El hallazgo revela la importancia de la posición de la mujer en la élite de los pueblos prehispánicos.
Carolina López Hidalgo
Tras 10 años de investigación en la Tumba II en la Zona Arqueológica de Tingambato, Michoacán, por parte de diversos especialistas, hoy se puede confirmar que los restos de la mujer que fue enterrada con cerca de 19 mil objetos vivió en el esplendor de esa cultura hace 1400 años.
Los restos pertenecían a una joven mujer de entre 16 y 19 años, pudo ser una guerrera, o una princesa, aún falta mucho por estudiar, pero su ajuar conformado por 19 mil 428 objetos de concha y lapidaria, así como la deformación craneal, y otras características indica que fue un personaje de élite, como lo señaló el arqueólogo José Luis Punzo Díaz, del INAH Michoacán.
“Se trataba de una mujer muy joven, que tenía una deformación craneana, la modificación dental y su ajuar, lo que nos habla de una persona de un importante estatus, pero luego encontramos un círculo de armas, cinco armas que tenía su alrededor, lo que nos hace replantear y entender las divisiones de género que tenemos de nuestras sociedades contemporáneas; en el pasado seguramente fueron muy diferentes a lo que entendemos hoy día sobre el papel de hombres y mujeres, debió ser mucho más complejo de lo que muchas veces los arqueólogos explicamos”.
De acuerdo con Alejandro Valdés Herrera, integrante del proyecto de investigación, el análisis osteológico y de ADN antiguo confirmaron que los restos tienen una antigüedad que se remonta hacia el año 630 d.C., en la etapa de mayor crecimiento de Tingambato, de 550 a 850 d.C.
Para el arqueólogo José Luis Punzo, Tingambato fue un sitio privilegiado por su ubicación, en la entrada de Tierra Caliente, y se espera reconocer la cercanía con la cultura teotihuacana
“Tingambato tiene una ocupación muy ligada a lo teotihuacano, por el tipo de arquitectura de la ciudad, su época de esplendor fue entre el año 580 y 600 según los fechamientos, que coincide con el abandono de ciertos sectores de Teotihuacán. Estos lugares en el occidente de México primero fueron abandonados por los habitantes para ir a Teotihuacán y luego se cree regresaron, de alguna manera son como el reflejo de la migración, por eso no interesa saber si esta joven de 16 ó 19 años era originaria de Tingambato o no, tal vez nos llevaremos algunas sorpresas interesantes en el futuro”.
Mediante los estudios se buscará determinar que la mujer tuvo diversas paleopatologías, las cuales indican que sufrió periodos de enfermedad como fiebre y un grado leve de desnutrición, aunque no parecen ser la causa de muerte, la cual aún se desconoce, pero continúan los estudios de ADN para conocer más sobre esta mujer.
“Continuaremos con los estudios de ADN, sobre todo comparándolos con otra tumba, el número uno, donde se encontraron 54 personas enterradas con cientos de vasijas y miles de otros objetos, la cual a diferencia de la tumba 2 la mujer se encontró en un espacio muy similar pero sola con su ajuar y todo ahora lo que conocemos.
Hoy se busca generar un nuevo proyecto de investigación para poder comparar las huellas genéticas entre la población de la tumba uno con la con la tumba 2, a través de técnicas genéticas innovadoras y conocer los linajes y la reconstrucción poblacional, también se harán estudios de isotopía, para conocer las posibles enfermedades que pudo tener la joven guerrera o princesa”.