Desde la ausencia de producciones mexicanas subtituladas al español hasta personajes que victimizan y reducen a las personas con discapacidad auditiva, la sordera y el lenguaje de señas aún no alcanza una visibilización representativa para la población de no oyentes que tiene el país.
Producción Adria Aceves
Amelia Rojas
Cuando Ruben, el personaje principal de la película El Sonido del Metal pierde la capacidad para escuchar entra en crisis y desesperación. Al ser músico, su instrumento natural es el oído, y ahora no sabe qué hacer para recuperarlo y sobre todo para escuchar y comunicarse con su entorno.
Al igual que esta cinta, producciones como Te amaré en silencio, La Familia Belier, La forma del agua o recientemente CODA son ejemplo de películas en las que la sordera ha sido representada de diversas formas.
En ellas se muestran a personajes admirables: historias de superación, en las que el amor rompe las barreras o bien en que tienen que aceptar y convivir con una discapacidad que no esperaban en su vida.
Sin embargo son pocas las historias y personajes que resultan atractivos para la comunidad de sordos, porque sólo algunas reproducen situaciones reales o bien porque los personajes son interpretados por verdaderas personas no oyentes.
Se conectan a través de los gestos
En la cinta Babel, el personaje de la joven Chieko es sorda y se aventura a vivir nuevas experiencias para conocer otras posibilidades más allá de su entorno sobreprotegido. Este personaje le valió un premio Oscar a la actriz japonesa Rinko Kikuchi, pero las personas sordas no se sintieron representadas porque identifican perfectamente cuando un actor es oyente y solo aprendió a hablar con las manos.
Valeria Contreras da clases a niños con discapacidad auditiva. A través de una traductora comentó que al igual que los oyentes nos conectamos con las emociones en una película, las personas sordas lo hacen a través de los gestos que realiza el actor.
“Los actores sordos están haciendo señas y los ves ahí en el escenario y los ves muy bien y te atrapan. Les entiendes, te interesa, pero cuando la representación no es real, baja el interés, porque ya no ves los gestos, las emociones como las puede transmitir un sordo.
Es como ustedes los oyentes: escuchan ruidos, lágrimas, llantos, tristeza, eso los puede atraer y los conmueve y los conecta. Entonces eso genera mucha claridad en el mensaje y se entiende, se genera la comunicación”. Valeria Contreras
Se identifican con situaciones cotidianas extraídas de la realidad
En La Familia Bélier, comedia francesa estrenada en el 2014, Paula es una niña oyente en una familia de sordos. Ella se encarga de traducir todo a sus padres y hermanos a veces en situaciones incómodas, como acudir al médico.
Y es que para las personas no oyentes, la comunicación se dificulta cuando no se les entiende lo que dicen con las manos y por eso, cuando ven representadas esas situaciones en una película, encuentran el punto de identificación, así lo comentó a través de una traductora, Hilda Sánchez, profesora de niños con discapacidad auditiva.
“Pues sí, a veces ves historias muy padres, otras donde hay actores, otras donde sí hay sordos de verdad, otras donde ponen falsos sordos. Las que me gustan son cuando son reales. Hay algunas donde ves peleas y lágrimas, donde ves a los sordos que están en el hospital. Vi una donde pasaba eso y dije – oh! eso sí me pasó a mí-.
Porque es muy difícil cuando estás sorda en un hospital y no te atienden, no te dan información, no te explican, no te comunican y se desesperan los doctores y uno siente eso, y cuando lo ves representado en el cine dices -¡sí es cierto, sí pasa! – y te ves identificada con la historia”. Hilda Sánchez
Detestan ser victimizados en el audiovisual
El cine, como una representación de la realidad, puede servir también como medio para reflejar situaciones y problemáticas de la sociedad. En el caso de las personas no oyentes, rechazan que se les represente como personas indefensas o víctimas, algo que sucede más en la televisión porque impone una idea falsa de lo que son.
La profesora Karen Jiménez, con la ayuda de una traductora comentó que hace falta una visión distinta de las personas sordas, que también son profesionistas y buscan ser exitosas.
“Me gustaría eso, que en el futuro se difundiera más, que trajeran actores sordos de verdad, que hablaran señas, que expusiera la cultura, que no fuera siempre la versión negativa -Ay el sordito que no sabe, el sordito que se le dificulta todo-. Parece una etiqueta, que nos están poniendo todo el tiempo en la TV y en los medios. Y eso no sucede, no es no es real.
Por ejemplo, en las novelas hay actores que interpretan a un sordo, pero actores verdaderamente sordos no, están imitándolos. Hacen como si se comunicaran pero lo hacen mal, simplemente como si estuvieran callados o sometidos todo el tiempo y los regañan y hacen cara de mártires, -yo tengo la culpa, yo tengo la culpa- en las novelas siempre ves lo mismo, siempre ves esas mismas historias.
La etiqueta del sordito, el sordito ignorante o el discapacitado, y eso es lo que se está difundiendo realmente. Falta una apertura, una visión diferente, mostrar que hay sordos profesionistas, profesionales que están teniendo éxito, difundir todo eso”. Karen Jiménez
Marvel propicia interés por la lengua de señas
Recientemente en la historia de la franquicia Marvel, se incluyó un personaje con sordera como protagonista de una película. La actriz Lauren Ridloff, quien es no oyente, personificó a la heroína Makkari en la película Eternals.
Su incursión en el mundo Disney revolucionó la imagen que se ha mostrado de la discapacidad auditiva en el cine, al hacerlo a través de una mujer con facultades extraordinarias. Incluso Preply, una app española dedicada a la enseñanza de idiomas, reportó que la aparición de la actriz en la película incrementó las búsquedas sobre “lenguaje de signos para principiantes” en un 250 por ciento durante el último año.
Con el apoyo de un traductor, Marina Fernández, profesora y coordinadora de preescolar en el Instituto Pedagógico para Problemas del Lenguaje, señaló que la inclusión de personajes sordos en el audiovisual debería estar acompañado por la cultura que les rodea y el lenguaje, porque con ello si lograrían ser inclusivos.
“Y lo ven como algo menor, algo como si fuera un gueto, o una comunidad muy cerrada, pero no, los sordos y los oyentes somos iguales. Tenemos las mismas habilidades, las mismas capacidades intelectuales, aquí el problema en México es la educación.
La educación para los sordos en México está super rezagada. Pero si te vas a otros países, hay sordos profesionistas, sordos con maestría, con doctorado, hay sordos que compiten a niveles muy altos, entonces ellos no los ven como algo menor o con una discapacidad, ellos los ven como personas normales simplemente tiene una diferencia de idioma, un idioma diferente”. Marina Fernández
Cambiar el paradigma de la discapacidad auditiva
En México, según datos del censo 2020 del INEGI Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el 24.4 por ciento de la población, es decir 5 millones 104 mil 664 de personas tiene problemas para escuchar y el 10.7%, o bien 2 millones 234 mil 303 personas los tiene para hablar o comunicarse.
Casi el 35 por ciento de la población mexicana vive con una discapacidad relacionada al lenguaje verbal, lo que debería incrementar la necesidad en los medios audiovisuales por establecer un vínculo con ese importante sector de la sociedad.
El psicólogo Alberto Chapa comentó que es admirable que un personaje sordo, como ocurrió con la heroína Makkari de Marvel, cause interés en las personas oyentes, pero reconoce que en México eso sólo sucede cuando en el entorno existe una persona no oyente con la que se quieren comunicar.
“Sí los atrae. Tal vez a veces se queda muy corto, es nada más un personaje que ves en la tele o en la película y hasta ahí, pero sí les deja algo, aunque sea muy pequeño.
Lo que he podido ver es que los que más se han interesado, aprendido, involucrado, son porque han tenido familia o un amigo, un compañero de escuela, había una chica que tenía un novio, a ellos sí los conecta más.
A lo mejor si hubiera más presencia de personas sordas en los medios, en las películas, los atraería más”. Alberto Chapa, psicólogo
En el cortometraje No hay límites, el director y actor sordo, Alex Gallardo ofrece una visión aspiracional sobre las personas no oyentes. Alan es un niño que desea ser médico, pero su padre le recuerda todos los días que la medicina no es para las personas sordas, y es tal su miedo de vivir con una persona con discapacidad que lo abandona al igual que a su madre. Años después sufre un infarto y quien le salva la vida es su hijo, ahora un médico cardiólogo.
Marina Fernández, profesora en el Instituto Pedagógico para Problemas del Lenguaje, explica con apoyo de traductora, que el cine también puede servir a las familias para entender la situación que enfrentan con un integrante no oyente y tener una perspectiva prometedora.
“Creo que sí, necesitamos más películas, cosas que sean sobre la comunidad. Que se vea un cambio en el paradigma de la forma de ver a los sordos. Eso es muy importante, porque teniendo alumnos jóvenes, por ejemplo, con los que estamos trabajando aquí en la escuela, vienen los papás y a veces se deprimen, viven el duelo de tener un hijo sordo.
Entonces a veces les aconsejamos, -mira ve esta película, te va a dar una perspectiva diferente-. Y a veces sirve, porque los anima, les da una expectativa mejor de lo que pueden hacer y cómo se mueve la comunidad sorda”. Marina Fernández
Una tarea pendiente en México
Annie Roberts, oficial de defensa del Instituto Nacional para Personas Sordas del Reino Unido asegura que “demasiadas películas ignoran la riqueza de la cultura sorda, el sentido de pertenencia a una comunidad y, a menudo, se embarcan en la ruta médica donde la sordera se considera curable. A menudo, una figura sorda es solo una señal para marcar una casilla o es objeto de burla”.
En México, la situación no es muy diferente. El psicólogo Alberto Chapa señala que si la representación fuera apegada a la realidad y más continua, sin duda, la sordera y el lenguaje de señas estarían normalizados entre la sociedad.
“Sí lo ves representado, cada vez más, cada vez más tanto en en el cine como en la vida diaria, en las necesidades diarias, pues sería como algo más normal. Ya se veía como un idioma más, pero pasa muy parecidos con las lenguas indígenas, tú dices existen y están tipificadas, todos sabemos que existe pero cuántos sabemos algo de eso, cuántos sabemos decir hola en lengua náhuatl, o en cualquier lengua.
Pasa que no nos involucramos, creo que vivimos en una sociedad tan egocentrista, tan egoísta, que lo que me afecta, en mi comunidad, en lo mío. Puedes ver una película muy padre, de francés, de alemán, qué padre se oye, pero si no te impacta en su comunidad, no lo ves diario, no lo vives diario, no lo vas a aprender”. Alberto Chapa
En marzo del 2021, se publicó en el Diario Oficial de la Federación una reforma al artículo 8 de la Ley Federal de Cinematográfica que busca ser incluyente con las personas que tienen capacidades auditivas diferentes al determinar que todas las películas exhibidas en los cines, deben contar con subtitulaje al español, independientemente del idioma que sea.
Sin embargo, aún son pocas las producciones que ofrecen esa alternativa en la cartelera. Actualmente en la Cineteca Nacional se exhiben 15 producciones mexicanas en sus salas físicas, de las cuales sólo dos ofrecen el subtitulaje al español.
La visibilización de personas no oyentes es un tema pendiente en el ámbito audiovisual, en específico de México. Son escasas las producciones nacionales que la han mostrado como el documental Música Ocular, de José Antonio Cordero cuyos protagonistas son sordos y está hablada en lengua de señas mexicano.
Es común todavía encontrar personajes que victimizan a los sordos y que no concuerdan con la imagen que ellos buscan proyectar hacia los oyentes: que son capaces, que pueden ser exitosos y que la diferencia solo radica en la lengua.
Un agradecimiento especial al Instituto Pedagógico para Problemas del Lenguaje por las facilidades y ayuda para este reportaje.