Murales, pintas callejeras y graffitis son algunas expresiones de la protesta gráfica que ha adoptado la lucha feminista.
Escucha este trabajo especial con producción de Sofía Gutiérrez.
Julián Vásquez
Desde su primer 8M en 2021, América encontró en las manifestaciones un espacio de protección, denuncia y expresión.
Como parte del bloque negro, ella y otras morritas se encargan de ser el escudo para sus compañeras: recibe golpes, empujones, gases lacrimógenos, gritos, reclamos de policías y ciudadanos que no están de acuerdo con sus formas de protesta.
Al día siguiente son la primera plana y tendencia en las redes por frases, carteles e ilustraciones pintadas en calles y monumentos que, por consenso general, son vandalismo y poco o nada tienen de arte.
¿Las pintas callejeras son arte?
Para Jaqueline Flores, conocida en el mundo grafitero como Hera, estas expresiones sí son arte, en tanto generen cualquier tipo de sentimiento.
“La función principal del arte es provocar, no importa qué: puedes provocar desagrado, alegría, enojo, tristeza. El hecho de que esté pintado también es parte del discurso“.
Frases como “México feminicida” en el Ángel de la Independencia o “Hasta encontrarlas”, mural que recupera los nombres de mujeres desaparecidas en el municipio de Nezahualcóyotl, bien pueden nombrarse como vandalismo, o también como iconoclasia. América Ríos nos lo explica mejor.
“Es la destrucción o pinta de símbolos o monumentos con fines políticos o ideológicos. Básicamente es incomodar al Gobierno para que nos volteen a ver, porque pues al día asesinan nada más de 11 mujeres y ninguna obtiene justicia, es muy difícil de obtener alguna sentencia o que simplemente se abra una carpeta de investigación o den con la persona.
A la sociedad le afecta más un monumento que la vida de una mujer, cuando eso se puede reparar y la vida de una mujer no la podemos recuperar”.
Expresiones como el graffiti, stencil, paste up o sólo nombres en aerosol repartidos por las calles son sólo algunas de las formas más comunes de protesta gráfica.
¿Es legítima la protesta gráfica en monumentos?
Diana Cano, socióloga y fotógrafa que registra marchas feministas desde 2016, dice que la intervención del espacio público ayuda a visibilizar una problemática.
“Funcionan como una salida a un reclamo legítimo que está vinculado precisamente con la idea de la inacción o la inoperancia por parte de las autoridades. En ese sentido me parece también justo que la intervención del espacio público no solamente con pintas, sino con otro tipo de manifestaciones, como el mismo hecho de ocupar la vía pública, transitarla, son precisamente mecanismos para que volteen a ver una problemática que ha sido ignorada durante mucho tiempo”.
La iconoclasia también se ha usado en otras protestas como la que ocurrió en 2020, en Estados Unidos, por el homicidio de George Floyd y de hecho no está castigada por la ley.
El derecho a la protesta está reconocido en el artículo 15 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, del cuál México forma parte. Además, de acuerdo con el Artículo 6 de la Constitución de México, la manifestación en monumentos no es un delito.
La artista hidalguense Hera está de acuerdo con esto. Las manifestaciones, ya sean iconoclastas o puramente artísticas para denuncias, son más válidas que la propaganda política que vemos cada seis años.
“Tenemos un cierto derecho a poder tomarlo y embellecerlo con nuestros discursos. Se me hace súper poderoso a comparación de las campañas políticas que llegan y ni siquiera nos preguntan si pueden tomar esos espacios que también nos pertenecen, y todavía los intervienen con propaganda pagadas con nuestros impuestos sin que estemos de acuerdo.
Creo que también nuestra tarea como artistas es reeducar al espectador para que sea más abierto a estas nuevas propuestas gráficas”.
Ver por la ciudad murales ilustrados con mensajes políticos y de denuncia no es nuevo. Sandra Fabara, conocida como Lady Pink, es considerada la primera dama del grafiti. Es ecuatoriana y desde 1979 interviene las calles de Nueva York.
“Comencé como una feminista adolescente y ni siquiera era consciente de que era feminista. Simplemente me defendí haciendo lo mío. Pero esto fue hace más de 30 o 40 años y el movimiento de mujeres aún no se ha puesto al día.
Así que todavía necesitamos el Día Internacional de la Mujer para ayudar a crear conciencia sobre la desigualdad que todavía existe y no sólo en este país. Pero en muchos países minoritarios, las mujeres afroamericanas, las latinas asiáticas, como yo, todavía estamos luchando por lograr igualdad”.
Sean consideradas arte o no, las pintas, murales y consignas que exigen alto a los feminicidios, acceso al aborto legal y seguro, y en general, a frenar la violencia hacia las mujeres, estas expresiones resultan incómodas para muchos públicos, razón por la cual, para América y Diana, son borrados más rápido de lo que se atiende un caso de violencia.
“Es destruir o pintar algo que ya no está representando lo que es. El Palacio Nacional, pues porque nunca se nos ha dado una seguridad de parte del gobierno hacia las mujeres, al contrario, se nos reprime, se nos ataca.
Es interesante también la carga política que puede contener una intervención, si esta intervención en la vía pública no incomoda, pues evidentemente no van a ser retiradas, pero si tienen una carga política fuerte, es mucho más sencillo que represente atención y que se busque ser eliminada o retirada de la vía pública”.
Las expresiones gráficas pueden ir más allá y mostrar mensajes de problemas que nos rodean; violencia contra la mujer, cambio climático, un trabajo digno o derecho a la vivienda.
El punto es impulsar el interés por un verdadero cambio, para que con suerte, las pintas y graffitis sean de celebración y no de protesta. América y Hera están convencidas de ello.
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