El precio de la tortilla ha aumentado hasta 23 por ciento y el proceso de producción es cada vez más industrializado con productos ultraprocesados, advirtió la organización “Sin Maíz no hay país”.
Elsy Cerero
En los últimos ocho años el consumo de tortillas nixtamalizadas ha disminuido de ocho a dos diarias en promedio en México. Además, su precio incrementó hasta 23 por ciento derivado de la inflación y la guerra entre Ucrania y Rusia.
Por si fuera poco, el proceso de producción cada vez está más industrializado con elementos que la convierten incluso en potencialmente cancerígena.
Por ello, organizaciones en favor de la tortilla tradicional convocaron a la sociedad mexicana a a defender este alimento nacional.
En conferencia de prensa, la representante de la organización “Sin Maíz no hay país”, Mercedes López, recordó que en las discusiones sobre la NOM 187 han pedido que las tortillas y productos de maíz industrializados sean etiquetados.
De esta manera, los y las consumidoras conocerán si alimentos incluyen glifosatos, maíz transgénico o cualquier otro aditamento.
“El consumo de productos de maíz transgénico y sin nixtamalizar pueden causar en la población alergias, hiperactividad en niñas y niños y enfermedades por el uso de fertilizantes”.
Consulta ciudadana
Las organizaciones que integran la Alianza por la Tortilla exhortaron a la ciudadanía a participar en la consulta pública para la elaboración de la Nom 187 a través de la página salvemoslatortilla.org.
En esta página,las organizaciones proponen prohibir el uso de colorantes, blanqueadores y se etiqueten los aditivos usados entre otros puntos.
Los especialistas aseguraron que la mayoría de las tortillas que consumen los mexicanos están hechas de harina de maíz industrializada.
Esto ha provocado que pierda parte de su valor nutrimental. Además, las empresas añaden aditivos y sustancias para imitar el color y la textura de la tortilla tradicional.
Por otro lado, muchas de las tortillas dicen estar hechas con maíces de colores o con ingredientes como nopal o chiles y, en realidad usan colorantes o blanqueadores.
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