
Finalmente, ante la situación de vulnerabilidad en la que viven los inmigrantes de forma cotidiana, acentuada ante siniestros y la propia crisis sanitaria por la pandemia, Abel Domínguez recordó que migrar no es un delito…
“La mayoría de los derechos van más allá de cómo ingresaron a un país. Migrar es un derecho humano, es parte de la naturaleza del hombre. Cruzar la frontera sin autorización es una falta administrativa, no es un delito, entonces ningún ser humano es ilegal”
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