Le ganó al cáncer y al covid-19 y quiere despedirse no sin antes dejar un legado para el país.
Jorge Villordo
Si bien el voleibol es un deporte de conjunto, para Jorge Azair siempre ha sido un reto individual.
El capitalino mentor con casi 30 años de experiencia está repuesto de dos grandes batallas, incluso más grandes que el haber llegado a los Juegos Olímpicos de Río 2016: venció al linfoma de hodgkin, una formación de células cancerosas, y en un peleado set venció también al covid-19, que lo tuvo en la lona, a punto de morir.
“Me dolía mucho el cuerpo, sobre todo la espalda, creo que eran los pulmones. Tenía mucho cansancio, me trasladaron al hospital y me pusieron en cuidados intensivos. La verdad sí me sentía mal, ya me daban temperaturas y dolor del cuerpo y de los pulmones y tenía tos que no me dejaba respirar bien. Estaba solo, aislado, totalmente”.
Pero Jorge Azair ha regresado a su pasión para jugar un quinto set en las canchas, donde quiere despedirse no sin antes dejar un legado para el país.
Con una nueva selección mayor inició un nuevo proyecto. Azair busca llegar al mundial de Rusia 2022 a través de la Copa Panamericana, con un representativo que supere a todos los anteriores que dirigió.
“Un grupo con mucho talento en lo físico, primero; tenemos ahora jugadores de más de dos metros y creo que hay un futuro prometedor con este grupo, hay que cuidarlo, hay que trabajar, hay que invertirle, porque si no las cosas van a seguir como siempre. Muchos, después de Juegos Olímpicos, cumplieron su sueño y se fueron retirando, otros ya cumplieron su ciclo y había que renovar y optamos por invertirles a ellos”.
Aprovechando la pandemia y con un nuevo modelo, se internaron en una burbuja desde noviembre del 2020, donde se cocina la nueva generación que sustituye a la de oro de los grandes Martín Castillo o Blanca García, así como la olímpica de Tomás Aguilera, Iván Contreras y Carlos Guerra.
Pedro Rangel, el acomodador, se mantiene. Es una posición longeva que aún puede llegar hasta Los Ángeles 2028.
Para el entrenador de la Selección Nacional de Voleibol no existe una espina clavada luego de no repetir actuación en Tokio 2020, ya que era consecuencia de la transición natural de sus dirigidos.
“Simplemente estar vivo, hacer lo que nos gusta, hacerlo bien, buscar trascender, ese es mi motivo y tratar de aportar algo a estos muchachos. Yo le pido a Dios, pido a mis ángeles, al trabajo que hacemos, creo en ellos, creo en el trabajo que hacen, por lo que estamos trabajando, por ser los mejores del mundo y, por qué no, ser campeones olímpicos algún día”.
Luego de su paso invicto hasta la semifinal, la selección perdió contra Canadá y con ello el pase directo al Mundial y ahora será cuesta arriba que las autoridades se fijen con apoyos, en los nuevos valores.
“Perdimos la oportunidad de calificar de manera directa al Mundial y depende de nosotros; si hubiéramos conseguido la clasificación directa, las autoridades gubernamentales habrían hecho algo con respecto a los apoyos, ahora hay que picar más piedra, porque desafortunadamente en México es así, en México el apoyo te lo dan hasta que consigues el resultado, no te dan el apoyo para que consigas el resultado; eso es lo que me duele, que pudimos haber tenido el apoyo, ya de manera más pronta si hubiéramos ganado y pues que para que nos apoyen, tenemos que ganar y punto”.