El pan, el calor, la dulzura y la sinergia entre mujeres, son los ingredientes que se entrelazan en la panadería de “Las Panas”.
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Hazel Zamora
En su panadería “Las Panas” enseñan cómo preparar roles de canela. Su receta comienza como cualquier otra: en un bowl se integran 225 gramos de harina, 35 gramos de azúcar y una pizca de sal.
En otro recipiente se activa la levadura con 100 mililitros de leche a temperatura ambiente. Una vez que pasaron 10 minutos, se agrega a la mezcla un huevo, vainilla y 30 gramos de mantequilla.
Basta con nuestras manos para incorporar los ingredientes y amasar hasta obtener una masa lisa, suave y flexible, que no se pegue. Pero no solo eso.
En este punto, es cuando la receta de “Las Panas” se vuelve única. Mientras la masa reposa por 60 minutos para incrementar su tamaño, en el taller al que acuden sólo mujeres, son convocadas a hablar de otro tema: la autonomía económica.
“Apostamos por apoyar a detonar esos procesos en que las mujeres primero identifiquen pero también tener herramientas para poder generar autonomía específicamente la económica, porque con eso tenemos más posibilidades de que se rompan los ciclos de la violencia”.
“Las Panas” es un proyecto en la Ciudad de México creado por Rosalía Trujano Ortega. Su objetivo es promover la autonomía económica de las mujeres que se encuentran en situaciones de violencia o precariedad a través del oficio del pan.
“Las Panas es un espacio de acogida, de apoyo, de reconocimiento, pero sobre todo, un espacio donde se puede estar, habitar, aprender”.
Su historia con el pan
Rosalía Trujano es psicóloga, mujer de barrio de la alcaldía de Iztacalco. Su familia era comerciante, creció en mercados y tiendas. Recuerda que en esos pasillos el olor a galletas recién horneadas despertó su interés por aprender a hacer pan.
Pasarían años para que se reencontrara con la panadería. Llegó al oficio gracias a un grupo de amigas con quienes aprendió a hacerlo y venderlo.
En sus andares cambió de domicilio: se mudó al barrio de la Merced, de tradición comerciante. Allí comenzó todo.
Rosalía compró un horno pequeño e invitó a sus vecinas para conocerlas mientras horneaban pan, pero también quería saber del contexto de seguridad de la colonia.
“Ellas empezaron a hablar mucho sobre las cosas que les pasaban; una vecina que a su hijo lo agarró la poli, yo lo que escuchaba pues yo sí le ponía un nombre: yo decía eso es violencia. Entonces, más bien preparé las temáticas, les decía vamos a hablar sobre violencia y les pasaba las definiciones.
Me parecía algo así como incógnito, de hecho en ese momento me ha gustado mucho esa frase, yo no la inventé la vi en un sticker que decía, “horneamos insurrección”. Y yo sentía que hacíamos eso, porque las mujeres llegaban hacían su pan nadie sabía lo que pasaba ahí y se iban con su pan”.
La autonomía económica
Una vez transcurridos los 60 minutos, hay que regresar a preparar el relleno de los roles de canela. Para ello, se deben derretir 20 gramos de mantequilla, colocar la masa en una mesa enharinada y con la ayuda de un rodillo estirarla en forma de rectángulo.
En la superficie de la masa se vierte la mantequilla y se espolvorea una mezcla de 45 gramos de azúcar y 10 gramos de canela en polvo. Solo falta enrollarla procurando que quede pareja, cortar seis porciones y colocar las piezas en una charola engrasada.
Nuevamente, hay que esperar 45 minutos mientras reposa la masa; y de 20 a 30 minutos hornear a 160 grados centígrados.
En estos dos espacios, cuando se deja leudar la masa y se hornea el pan, “Las Panas” realizan sus intervenciones. Daira Villanueva, integrante de la organización, nos explica qué es la autonomía económica y su importancia.
“Cuando hablamos de autonomía económica es justo esta posibilidad de generar tus propios recursos económicos, pero también de tomar decisiones sobre ellos y no solamente de los recursos económicos, sino de otro tipo de recursos como el tiempo, el que tú tengas autonomía económica quiere decir que tienes estos ingresos, pero además vas a decidir en qué puedes usarlos y que puedes usar para ti”.
Además, en un país donde existen altos niveles de violencia contra las mujeres se debe reforzar este concepto, pues es común que los agresores busquen afectar la supervivencia económica de sus víctimas para generar mayor dependencia hacia ellos.
“En el caso de la violencia también es un factor clave para salir de las situaciones de riesgo, porque si dependemos económicamente pues no tenemos ni siquiera la posibilidad de movilidad, de poder decir, ahorita tomo un taxi, tomo el micro y me voy a algún lugar para salir de esta situación, o sea, ni siquiera es como que puedas tener esos recursos para hacer una llamada quizás”.
El acompañamiento de “Las Panas”
Para acompañar sus procesos “Las Panas” también ofrecen terapia psicológica individual a costos accesibles, escuchamos a Sarai, psicóloga de la organización.
“Es importante abrir el espacio no solo de la autonomía económica, sino también a la autonomía emocional. La posibilidad de este espacio es que además de la colectividad también tengan sus propios espacios para aclarar, para entender, para escucharse, para ser recibidas, para poder nombrar lo que necesitan y pues mapear juntas su camino de conciencia y de sanación”.
“Las Panas” se centran en atender a adultas de 30 hasta 60 años de edad de los barrios de la Ciudad de México, pero también imparten talleres a otros grupos en situaciones de vulnerabilidad como mujeres migrantes, con alguna diversidad funcional o quienes han terminado sus procesos de privación de la libertad. En ellas han detectado la agresión sexual y la precariedad económica como las principales violencias que las atraviesan.
Cabe destacar que según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en México 29 por ciento de las mujeres de 15 años o más no percibe ingresos propios para cubrir sus necesidades y las de otros miembros del hogar. En el caso de los hombres el porcentaje cae al 7 por ciento.
Asimismo, si bien el ingreso de las mujeres al mundo laboral ha incrementado, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) indica que hasta mayo de 2023, 76 de cada 100 hombres en edad de trabajar fueron económicamente activos, en comparación con las mujeres la cifra se reduce a 46 de cada 100.
Compartir y conversar alrededor del horno
El pan, el calor, la dulzura y la sinergia entre mujeres, son los ingredientes que se entrelazan en la panadería de “Las Panas”. Por ello, cuando los roles de canela están listos, todas se reúnen para probar y compartir sus esfuerzos.
“Esta alquimia que se tiene desde el principio, de cómo los ingredientes comienzan como algo pero terminan transformados, eso es un símil que también hacemos con nosotras mismas…
El horno, el fuego, el calor, convocan. Históricamente se dice que siempre hay gente alrededor del fuego. Lo que se puede hacer alrededor del calor, conversar, compartir etcétera. También nos permite resignificar estos espacios que a las mujeres se nos han obligado a estar, que son la cocina y lo privado. Las mujeres siempre las hemos utilizado para conspirar, para pasar la sabiduría”.
Para apoyar la labor de “Las Panas”, pueden comprar los panes artesanales que venden en su panadería ubicada en Av. del Taller 24, colonia Tránsito, en la alcaldía Cuauhtémoc. O bien, acudir a alguno de sus talleres de panadería, cuyo costo sirve para cubrir el de otras mujeres que lo requieran.
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