“La paz no solo es el acuerdo de dos partes en una mesa”, así lo asegura Silvana Guerrero, integrante del equipo negociador del Ejército de Liberación Nacional en los diálogos de paz para Colombia.
Adriana Esthela Flores
La reanudación de las negociaciones de paz entre el gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional, el pasado 13 de febrero, reforzaron las expectativas sobre la posibilidad de que ambas partes alcancen acuerdos hacia un desescalamiento del conflicto armado que ha dejado al menos 450 mil muertes entre 1985 y 2018.
En el proceso, participan 12 mujeres, de las que cuatro integran la delegación de la guerrilla más longeva de Latinoamérica. Entre ellas, está Silvana Guerrero, quien habló sobre la voz de las mujeres en el proceso, los obstáculos y riesgos en los diálogos para negociar la paz.
Silvana Guerrero tiene más de 25 años de militancia en la organización en espacios internos como las milicias urbanas, una denominación del ELN dentro de los marcos de trabajo en la geografía colombiana.
Ella es campesina, madre, abuela y ha estado comprometida con el trabajo de las mujeres en estos espacios, desde la organización.
La licenciada en Educación Básica ha participado en las conversaciones de paz en Ecuador, Cuba y en los diálogos en México. Además, impulsa de forma especial el punto relacionado a la participación de la sociedad.
Su rol en las negociaciones está marcado por la orden de captura que emitió la Fiscalía nacional en contra de ella y otros 16 comandantes del ELN, por su presunta participación en el atentado a la Escuela de Cadetes General Santander, en 2019.
Sin embargo, las órdenes fueron suspendidas en noviembre para que el grupo pudiera continuar las negociaciones hacia una paz que, pero aún enfrenta fuertes obstáculos.
Silvana incorporó a las filas del ELN en 1998, apenas tres años después comenzado la década con el mayor número de víctimas del conflicto, más de 200 mil. Apenas iniciaba sus estudios universitarios en el Norte de Santander, uno de los estados más afectados no solo durante el conflicto sino después de la firma de los Acuerdos de Paz entre el gobierno y las FARC, en 2016.
¿Cómo le arrebató la paz el conflicto armado?
Todos los militantes del ELN lo hemos vivido de una manera muy particular. Creo que a las mujeres nos toca triplemente más cuando somos madres, por el hecho de que el conflicto en Colombia. La persecución a quienes pensamos diferente lo heredan nuestros hijos, familias, amigos y eso es muy fuerte, porque en lo que llama el Estado colombiano los órdenes de batalla no solo te vincula a ti, como militante comprometida con la organización rebelde-insurgente, sino también con sus amigos más cercanos.
Por ejemplo, mi padre que ya falleció estuvo preso solo por el hecho de ser mi padre, campesino, comerciante, le quitaron gran parte de sus bienes y nunca tuvo nada que ver con mi militancia en el ELN y sin embargo, estuvo preso y no solo eso, sufrió la persecución, es lo que vivimos todos los militantes del ELN.
¿Cuál es el rol de las mujeres en las negociaciones de paz? ¿Qué es lo que las distingue de los hombres?
Hemos logrado avanzar respecto a cómo piensan los hombres, es de las cosas que hemos alcanzado las mujeres: que en este tipo de negociaciones los hombres ya tengan una visión un poco más amplia o integral de la importancia del papel de la mujer y en esa medida es cuando se abre la participación que en esta mesa es muy particular, porque tanto en el gobierno como nosotros hay un buen número de mujeres participando y la mujer tiene también su derecho a sentar sus posiciones y visiones.
Al interior del ELN… ¿La participación de la mujer ha sido en condiciones de equidad?
Nosotros como organización somos hombres y mujeres que venimos de sociedad machista y patriarcal y de eso no ha estado exonerada la organización. Por eso reitero que quizás, las tres primeras décadas de organización, el papel de la mujer fue importante pero fue más relevante en las últimas dos décadas, ha sido de mayor proyección de la mujer.
¿Cómo lo han logrado?
Eso se debe al número de mujeres que han ingresado al ELN… En la medida en el que el conflicto ha arreciado la mujer ha sido mayor el número de incorporaciones, en la medida que crece el número de mujeres en espacios internos de organización, hay la necesidad de proyectar a la mujer en espacios igualitarios respecto a diferentes responsabilidades dentro de la organización.
¿Cuáles han sido los mayores desafíos para ir avanzando contra el machismo en el ELN?
“Yo creo que los que normalmente viven las mujeres en la sociedad afuera o civil pero importante a resaltar es que hay espacios de formación política o ideológica y eso ayuda a viabilizar de alguna manera que no hay quizás como en la sociedad esos estigmas contra la mujer, que debe ser para cuidar a los hijos, la ama de casa, cuidadora, encargada de la familia, en la negociación no es visto así el papel de la mujer de esta manera”.
Negociaciones de paz: entre la esperanza y las tensiones
El segundo ciclo de diálogos entre el ELN y el gobierno colombiano se ha visto enmarcado tanto por una nueva coyuntura política -con la llegada del primer gobierno de izquierda a la Presidencia, encabezado por el economista y exguerrillero Gustavo Petro- como por una serie de hechos que han tensado el proceso.
Entre los más recientes, está el secuestro del sargento Libey Danilo Bravo, en Arauca, desde el 14 de febrero -el ELN lo llamó “retención”, tras acusarlo de realizar labores de espionaje- así como el rechazo de su dirigente, Antonio García, a la propuesta de “paz total” planteada por Petro y la indefinición sobre un posible cese al fuego.
A esto se suma que, a pesar de los acuerdos firmados en 2016 entre el gobierno y las FARC, desde entonces y hasta marzo de 2022 fueron asesinadas más de mil 327 personas activistas, 315 firmantes del acuerdo y 179 combatientes, de acuerdo con el informe de la Comisión de la Verdad.
¿Qué tanto se ha avanzado realmente en el proceso para alcanzar la paz para Colombia?
Ha sido muy poco, por el contrario: consideramos que han aumentado los grupos en Colombia, las bandas, las organizaciones que generan violencia. Ha sido un acuerdo que en materia de paz ha traído poco al país y a ellos mismos, a los mismos firmantes, no solo a ellos los han asesinado sino a sus familiares y en materia del resto de los acuerdos lo que habido es incumplimiento.
Ha sido un proceso de paz fallido porque no ha trascendido en cuanto a las transformaciones y los cambios que requiere un conflicto como el de Colombia.
¿Cuáles son los riesgos que ve en el proceso de paz?
Los gobiernos progresistas, si bien es cierto tienen todo un plan de gobierno que marcaría la expectativa de muchos y en el caso de Colombia se identifica con muchas de nuestras causas por las que nos levantamos en armas.
Esas identidades en un gobierno progresista están desafortunadamente muy cruzadas con una realidad de la política colombiana y digamos que de la política en todos los países donde están gobiernos progresistas y es la oposición: la ultraderecha siempre va a ejercer un peso para que esto no se dé y habrá que conformar alianzas que posibiliten darle continuidad a los esfuerzos de estos gobiernos, para que realmente se den los cambios.
¿Cuáles son las lecciones que dejan los diálogos de paz a México y Latinoamérica?
Yo pienso que lo importante de las negociaciones son las voluntades políticas, las voluntades políticas que siempre hay de las partes para resolver situaciones que afectan a toda una nación y que son realidades del conflicto que trascienden fronteras.
¿Cuál es su mensaje sobre el 8M?
El mensaje hacia todas las mujeres en esta fecha es de compromiso frente a esa resistencia por los cambios y la transformación que debemos tener las mujeres en todos los espacios, es una batalla que no es fácil, es compleja pero creo que las mujeres estamos ganando mayores alianzas para conseguir estos logros anhelados desde hace muchas décadas por las mujeres.
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