Los métodos de selección de candidatos y candidatas son democráticos, pero lo que ensombrece los procesos internos de los partidos.
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Aura García
Los partidos políticos en México emplean como métodos de selección de candidatos y candidatas una amplia gama de opciones.
Desde la contienda interna hasta la designación por consenso o mayoría del Comité Ejecutivo Nacional, órgano adscrito a la dirigencia.
Por ejemplo, Morena incorporó la encuesta entre militantes como herramienta principal de designación y hasta la tómbola, en el caso de las diputaciones federales.
Sin embargo, para los expertos el método no es el que otorga más o menos transparencia, sino la decisión del instituto político de rendirle cuentas a sus simpatizantes.
Esta premisa pueden opacar el proceso, aún y cuando el método pueda parecer democrático, así lo considera el Doctor en Ciencias Sociales, Luis Josué Lugo.
“Los procedimiento no me parece que sean malos. Yo creo que si se ejecutaran, -voy a decir las dos palabras clave- con transparencia y con rendición pública serían excelentes. Pero hoy tenemos muchos vicios procedimentales y políticos y hay una desconfianza basada en evidencias empíricas de que por la cultura política que tenemos siguen existiendo ‘consentidos’ y seguimos inmersos en la cultura meritocrática en donde quien mejor pose, mejor discurso tenga y también quien mejor se identifique con grupos en el poder tiene más posibilidades de ascenso político”.
De la opacidad a la desconfianza
El académico de la UNAM considera que las designaciones pierden legitimidad porque ocurren en el seno del partido político y los filtros internos facilitan o impiden que lleguen ciertos perfiles hasta esa instancia.
En consecuencia, los candidatos o candidatas que ganan son personas allegadas a la élite en turno.
Por ello, es normal que las dirigencias estén sostenidas por estructuras que sus representantes construyeron con el paso de los años.
No obstante, eso no significa que deban cancelar la diversidad, pluralidad y representatividad política que ofrecen otros grupos dentro de un mismo partido.
El método de encuestas surgió como una respuesta a la demanda de publicitar en qué se basaba la selección de una persona por encima de otra.
Sin embargo, su aplicación no ha dejado de levantar sospechas y cuestionamientos al interior de los partidos.
“Llegan las candidaturas a los Comités y ahí es donde se pierde la credibilidad y la legitimidad, porque hay desconfianza hacia los comités, y derivado de ello una medida que tomaron varios partidos son las famosas encuestas. Pero también las encuestas tienen tras de sí a seres humanos que generaron los indicadores y tienen detrás procesos de deliberación en donde algunos candidatos pueden llegar y otros no”.
¿Cuál es el método más complicado?
Los consensos para competir con un o una sola candidata de unidad son los más complejos pues implica que todos los actores queden conformes. Dos ejemplos fueron los casos en el Estado de México y Aguascalientes.
En el primero los morenistas pidieron un plazo para buscar un acuerdo, pero en vista de que fue imposible el partido lanzó una convocatoria abierta a todo público.
Esto ocurrió con el PAN en el proceso de selección para la contienda en del pasado junio. El aspirante no beneficiado sugirió un arreglo de la cúpula para desconocer su victoria.
De ahí, que algunos partidos impongan cláusulas a los interesados en los cargos de representación popular para que al inscribirse en el proceso.
Cultura de antaño
Para Josué Lugo los “dedazos”, tal y como los conocimos en su expresión del siglo pasado, ya no existen.
Pero a muchos cargos públicos no llegan las personas más preparadas y con más credenciales sino quien cuenta con el reconocimiento de un Gobernante en turno.
Este es el caso de las “las corcholatas” del presidente Andrés Manuel López Obrador, pues considera una práctica poco ética expresar sus preferencias.
“A nivel macro, por ejemplo, este tema de las corcholatas de Andrés Manuel no ayuda mucho. De facto incorpora a un actor político que es el Presidente y que legitima prácticas como la ‘de tener ciertas corcholatas que son las que más presidenciables pueden ser’. Y esto macro, se transmite a lo micro también. Estado de México hoy tiene procesos inacabados a nivel institucional, que se están moviendo constantemente, por la falta de certidumbre entre los propios miembros de los partidos políticos.”
Con estas acciones, aspirantes inician divisiones como el senador Ricardo Monreal contra sus correligionarios.
De cualquier forma, las elecciones democráticas y limpias al interior de los partidos son indispensables para evitar prácticas como el chapulineo o las juanitas.
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