Foto por: Nate Greno
Los países ricos están fallando en financiamiento para combatir la hambruna, lo que pone en riesgo la vida de más de 50 millones de personas en 7 países de África y Medio Oriente, de acuerdo con un reporte de la Oxfam.
Kayleigh Bistrain
La amenaza de hambruna en lo que va de la pandemia por Covid-19 ha tenido una escasa respuesta por parte de los países más ricos, a pesar de los llamados de las agencias humanitarias para brindar ayuda alimentaria.
De acuerdo con el reporte “Más tarde es demasiado tarde”, elaborado por la organización Oxfam, 55.5 millones de personas en 7 países están al borde de la hambruna, pero el financiamiento solicitado a los Estados más ricos sólo ha alcanzado el 28% de los 10 mil millones de dólares solicitados para el Plan de respuesta humanitaria mundial de las Naciones Unidas para COVID-19, lanzado en marzo.
De los dos mil 800 millones recaudados hasta septiembre, sólo el 10.6% se destinará a la seguridad alimentaria y el 3.2% en nutrición. El resto se distribuirá en atender la violencia de género, protección, salud, agua, saneamiento e higiene. Este resultado fue calificado por la Oxfam como de “indiferencia” por parte de la comunidad internacional.
Yemen, la República Democrática del Congo, Nigeria, Burkina Faso, Somalia, Afganistán y Sudán del Sur, son los países a los que se busca destinar los recursos para contrarrestar el hambre severa.
Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, recién galardonado con el Nobel de la Paz, informó este lunes que necesita recaudar 6 mil 800 millones de dólares durante los próximos seis meses para evitar la hambruna, que estima aumente a 132 millones de afectados.
Otro informe de la Oxfam publicado en julio ya alertaba que “entre 6 mil y 12 mil personas al día podrían morir de hambre debido a las repercusiones sociales y económicas de la pandemia antes de que finalice el año”.
La crisis alimentaria actual es resultado de la pandemia por el nuevo coronavirus, los conflictos violentos, el declive económico y los desastres naturales.
Ante este panorama, las mujeres y niños son el grupo más vulnerable, ya que las crisis propician el aumento de las responsabilidades laborales para estas personas.
Las repercusiones del hambre
El hambre y la malnutrición crónica traen consecuencias para toda la vida, como enfermedades más frecuentes, deficiente rendimiento y abandono escolar, baja productividad en el trabajo y menores ingresos. Según la Oxfam, estadísticamente estas personas tienen más probabilidades de vivir en la pobreza.
La desnutrición infantil no sólo afecta a quienes la padecen, sino al país entero porque para atenderla requiere mayor inversión en la atención a la salud, aumenta la carga para el sistema educativo y la futura fuerza laboral del país será menos productiva.
La organización insiste en que una intervención temprana enfocada en prevenir la hambruna, contribuye a romper el ciclo de la pobreza y hambre. Por ello, la organización apuesta por invertir en sistemas de alerta temprana que permitan adoptar medidas a tiempo. Pero su efectividad dependerá de las respuestas inmediatas.
La Oxfam hace un llamado a los actores relevantes para que:
- Proporcionen niveles adecuados de financiamiento para la asistencia alimentaria, que puede ser en dinero en efectivo o productos básicos;
- Apoyar el llamado del Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, por un cese al fuego mundial, que permitirá romper los vínculos entre el conflicto y el hambre para facilitar el acceso de ayuda humanitaria;
- Y aumentar las inversiones en la producción de alimentos en pequeña escala y agroecológica para que los productores puedan vivir ello.
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