La pulsera hecha de microfibra cuenta con una plataforma conocida como Arduino y mediante dos sensores envía la información basal del estudiante para medir si está estresado y debe relajarse o no.
Escucha la entrevista con los ingenieros Efraín Villegas Sánchez y Alfredo Armenta Espinosa
Karen Díaz
La presión académica y los problemas fuera de la escuela son dos factores que detonan el estrés escolar en 6 de cada 10 estudiantes en México, de acuerdo con un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Sin embargo, la rapidez con la que realizamos las actividades diarias a veces nos dificulta tomar una pausa para pensar en nuestra salud mental. Pero, ¿qué pasaría si una pulsera nos dijera cuando parar?
Dos egresados del Instituto Politécnico Nacional se hicieron la misma pregunta y desarrollaron una pulsera inteligente capaz de detectar los niveles de estrés en los y las estudiantes.
El proyecto de Efraín Villegas Sánchez y Alfredo Armenta Espinosa, de la Unidad Profesional Interdisciplinaria en Ingeniería y Tecnologías Avanzadas (Upiita), mide los cambios en la temperatura en los nervios a través de la piel, así como los cambios en la frecuencia cardiaca.
En entrevista para IMER Noticias, el ingeniero Efraín Villegas comentó que, más allá del desarrollo de la pulsera, lo importante es atender la salud mental.
“Armenta y yo lo vivimos en carne propia, estando dentro de la escuela. Ver como no nada más nosotros nos estresábamos, sino también todos nuestros compañeros de nuestra propia carrera. También conocidos que nosotros teníamos dentro de la misma escuela. Es muy feo ver todo lo que está pasando y que no haya una métrica o algo que te diga: ¡Hey, detente! Más que tú mismo y que hay veces que no te haces caso por tu querer sacar mejores resultados. Entonces, por ahí fue el inicio de este proyecto.”
¿Cómo está construida la pulsera?
La pulsera está hecha de microfibra con una plataforma de código abierto con un sistema operativo libre, conocida como Arduino. También tiene dos sensores que se colocan en los dedos índice, y anular o medio de la mano para enviar la información basal vía bluetooth.
Sin embargo, nada de esto sería posible sin la tarjeta de desarrollo que funciona como el cerebro de la pulsera. Por ello, fue una de las partes en la que más pusieron atención.
Así lo comenta el ingeniero del IPN, Alfredo Armenta.
“Lo que hicimos fue una investigación sobre las tarjetas, que estuvieran disponibles con las características de los tamaños, que pudieran transmitir, que tuvieran la memoria suficiente, que tuvieran un reloj, que en este caso es el que determina la frecuencia en la que podía trabajar la tarjeta, y el consumo energético. La tarjeta que ocupamos cumple con todas las características y lo más importante fue que esta tarjeta tiene implementada el bluetooth”.
¿Cómo funciona la pulsera?
Para comenzar con el análisis, la persona debe tener colocada la pulsera.
A través, de la aplicación Stress para celulares con sistema operativo Android, el o la estudiante define los parámetros para realizar una estimación del estrés como definir el semestre que cursa y/o la materia sobre la cual desea realizar sus pruebas.
Mediante el bluetooth, el dispositivo móvil envía la información del estado basal de la persona y la aplicación mide los datos para estimar si se encuentra estresada. Además, envía el resultado con gráficas comparativas.
El ingeniero, Alfredo Armenta, detalló que estos datos se obtienen mediante un método llamado “SampEn”.
“Es un método matemático que hace comparación de dos, digámoslo periodo de muestras, en las cuales detecta si tienen un incremento o decremento. Si había una alteración significativa se determinaba que el sujeto había tenido algún evento que lo había perturbado, en este caso que había tenido un episodio de estrés.”
Desinterés y falta de apoyo: los obstáculos del proyecto
Durante el desarrollo de la pulsera, Efraín y Alfredo enfrentaron varios obstáculos para sacar adelante su proyecto como la aceptación por abordar tema como la salud mental y encontrar las piezas necesarias para hacerlo funcionar.
Por ello, ambos ingenieros agradecen y reconocen la labor de su asesora, la profesora Blanca Tovar Corona, para consolidar este trabajo enfocado en la identificación del estrés.
“En un inicio, recuerdo que nosotros habíamos planteado esto, y a nadie le parecía la idea. Parecía algo muy ambiguo. De hecho, nos rechazaron la idea una vez. Entonces nosotros por fuera teníamos que seguir insistiendo. La salud mental no es como que esté totalmente reconocida, y mucho menos dentro de la ingeniería. Siento que por eso tampoco le daban mucha visión a nuestro proyecto o le daban algo más allá de lo que nosotros estábamos presentando.”
Por ahora, la pareja de ingenieros del Instituto Politécnico Nacional cuenta con dos pulseras. Sin embargo, su desarrollo abre la posibilidad de llevarlas a otras áreas y actividades donde las personas están sometidas a grandes presiones como en hospitales donde el personal de salud tiene jornadas de hasta 24 horas.
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