Lulú Puig posibilita a los internos del Reclusorio Preventivo Varonil Norte la experimentación del arte en medio del encierro.
Carolina López Hidalgo
“Empezó en marzo de 2017. Un pequeño grupo de artistas no preguntamos los que era la libertad. A mí se me ocurrió irles a preguntar pues a los que según mi concepción habían perdido la libertad. Entonces, de ahí fue abrir un taller de expresión artística en el Reclusorio Preventivo Varonil Norte.”
Lulú Puig
Así empezó la aventura de Lulú Sánchez Puig con su colectivo. Experimentar en medio del encierro, del poco espacio y del silencio que sólo llega unas cuantas horas al reclusorio Preventivo Varonil Norte, volar a través del color y escaparse por ocho horas en el taller de pintura.
Lulú, una joven artista visual, les ha dado a estos chicos una nueva oportunidad de comunicarse con el exterior.
“Me encontré con un grupo de artistas maravilloso que pinta entre 45 y 50 veces a la semana, entonces fue increíble porque ellos tienen una factura para pintar maravillosa.”
Lulú Puig
La locura se une y la creación se abre, como les pasó al inicio llevando nuevas maneras de expresar y dejando a un lado el ser copistas de obras.
“Lo que me costó trabajo es cambiar el concepto: del copista al artista. El tema con la artesanía a diferencia del arte es que puede ser replicable, pero en arte lo que tú necesitas es experimentación y expresión porque cada obra es única.”
Lulú Puig
Para conseguir esto, Lulú tuvo que aferrarse a todo, jugando y disfrutando con los 15 alumnos.
“Nos hemos echado en clases la Divina Comedia de Dante y leemos de pronto a Shakespeare, un montón de cosas que nos ayudan a sacar la expresión.”
Lulú Puig
Se enfrentó en un principio a las reglas del reclusorio, que si bien le limitaron, también le llevaron a reinventarse.
“Pero entonces fue increíble porque al lado hay un taller de literatura que tenían escáner y les escanean las caras, literal, así como documento, pon la cara en el escáner y te la escanean. Uno de ellos abrió los ojos y dijo: No, no me quedé ciego. De ahí salieron los primeros retratos y además hicimos obras colectivas en lienzos más grandes donde trabajaban entre cinco y seis artistas adentro y luego, afuera la trabajaban el grupo que también habían estado adentro del reclusorio.”
Lulú Puig
La ventaja que tuvo la pintora y fotógrafa fue que 30 años antes Don Francisco Tejeda había creado desde adentro un taller, sembrando la semilla de la pintura.
“Y ahí fundó un taller de arte y el taller de pintura. Entonces, Alex llevaba ya pintando 9 años, eso lo alejó de toda la complejidad del tema social que se vive adentro de la cárcel, de las drogas, de los problemas. Llegué yo tres semanas después de que había salido el maestro Tejeda. Caché a sus alumnos que eran como cinco y se integraron otros 10, porque ya había ahí como una semilla plantada.”
Lulú Puig
El Capitán y el tío Pepe, aparte de Lulú, se unieron al proyecto del que por más de tres años han logrado ver la satisfacción de los hombres que nunca imaginaron vivir por horas la libertad ante su encierro y la reconciliación con su familia.
“Así todas sus inauguraciones, han estado en la Ibero, en la UNAM, en el centro Cultural Tlatelolco, en la Biblioteca de México. Fue increíble porque por primera vez salimos a una visita estudio al Museo de Arte Moderno a visitar otra exposición, les hicieron una visita guiada. Para muchos era la primera vez que visitaban un museo.“
Lulú Puig
El entusiasmo, el gusanito de la creación florece, el problema para los que viven del arte en el encierro es salir. Solos, con entorno cambiados y regresar a casa donde la pintura no es la opción.
“Llevo 10 años viviendo en una situación en la que aprendí habilidades sociales, emocionales y de todo y ahora me sacan y ni mi familia me quiere ni nadie me acepta, todo mi entorno cambió. Tenemos a un chavo que salió 15 años después, obvio iba en Insurgentes y dijo: ¿qué onda con el Metrobús, no? de pronto es, a ver: solo tu llega y busca trabajo, encuentra trabajo, que no te van a dar porque tienes antecedentes penales ¿no? Muchas veces la familia es criminógena o los amigos del barrio o los amigos que hicieron dentro que vuelven al barrio.”
Lulú Puig
De ahí la necesidad de apoyarlos afuera.
“O sea, al final por cualquiera que sea el motivo que la rieguen, llegan ahí porque además sus vidas siempre son dificilísimas, fueron victimarios porque antes fueron víctimas de muchas cosas, de mucho dolor familiar, de abandonos de alcoholismo, de adicciones, de muchas cosas muy duras, o sea, con todo este proceso sanador que lleva intrínseco el arte, sí, de veras, es increíble la manera en la que ellos perciben el mundo y en la que ellos además la plasman en el lienzo y que puedan vivir de eso.”
Lulú Puig
Por eso, el proyecto no sólo se queda en la cárcel, la familia que se crea en la reclusión continúa afuera. Como es el caso de Alejandro, quien al salir se fue a vivir a la casa de El Capitán y hoy expone su obra en la Galería Oscar Román.
“Bueno, el primero que salió justamente Alejandro Sandría, se dedica 100 por ciento al arte, la Galería Socar Román lo invitó como su artista de la galería, vive de la venta de obras, pinta todos los días, su vida cambió por completo.”
Lulú Puig
Con el apoyo de la Secretaría de Cultura, Los Olvidados y Una Nueva Vida, han creado proyectos en zonas de riesgo.
“Allá afuera también hemos generado talleres con chavos en conflictos con la ley o en zonas difíciles donde hay como pandillas. Estuvimos trabajando en Pedregal de San Nicolás con ocho niñitos haciendo un mural y fue bellísimo porque de pronto se abre el imaginario a alguien que obviamente la idea de ser artista le queda lejísimos porque nunca conoció a una artista que sí de veras gane dinero de eso.”
Lulú Puig
Por eso el mural que harán el fin de semana lleva como pretexto mostrar cómo la gente puede cambiar y se mejor.
“O sea, el mural es simplemente el pretexto para acercarse a la comunidad poder platicar la historia de ellos, poder entender que hay otra forma de vida, ampliar el imaginario hacia el arte, hacia otro tipo de expresión.”
Lulú Puig
Hoy la covid les ha vuelto a encerrar, a dejar de vivir de esa experiencia que Lulú, el tío Pepe y El Capitán, les llevan dos veces por semana, sin embargo, los lazos continúan.
“Pero ahorita con el covid es muy difícil que puedan salir, desde marzo que no he podido entrar les envío materiales cada semana, me comunico telefónicamente con ellos. O sea que me hablan, les doy instrucción, pero estamos bien lejos. Con los chavos que están en libertad, los cuatro que están en libertad, se hace toda esta integración con la comunidad.”
Lulú Puig
Las obras de los artistas en reclusión se venden a través de las páginas lulupuig.com y Kolëctiv feat, una asociación que sólo acepta a gente que ha pisado las cárceles.
“Para pertenecer al colectivo tienes que tener antecedentes penales”
Lulú Puig