Convertirse en una nación resiliente no es una tarea fácil para Haití, que además de enfrentar catástrofes sufre rezagos y la ineficiencia de sus gobiernos.
Escucha la quinta entrega de la serie “El planeta, al límite”.
Jessica Leal, con producción de Gabriel Ortiz
Un mes después de la crisis política provocada por el asesinato de su primer ministro Jovenel Möise y aún sin recuperarse de los efectos del huracán Matthew, que en 2016 dejó más de 500 personas muertas y 35 mil sin hogar, Haití enfrentó una nueva catástrofe: un terremoto magnitud 7.2 sacudió el sur de la isla y agudizó la marginación y el rezago que el país arrastra de manera histórica.
La cifra de muertes fue 100 veces menor a la que dejó el sismo de magnitud 7 ocurrido en 2010, cuando hubo 220 mil personas muertas, de acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud.
La devastación exhibió una vez más la cruda realidad de la isla: inseguridad, pobreza y corrupción.
Sus poco más de 11 millones 400 mil habitantes están entre las personas con peor calidad de vida a nivel mundial, de acuerdo con el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas. De 189 naciones, ocupa el lugar 170.
Jorge Muñoz, periodista de TV Azteca, estuvo en Haití como enviado especial durante esos días de catástrofe.
“Fue una experiencia muy difícil, muy dura, pues yo creo que ha sido de lo más difícil que me ha tocado cubrir en materia de desastres naturales, pero también de la tragedia humana. Un país en condiciones verdaderamente paupérrimas, la gente vive en condiciones muy difíciles, es el país más pobre del continente americano, uno de los más pobres del mundo, donde no hay nada que comer, no tienen empleo, no tienen condiciones de salud y a eso le agregas el drama de un sismo que los sacude y les destruye viviendas y hospitales”.
En su recorrido documentó que la destrucción reciente se acumulaba con los pendientes de la reconstrucción que dejaron el terremoto de 2010 y el huracán Mathew ocurrido hace apenas cuatro años.
Inseguridad frena el desarrollo
Entre los obstáculos que enfrenta Haití está el logístico.
La situación de violencia: homicidios, secuestros y la operación de pandillas complica las labores necesarias para poner en pie a la isla que comparte la mitad de su territorio con República Dominicana, explica Álvaro Velasco, cofundador y director general de SkyAlert, sistema de alerta sísmica para México.
“No hay autoridad. La ayuda que tenía que fluir ha sido cooptada más o menos por noventa o cien grupos delincuenciales que dominan las carreteras y por lo tanto secuestraron, saquearon camiones de ayuda de la Cruz roja”.
Jorge Muñoz coincide con él.
“Nosotros tuvimos que hacer un traslado por carretera en un convoy de prensa internacional para estar más o menos en medianas condiciones de seguridad y que no nos ocurriera nada, porque esa ruta que nosotros hicimos para llegar de Puerto Príncipe a Los Cayos es una ruta controlada por grupos armados, los gángsters, les llaman ellos, que es gente que se roba hasta las ambulancias donde trasladaban a los heridos y camiones de ayuda humanitaria”.
Los efectos destructores del sismo profundizan la crisis humanitaria en la isla, que también hace frente a la pandemia de covid-19 en condiciones precarias.
Haití es el país de América con menos personas vacunadas. Al 19 de noviembre poco más de 118 mil personas han recibido una dosis y solo 66 mil 888 cuentan con el esquema completo, es decir, menos del uno por ciento de la población.
La capacidad para suministrar las dosis en la isla es limitada, pero también hay desinterés de su población para protegerse frente a la crisis sanitaria. Así lo narra el periodista Jorge Muñoz…
“Adicionalmente a esta tragedia humana de pobreza, sismo e inseguridad, está el tema de la pandemia; allá es difícil encontrarse a una persona que esté usando cubrebocas”.
Convertirse en una nación resiliente no es una tarea fácil para Haití.
La Oficina de Servicios para Proyectos de la ONU puso en marcha un programa para lograrlo. Sin embargo, hay obstáculos: infraestructura deficiente, falta de preparación ante desastres naturales y una alta densidad poblacional en las zonas urbanas.
Para Álvaro Velasco y Jorge Muñoz esto se refleja en las consecuencias devastadoras que los fenómenos naturales han dejado en el país en los últimos años.
“Te encontrabas las calles con construcciones destruidas y cuando le preguntamos a la gente nos decían que esas casas se cayeron en 2010. No han reconstruido gran parte de lo que se dañó y es evidentemente dramático porque es un país en muy pobres condiciones que no tiene esa solidaridad o esa resiliencia que tiene por ejemplo México, nosotros en México ocurre un sismo y de inmediato ayudamos a quitar escombros y a buscar personas. En Haití era muy difícil ver eso”.
Crisis política y social
“La población de Haití está muriendo”. El Centro de Análisis e Investigación en Derechos Humanos lanzó esta advertencia tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse, ocurrido el 7 de julio.
Ese hecho desató una crisis política, social e institucional sin precedentes en la isla que todavía enfrenta las secuelas del sismo de aquel 14 de agosto.
“Es realmente lo peor que yo he visto de un estado fallido en lo que tengo de vida. Es para preguntarnos todos, porque también son efectos de cambios sociales, pero también del medio ambiente, es decir, empiezas a tener una serie de desastres donde la autoridad se ve sumamente rebasada y la sociedad no es capaz de organizarse, empiezan a quebrarse los estados y eso genera lo que estamos viendo en Haití. Es un problema profundísimo que nadie sabe cómo resolver y lo más triste los estados poderosos que pudieran intervenir prefieren voltear a otro lado en vez de ayudar a un país hermano como es Haití”, dice Velasco.
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