Alumnos de la Facultad de Medicina señalan que el sistema de clases a distancia propicia el rezago y la exclusión de un sector; acusan que sus planteamientos no han sido atendidos.
Adriana Esthela Flores
La respuesta de algunos docentes ante las limitaciones tecnológicas y económicas de estudiantes de la Facultad de Medicina de la UNAM provocó que el alumnado manifestara su inconformidad en las redes sociales con la etiqueta #FacMedSiMeDetiene, a través de la cual han denunciado situaciones que enfrentan tanto estudiantes en la Ciudad de México, como quienes proceden de los estados.
Ángel Alba Zárate, estudiante de la Facultad de Medicina, es uno de los que resultó afectado con el sistema inédito de clases a distancia que inició el 21 de septiembre.
El reporte oficial indicó que 350 mil alumnas y alumnos iniciaron el ciclo escolar 2020-2021 ese día, pero hubo centenares que se quedaron fuera. El frente Estudiantil Médico recopiló más de 700 casos de jóvenes que no pudieron continuar sus estudios por problemas como la falta de una buena conexión de Internet o que tuvieron que dejar de rentar en la Ciudad de México por falta de dinero.
«¿Cómo le digo a un compañero en Hidalgo, a mi compañera en Chiapas, que si no tiene Internet vaya a la facultad a hacerlo; es ridículo, es hacerse oídos sordos pero siguen con sus campañas de «somos humanistas, de vanguardia y críticos». Esto impacta en la formación».
Ángel Alba, estudiante
Entre los que están en la ciudad, hay quienes enfrentan problemas como el no tener dispositivos adecuados para las clases a distancia o tenerlos, pero sin ancho de banda suficiente. La federación ha rechazado que estudiantes deban portar sus batas en clase o mantener encendidas sus cámaras de manera obligatoria, al considerar que la casa no es un salón.
«Eso es supeditar la educación a un interés autoritario. También está sucediendo que las clases, a pesar de que tienen horario, ha habido doctores que como están en su casa pues no la doy en mi horario la doy en la noche o más temprano y uno tiene que estar pendiente de ese tipo de situaciones».
Ángel Alba, estudiante
Ante esta situación, la federación propone aplazar el ciclo hasta enero, cuando haya condiciones que permitan clases presenciales con medidas de higiene necesarias. También consideran que, en este tiempo, las familias podrían ahorrar y obtener los recursos necesarios para que estudiantes continúen su educación.
Ángel relató que la falta de una buena conexión a internet también ha perjudicado a decenas de estudiantes. En una ocasión, contó, se les citó a un examen virtual de 32 preguntas que debían ser contestadas en 40 minutos.
Pero no es la única problemática, el estudiantado ha detectado otras situaciones que afectan su rendimiento escolar:
- La mitad de la generación no realizó el examen departamental bajo la evaluación completa de su médico o médica titular
- Desigualdad de oportunidades
- Fallas técnicas que no son responsabilidad del alumnado
- La falta de calificación genera incertidumbre, que afecta en salud mental
La secretaria general de la Central de Estudiantes Universitarios y consejera académica, Miriam Estrada, enfatizó que continuar el curso en medio de estas condiciones, propicia el rezago y la exclusión de un sector.
«Es un gran riesgo porque no se trata de inscribir o no una materia sino que se elitiza y excluye, se deja atrás a compañeros de la clase trabajadora que no cuentan con condiciones económicas muy positivas en este contexto».
Miriam Estrada, estudiante
La central tiene alrededor de mil 100 casos de rezago, incluidos los de la Facultad de Medicina. Otros están en la Facultad de Derecho, la Prepa 4 y la FES Cuautitlán.
La comunidad se organizó y reclamó a las autoridades universitarias. El 17 de septiembre, alumnas y alumnos de octavo y noveno semestre de Medicina presentaron una carta a Laura Silvia Hernández, jefa del Departamento de Integración de Ciencias Médicas, en la que declararon que no existen condiciones para continuar las clases y pidieron revalorar criterios de evaluación y estrategias de educación. Al día siguiente se dio la reunión y la respuesta de la funcionaria aumentó la indignación estudiantil.
— No van a venir a Tlatelolco nada más un día para un examen — dijo uno de los estudiantes.
— Nosotros no los sacamos de la ciudad— respondió la académica
La misma universidad reconoció que la pandemia aumentó en 50 por ciento el nivel de deserción y que le generó gastos no previstos por 800 millones de pesos. Además, el secretario general, Leonardo Lomelí, informó que de marzo a agosto de este año, mil 700 alumnos fueron atendidos por el Departamento de Salud Mental y Psiquiatría.
Ante este escenario, Miriam advirtió que la organización estudiantil seguirá trabajando para visibilizar los problemas de sus compañeras y compañeros y que se les dé seguimiento a sus casos, además de plantear soluciones al rezago académico.
«Vamos a seguir empujando para que la universidad siga siendo popular, democrática, pública, gratuita. Exigimos que reconozcan el problema, que las autoridades se han visto rebasadas y que corrijan. Hay muchas alternativas para los casos que han ignorado hasta la fecha».
Miriam Estrada, estudiante
IMER Noticias solicitó a la UNAM una versión acerca de esta problemática, pero no hubo respuesta.
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