La contingencia por la Covid-19 no sólo redujo el empleo y la actividad económica, también incrementó la pobreza laboral y la brecha de género en los trabajos, de acuerdo con el último reporte del Coneval de “Medición de la pobreza”.
Kayleigh Bistrain Alcázar
El contexto laboral cambió a raíz de la COVID-19 marcado, sobre todo, por la reducción de los ingresos y el desempleo. De acuerdo con el reciente reporte publicado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), México alcanzó en mayo un 54.9 por ciento de pobreza laboral, debido a la reducción del empleo y la caída en la actividad económica.
Se habla de pobreza laboral cuando el ingreso laboral per cápita en un hogar es inferior al costo de la canasta alimentaria, de acuerdo con el propio Coneval. En el primer trimestre del año, poco más de un tercio de las personas no podían adquirir los productos de la canasta alimentaria. Para mayo más de la mitad de la gente se encontraba en esa situación
Tan solo de abril a mayo, 11.7 por ciento de las personas pasó de no estar en pobreza laboral a estarlo. Por el contrario, hubo 10.3 por ciento que salió de esa categoría durante ese mismo periodo, sin embargo, en muchos casos fue porque se emplearon en el sector informal.
Los datos anteriores se obtuvieron a partir de la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo que elaboró el Inegi. Aunque a través de ese método no es posible tener datos exactos sobre la pobreza en los trabajadores, se pueden realizar estimaciones que permitan dimensionar el problema.
Los despidos también contribuyeron al empobrecimiento laboral por hogar. El sector informal fue el más golpeado, ya que se estimó una reducción del 27.2 por ciento frente a un 13.7 en el el empleo formal. Esta variación se dio entre el primer trimestre de 2020 y mayo.
En ese mismo periodo, los jóvenes y adultos mayores fueron los grupos de empleados a quienes más despidieron. Del primer trimestre a mayo, los trabajadores de entre 15 y 29 años disminuyeron un 25 por ciento, mientras que aproximadamente el 30.2 por ciento de los mayores de 65 fueron liquidados.
El Coneval finalizó su informe con la recomendación de enfocar la atención a los grupos más vulnerables durante la emergencia sanitaria, en los cuales se incluyen las familias que dependen del trabajo informal o cuyos miembros se ocupan en los sectores más afectados por la emergencia.
Otra de las consecuencias de la contingencia por la COVID-19 es el incremento de la brecha laboral de género. En el primer trimestre del año se reportó 1.9 millones de varones y 3.8 millones mujeres no activas económicamente, para mayo se estimó se estimó 8.5 millones de hombres frente a 10.9 millones de trabajadoras desempleadas. Esto no sólo impacta en el poder adquisitivo de ellas, sino además en su independencia económica.