Este emblemático espacio se prepara para su próxima reinauguración el 26 de noviembre. Poco a poco regresa la gente a tomar la pista de baile para el son y el danzón.
Carolina López Hidalgo
Cubrebocas de colores, bordados, con brillos o con estampados de El Santo o de Tin Tan son parte del ajuar obligatorio de los bailarines que se dan cita en el emblemático Salón Los Ángeles.
“Se tardaron en abrir, el covid no se acaba y la gente está vacunada. Yo tengo 81 años y conozco el Salón Los Ángeles desde que tenía 18 y desde entonces por partes he llegado, a veces pasan meses y no vengo, pero para mí significa un buen lugar para divertirse”.
Así dice don Reynaldo, quien desde 1958 asiste a este lugar de más de dos mil metros cuadrados y en donde conoció a su esposa doña Elvira, ambos amantes del baile y la música en vivo.
“Nos conocimos bailando y seguimos bailando. Gracias al baile somos felices porque bailamos y bailamos”, dice Reynaldo.
Alegría desde 1937
Al sonar los acordes de los Soneros de Rigamar, los zapatos de charol, gamuza o piel siguen el ritmo del sabor cubano. El un, dos, tres, el tambor y la voz son los guías de mujeres y hombres que recobran vida en la pista de madera de este espacio que desde 1937 es una fuente de alegría.
Ese salón ha sido visitado por grandes personalidades como Frida Kahlo, Diego Rivera, José Saramago, Carlos Monsiváis, Arturo Márquez, o Gustavo Dudamel que dejaba a la gente afuera.
Por ahora, sólo tiene una ocupación del 30 por ciento, aunque irá en aumento. La ventaja es que se puede apreciar el color de las paredes, los espejos cuadriculados de las columnas, los candelabros, la madera en el techo y la cuadrícula de su piso, detalles que previo a la pandemia no era tan fácil reconocer.
El salón tiene mil historias, entre ellas está la de la tía de don Reynaldo.
“En 1960 yo tenía una tía que bailaba aquí y la mamá pensaba que el salón era pecaminoso, entonces venía a sacarla a cuerazos. Ella se escapaba por una ventana porque la avisaban ‘¡ahí viene tu mamá!’. Se iba la mamá y regresaba por la ventana. Mi tía murió en el 2019”.
Un respiro
Elsa, sentada en una de las bancas en la espera de un compañero de baile, nos cuenta que este regreso es para ella un respiro.
“Es un lugar agradable, el ambiente, la música de tradición, pero nada más vengo a bailar, no me gusta hacer muchas amistades. Bailo tres horas y me voy. Hoy es la primera vez que vengo desde hace dos años. Es un respiro para todo el ser humano, la distracción, el ejercicio, el baile, la música. Es muy bueno que podamos venir a bailar. He tenido agradables parejas de baile, muy buenos bailarines”.
Una esperada reapertura
La orquesta invita a bailar, a gozar y a cantar, a celebrar la vida y a saborear la musicalidad del son, algo que para Amanda es básico en este rincón.
“Es ejercicio, es vida, es sentirte bien, Es maravilloso; ya estábamos muy apagados, con esto mira. ya estábamos esperando a que abrieran”.
El Salón Los Ángeles reabre sus puertas para que sus agrupaciones se preparen para la reinauguración que será el próximo 26 de noviembre, como lo destaca Miguel Nieto, dueño del foro.
“Dar alegría a la gente, esa es la ventaja de este negocio. En un año siete meses cerramos totalmente, seguimos pagando semana a semana salarios, seguro social, luz, agua y todos los gastos que implica un lugar de 2 mil 300 metros cuadrados. La gente sigue bailando, la gente sigue organizando eventos, la gente está entusiasmada de que podamos continuar”.