El doctor en Fisicoquímica fue galardonado por la Academia Sueca “por su trabajo en la química de la atmósfera, particularmente en lo que respecta a la formación y la desintegración del ozono”.
Redacción IMER Noticias
Mario Molina decía que la ciencia no es buena ni es mala, que todo dependía de su uso.
El ganador del Premio Nobel de Química en 1995, por sus aportaciones al estudio de la conformación y destrucción de la atmósfera, falleció este miércoles a los 77 años de edad.
La noticia la dio a conocer la UNAM, su escuela, y sede del centro de investigación que lleva su nombre y que se ha encargado de consolidar el trabajo al que Molina se dedicó toda la vida: el estudio del medio ambiente, el uso de la energía y la prevención del cambio climático.
Nacido en 1943 en la Ciudad de México, desde que era niño se interesó por la ciencia, en una entrevista recordó cómo fue su primer descubrimiento.
“Me acuerdo un microscopio que me regalaron para poner cosas para verlas, pero lo más espectacular fue que puse una lechuga en agua y lo dejé que se pudriera, prácticamente, y cuando puse una gotita de esa agua en el microscopio y vi toda la cantidad de vida -de paramecios, amibas- que no se ve a simple vista, para mi ese fue un descubrimiento muy importante. Así fue como empezó mi atracción.
Mario Molina, premio Nobel de Química
Es considerado uno de los pioneros a nivel mundial del estudio de la química atmosférica. En 1974, publicó junto con el químico estadounidense Frank Sherwood Rowland un artículo en el que analiza el adelgazamiento de la capa de ozono como consecuencia de la emisión de gases como los clorofluorocarburos.
Esa publicación no solo lo hizo acreedor al Premio Nobel, también impulso a la Organización de las Naciones Unidas instrumentara el Protocolo de Montreal, el primer tratado internacional orientado al cuidado de la capa de ozono, con un enfoque antropocéntrico, es decir a reconocer el impacto de la actividad humana en la emisión de gases contaminantes.
Su vida la dedicó al estudio e impulso a medidas de protección ambiental. En 2005, a través del Centro Mario Molina impulsó la realización de estudios en materia de energía y medio ambiente, enfocados a prevenir el cambio climático y preservar la calidad del aire, que, dijo alguna vez, es responsabilidad de toda la sociedad.
“Los científicos pueden plantear los problemas que afectarán al medio ambiente con base en la evidencia disponible, pero la solución no es responsabilidad de los científicos, es de toda la sociedad”.
Mario Molina, premio Nobel de Química