La discriminación que viven las niñas y niños en nuestro país es una deuda histórica y no estamos centrados en protegerlos, dijo Kirsha Carretero
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IMER Noticias
El Estado Mexicano carece de un registro de menores de edad institucionalizados y de los centros de acogida o casas de asistencia social existentes en el país y tampoco ha implementado un plan de restitución de sus derechos cuando estos son vulnerados por tortura y malos tratos, evidenciaron organizaciones de la sociedad civil en una audiencia organizada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
En la audiencia pública, encabezada por Antonia Urrejola Noguera, presidenta de la CIDH, advirtió que el sistema de protección en el país de niñas, niños y adolescentes, así como las Procuradurías locales, debieron desde el 2004 elaborar un registro de los menores albergados en instituciones de asistencia, de los centros de acogida y las condiciones en las que se encuentran, sin embargo a la fecha no existe.
Al respecto, el Procurador Federal de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes del DIF Nacional, Oliver Castañeda Correa reconoció la ausencia de un registro y se comprometió que al primer semestre de este año, el Estado Mexicano contará con el mismo.
Para la Primera Emisión de IMER Noticias conversamos con Kirsha Carretero, de la organización Conexiones de BYDA, quien nos dijo que la discriminación que viven las niñas y niños en nuestro país es una deuda histórica y que no estamos centrados en protegerlos, garantizar el ejercicio de sus derechos ni tenemos una cultura de verlos como titulares autónomos de derechos.
“Tenemos una cultura adultocéntrica, una cultura tutelar que no nos permite enfocarnos en ellas y ellos. Aunque deberían serlo, no son lo más importante en presupuestos, en políticas públicas ni en el quehacer diario”
Kirsha Carretero también reconoció la importancia de establecer vías para que sean las y los propios niños, niñas y adolescentes quienes levanten la voz y den a conocer sus propias necesidades.
Te recomendamos:“Tenemos que conservar esta perspectiva para asegurar que puedan ejercer sus derechos y hacerlos participar, escuchar su voz y que sean ellos quienes nos digan ‘Yo estoy bien, yo necesito esto’”
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