En México 7.8 millones de hogares no tienen acceso a agua potable; ante esta situación, mujeres que se han agrupado en colectivas ecofeministas en distintas partes del país.
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Perla Miranda
Alma tarda cuatro horas diarias en acarrear agua. Para Maru, la escasez de agua es tan cotidiana, como las infecciones en las vías urinarias que sufre por la falta de aseo durante su menstruación. Carmen ya no lava frutas, verduras y carnes antes de prepararlas; el pozo artesanal que abastecía a su familia se secó por la extracción de agua de una empresa trasnacional.
Cualquier mujer puede ser Alma, Maru o Carmen, coinciden mujeres que se han agrupado en colectivas ecofeministas en distintas partes del país. No importa que vivan en Ciudad de México, Chiapas, Jalisco, Yucatán, Oaxaca, Veracruz, Puebla o Estado de México, su lucha es la misma: defender el agua.
El pasado 12 de julio, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) declaró el inicio de emergencia por sequía severa, extrema o excepcional en las cuencas del país, situación que para las activistas es grave, pero a esta se suman la desigualdad en el reparto del agua y la inaccesibilidad para diversas regiones, por lo que es necesario defender el recurso hídrico y garantizar el derecho humano al agua.
“Defender el agua es defender a las generaciones que vienen y honrar a las que ya fueron”.
Andrea no se considera defensora del agua, pero quiere seguir los pasos de otras mujeres que se han organizado para cuidar, recuperar y defender a sus comunidades y recursos naturales.
En 2009, Angélica Schenerock hizo comunidad con otras mujeres para visibilizar que ellas son las principales usuarias y gestoras del agua, así nació la colectiva Agua y Vida: Mujeres, Derechos y Ambiente.
“Son mujeres indígenas, migrantes, empobrecidas las que no cuentan con agua, eso aumenta la exclusión social y las vulnerabilidades con respecto a la economía, salud y condiciones de vida. Es muy importante que a pesar de todas las exclusiones, de la sobrecarga de trabajo y las violencias; que las mujeres nos aliemos para cuidarnos y juntas luchar para que el agua realmente sea vista como un derecho”.
En México 7.8 millones de hogares no tienen acceso a agua potable, ONU Mujeres estima que en 80% de estos casos, las mujeres y niñas son las encargadas de acarrear el líquido y son más propensas a sufrir daños en su salud ante la imposibilidad de mantener una buena higiene.
Acceso al agua ¿un derecho humano?
Desde el Consejo Maya Chikin – Já, en Yucatán, Matilde Dzib se suma a la defensa del agua y el territorio.
“En el pueblo varias personas empezaron a tener conflictos con una empresa, empezamos a ver cambios en el color del agua, que los cenotes se secaban. Somos apicultores, si el agua está contaminada, la abeja no se alimenta y nos afecta la producción. No pueden tomar nuestro territorio nomás porque sí y pisotear nuestros derechos como si no existiéramos, las autoridades no nos escuchan y la organización nos da esa oportunidad de hacernos escuchar”.
Elizabeth Suárez Díaz, de la Colectiva de Mujeres por el Agua y el Territorio, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, enumera las principales problemáticas en el acceso desigual al agua que hay en el país y reconoce que falta educación en materia ambiental.
“La más grande es que tenemos una Ley de Aguas Nacionales que antepone el uso del agua para las empresas, la industria, la minería, las actividades extractivistas antes que el derecho humano de los pueblos, de los ciudadanos, de los barrios, de las colonias, es como sufrimos los despojos de nuestra agua, empresas trasnacionales nos dejan sin agua”.
Como integrante de la Asamblea Social del Agua en Puebla, María Eugenia Ochoa García argumenta que el aumento de las tarifas del servicio de agua potable y los cortes ilegales violan el derecho humano al agua.
“Nuestra lucha actual sigue siendo por la desprivatización del agua, por acabar con la violencia ambiental en contra de las mujeres que está presente en los cortes de agua y drenaje, estas acciones tienen un peso muy fuerte sobre las mujeres. Estamos aquí porque lo tenemos que visibilizar, que gritar basta, no más despojos, no más violencia contra nosotras, nos vamos a defender”.
La defensa del agua tiene rostro de mujer
En marzo de 2021, el Pleno de la Cámara de Diputados aprobó reformar la Ley de Aguas Nacionales con el objeto de que el recurso hídrico se aproveche de una forma sustentable y se tome en cuenta la voz de los ciudadanos en la toma de decisiones con respecto al líquido, esto para que no sean los gobiernos y el sector privado quienes tengan todo el poder sobre el agua.
Para la activista Sheny Abisal es indispensable que el Estado escuche las necesidades de los ciudadanos aún por encima de los intereses privados y que garantice un acceso equitativo al agua, porque solo así se podrá gozar de una vida digna.
“Qué se debe cambiar, se deben cambiar los procesos de participación ciudadana, no funcionan, son procesos de simulación, no se toman en cuenta opiniones ni propuestas. Siempre me he sentido muy conectada al agua, corre por mis venas, para mi defenderla es defender mi patrimonio, mi vida, el bien de mi gente, ha significado en todos los aspectos defender la vida”.
A la necesidad de que exista una participación ciudadana sin simulación en el manejo del agua, Miriam Linares de la colectiva Jóvenes por la diversidad, agregó que esta debe tener una perspectiva feminista para que se contemple a las mujeres como sujetas de derecho y se alcance la equidad en el acceso al recurso, pero señaló que para que esto sea posible, también debe haber interés ciudadano.
“Tratemos de sumarnos, siempre hay algo que podemos hacer, diferentes formas de ser activistas. El activismo ambiental es algo que nos urge y tomando en cuenta que a las personas adultas jóvenes nos tocará ver las problemáticas que ya hay, pero se van a agudizar, es necesario hacer esta defensa y tener la consciencia de que el agua es parte de nosotras, es muy importante que veamos la manera en que podemos sumar, ser consumistas conscientes, informarnos y participar”.
Es en este contexto que surge “Mujeres y Aguas en Movimiento”, una colectiva ecofeminista que no solo busca cuidar y defender los bienes naturales en el estado de Jalisco, sino que pretende visibilizar las luchas de mujeres campesinas, indígenas, rurales y urbanas en contra la explotación del agua por parte de empresas trasnacionales con el apoyo del Estado.
María González Valencia, fundadora de la organización que se dio a conocer el 8 de marzo pasado, dice sin titubeos que la defensa del agua tiene rostro de mujer y una prueba de ello son las acciones que han hecho en el área metropolitana de Guadalajara, el Lago de Chapala, Altos de Jalisco y en Lagos de Moreno para hacer frente a la escasez del líquido y a su explotación rapaz.
“Esta red une a mujeres indígenas, campesinas y que habitamos en la ciudad, buscamos que no queden invisibilizadas las luchas de las mujeres por el agua porque son las mujeres quienes están protagonizando la lucha por la defensa del agua, luchan contra estos procesos de crecimiento acelerado en la ciudad, sin planeación, gentrificación que se da en la ciudad que está desplazando colonias y familias”.
Defender y cuidar desde la colectividad
Hace 35 años que Elsa dejó la Ciudad de México, convencida de que la incipiente escasez de agua se convertiría en un problema grave, se mudó a Chiapas, a la comunidad El Paraíso, el desencanto vino cuando en su hogar y localidades vecinas el abasto de agua disminuyó porque el recurso fue acaparado por una empresa trasnacional.
La mujer no quiso regresar a la capital del país, su opción fue organizarse con otras mujeres y luchar porque se respetara el derecho humano al agua, pero Elsa señala que no basta con la defensa sino que desde el trabajo en equipo hay que aprender a cuidar el líquido y contribuir con un consumo consciente.
“La lucha para tener agua tiene que pasar por diferentes cauces, desde la conciencia hasta el activismo, hasta los tratos que se tienen que hacer con administraciones locales y diferentes órdenes de gobierno. Hay que aprender a abastecernos por otros medios, con agua de lluvia, hacer zanjas de filtración que permitan a la tierra absorber esa agua y nutrir mantos, hay muchas acciones que como población necesitamos aprender y enseñar”.
Reconoce que si bien, las autoridades tienen la responsabilidad de garantizar el acceso al agua, la población también puede ser generadora de cambio a partir de acciones a pequeña escala.
“Sigamos avanzando, sigamos luchando cada quién desde su trinchera y hagamos válido este derecho humano al agua, pero recordemos que también tenemos que cuidar el agua, preservarla, recuperarla, limpiarla y hay muchos pendientes de los que hay que tener conciencia y hay que aprender a defender de diferente forma. La lucha por el agua es de todos los días, es constante, es vital, es importante y tenemos que estar informadas y organizadas para continuar la lucha”.
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