La investigación ha quedado plasmada en la serie “Madera sin rastro”.
La periodista María Teresa Ronderos, en entrevista con Elia Baltazar.
IMER Noticias
Para la periodista María Teresa Ronderos, la destrucción de la Amazonia es un tema que debe ser tratado de urgencia. Por eso ella, como directora del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP), y otros periodistas, se han unido para investigar cómo empresas peruanas están talando ilegalmente los árboles y vendiéndolos a otros países.
A través de la investigación titulada “Madera sin rastro”, encontraron además que el gobierno peruano ha dejado de lado el control del negocio de la madera y ha permitido el comercio ilegal desde su territorio hacia países como México, República Dominicana y Estados Unidos.
Esta investigación tuvo su origen en Estados Unidos, específicamente en la Universidad de Columbia, donde periodistas becarios encontraron patrones sobre las nuevas rutas de la madera que partía de la Amazonia –Perú y Brasil, principalmente– y llegaba a otros países. El dato fue compartido con CLIP y se organizó un equipo transfronterizo de periodistas de Perú, Colombia, República Dominicana y México, que le dieron forma a la investigación.
Hallaron que la madera ilegal es extraída de zonas naturales protegidas, con documentación falsa o alterada, y que era trasladada desde Iquitos por el Océano Atlántico hasta Tampico, México, y de ahí cruzaba a Houston.
También encontraron que los gobiernos de México y Estados identificaron la ilegalidad. Estados Unidos sancionó a las empresas comercializadoras, pero los empresarios crearon nuevas empresas o se aliaron con otras para continuar con el negocio ilegal.
“Nosotros contamos la historia de dónde la sacaban, cómo la sacaban, dónde hacían la operación, cómo tenían esta nueva cadena de empresas que no tendría nada de particular porque realmente no es que uno pueda decir que ellos violaron ninguna ley, pero lo que sí tiene de particular es que Perú ha echado para atrás su control de la madera, su control de legalidad de la madera”.
Entre las especies de árboles talados y comercializados ilegalmente está el cumarú, una especie sudamericana que tarda hasta 700 años en crecer. De acuerdo con Ronderos, su madera se utiliza en la construcción de terrazas en casas y edificios, debido a su resistencia.
“El reportaje lo que muestra es que son perfectamente empresarios corrientes, pero lo más interesante es que le siguieron dando por ejemplo a esta madereras nuevas concesiones en Perú. A pesar de la trayectoria, quedaría demostrada la falsedad de los documentos que habían manejado en años anteriores, sin que el gobierno lo hubiera metido en cintura para que enderezaran su actuación”.