Está por debajo de Perú y Sudáfrica. Al menos 141 mil 132 niñas y niños en México perdieron a sus padres o a sus abuelos cuidadores.
Alondra Reséndiz
La orfandad y las muertes de cuidadores son una pandemia oculta, resultado de las muertes asociadas a covid-19. Así lo interpreta el estudio “Estimaciones mínimas mundiales de niños afectados por la orfandad asociada a covid-19 y la muerte de los cuidadores”, publicado el 20 de julio en la revista médica británica The Lancet.
De 21 países estudiados, México es uno de los que tiene la tasa más elevada de niñas y niños que perdieron a cuidadores primarios –ya sea la madre, padre, abuelos o apoderados–, con tres niños por cada mil.
Esto se traduce en 131 mil 325 niños en estado de orfandad en México por causa de covid-19, de los cuales 33 mil 342 perdieron a su madre, 97 mil 951 perdieron a su padre y 32 perdieron a ambos.
En los casos de la infancia cuidada por abuelas y abuelos que tienen la custodia, 4 mil 429 niños perdieron a su abuela, 5 mil 342 perdieron a su abuelo y 36 niños perdieron a ambos. Tomando en cuenta estas pérdidas, la cifra es de 141 mil 132 niñas y niños en orfandad en México.
De acuerdo a los indicadores absolutos, México tiene la mayor cantidad de infancia en orfandad debido a covid-19, pero los indicadores relativos del estudio ubican a Perú como el país que tiene la tasa más elevada de niños en estado de orfandad: 10 por cada mil niños. Después está Sudáfrica, con una tasa de cinco por cada mil niños. Y en tercer lugar está México.
Los resultados sobre las tasas de orfandad fueron obtenidos a partir de un análisis de los datos de mortalidad y fertilidad para modelar estimaciones mínimas y tasas de muertes asociadas con covid-19 de cuidadores primarios o secundarios de niños menores de 18 años en 21 países. Los países que abarcó el análisis representaron el 77 por ciento de las muertes por covid-19 en todo el mundo.
Faltan más datos en el mundo
Otros países latinoamericanos que también presentan tasas elevadas de pérdidas son Brasil y Colombia, ambos con dos por cada mil niños en estado de orfandad.
Estos resultados responden a la falta de datos relacionados con la pérdida de cuidadores de la infancia en el mundo. Pero no sólo eso, las y los especialistas advierten que estas ausencias pueden devenir en impactos secundarios como daños a la salud mental, pobreza y abuso hacia los menores de 18 años.
En general, un millón y medio de menores han experimentado la muerte de un cuidador primario o secundario, de acuerdo al estudio.
“La pandemia de covid-19 ha sido rápida, despiadada y con impactos continuos. Una respuesta eficaz debe ser igual de rápida”, mencionan los especialistas.
Señalan, además, que el estudio es una nueva evidencia convincente de los efectos de las muertes asociadas a covid-19 y que las organizaciones multilaterales, gobiernos nacionales y locales, organizaciones no gubernamentales, religiosas y voluntarias deben incorporar programas basados en evidencia a sus planes de respuesta contra la covid-19 para abordar el impacto en la infancia.