En los últimos 50 años, el número de catástrofes aumentó cinco veces en el mundo; las tormentas y huracanes ocuparon el segundo lugar en muertes.
Escucha la séptima entrega de la serie “El planeta, al límite”.
Francisco Juárez
Dora recuerda el día en el que el huracán “Grace” impactó su comunidad. Fue en la madrugada del 21 de agosto. Habían pasado dos días desde que la tormenta había iniciado su recorrido por territorio mexicano.
“En la noche, el aire fuerte. Chillaba fuerte el aire. Las ventanas se movían, los árboles se desgajaron. Se fue la luz, esa noche, se fue la luz y no regresó en varios días. Estaba preocupada por mi tinaco, que no lo amarramos, pensaba que la tapa se iba a volar”.
“Grace” primero impactó en Quintana Roo, luego se desplazó hacia Yucatán. Las autoridades reportaron saldo blanco en las dos entidades, pero la historia fue otra en Veracruz, Hidalgo y Puebla.
El huracán aumentó su fuerza en su trayecto por el Golfo de México y chocó contra las costas de Tecolutla como categoría tres. A su paso, dejó una estela de destrozos en tres mil 773 localidades, entre ellas el municipio de San Rafael, donde vive Dora.
“Mis árboles que tengo en el patio se desgajaron: tengo papayas, se cayeron, mis plantas de papaya se fueron para abajo, mi pistache se desgajó, el platanal se cayó por el huracán, se fue para abajo, las matas de limón ya estaban con fruto y se fueron para abajo”.
El aire no dejaba de zumbar
La familia de Dora fue una de las más de 64 mil que resultaron afectadas tras el paso del huracán. A sus 59 años, asegura que jamás había vivido un huracán de esa intensidad. Hubo momentos en los que el temor se apoderó de ella y de su esposo por la precariedad de su vivienda, en un municipio donde el 51 por ciento de la población sufre carencias.
“El aire no dejaba de zumbar, de moverse las ventanas. En el patio de mi hija donde tiene su lavadora, el techito era de lámina y se alzaba y volvían a caer. Pegaban bien fuerte. El aire tan fuerte que venía los alzaba y las bajaba con fuerza. El aire tardó horas y horas, yo le decía a mi hija que ya estaba pasando que ya había acabado, pero me dijo ‘no, má, todavía falta la colita del mar’ y todavía faltaba un poco más que era más fuerte. Pasaban las horas y no se terminaba el aire hasta zumbaba y yo decía ‘ay, Dios mío’. Se siente bien feo”.
El servicio de energía eléctrica tardó más de una semana en restablecerse, lo que dificultó la compra de algunos alimentos en su localidad.
“Pasaban los días y ya fueron a ver, teníamos que esperarnos porque era desde la playa, todo fue poco a poco. No se daban abasto. No sé de dónde venían las personas que estaban arreglando la luz y fue poco a poco y teníamos que tener paciencia porque no se podía todo. Era por partes, por pueblos o por rancherías, era de poco a poco, hasta que llegaron a San Rafael. Sí era difícil ir a comprar porque no podían cobrarnos en los centros comerciales”.
El huracán pegó duro al campo
Dora jamás había atestiguado una destrucción similar. El campo fue uno de los más afectados. De acuerdo con el Sistema Estatal de Productores de Plátano, mil 800 hectáreas de platanales se perdieron.
En los tres estados donde impactó “Grace”, 47 mil 484 productores perdieron en unas horas una parte o toda su cosecha y sus casas.
Sin embargo, la respuesta para los y las damnificadas fue casi inmediata y distintas brigadas recorrieron el municipio de San Rafael para apoyar con víveres y realizar un censo para entregarles recursos, principalmente, a las y los agricultores.
“Anunciaban en el radio, o en la calle iban anunciando, que según iban a ayudar a quienes tenían sus frutos, el plátano o el limón, iban a ayudar a personas que sí perdieron mucho por las parcelas, por las parcelas que tenían de fruto. Por ejemplo, el esposo de mi hija tiene limón y en todos sus arbolitos hubo pérdidas. Según él, el gobierno les iba a ayudar para darles otras plantas para sembrarlas. Algo así escuché”.
Entre la reparación de carreteras y los apoyos directos para las personas damnificadas, el gobierno federal destinó más de cuatro mil 427 millones de pesos.
Recordatorio para el mundo
En los últimos 50 años, el número de catástrofes en el mundo aumentó cinco veces. Las tormentas y huracanes ocuparon el segundo lugar de desastres naturales que más muertes causaron, con más de 577 mil fallecimientos, de acuerdo con las Naciones Unidas.
El huracán “Grace” es un recordatorio de que estos fenómenos siguen en aumento y cada año serán más frecuentes y graves en México y el mundo, derivado del cambio climático.
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