10 años han pasado desde la masacre a 71 migrantes en San Fernando, Tamaulipas. Tal hecho fue un síntoma de la violencia que vendría en nuestro país. Pese a los riesgos que enfrentan, los y las migrantes continúan saliendo de sus países en busca de mejores oportunidades.
IMER Noticias
A 10 años de la masacre de 72 migrantes en San Fernando, Tamulipas, aún hay preguntas abiertas sobre lo que ocurrió entre el 22 y 23 de agosto de 2010. La verdad y la justicia sobre el caso y la posibilidad de que no se repita un caso atroz como el de aquel día aún están pendientes.
Familiares y organizaciones defensoras de los derechos de los migrantes señalan que el trabajo de las autoridades mexicanas no ha sido exaustivo en este caso. Pero no es una tarea únicamente del Estado mexicano, también han fallado sus países de origen El Salvador, Honduras, Guatemala, Ecuador y Brasil.
Los migrantes continúan saliendo de sus territorios en busca de mejores oportunidades, aún a pesar de los riesgos que enfrentan en su recorrido hacia Estados Unidos. Son más de 72.
Ana Lorena Delgadillo, directora ejecutiva de la fundación para la justicia y el estado democrático de derecho, opina que el lamentable suceso también ofrece un importante aprendizaje que es vital tomar.
«Cuando uno no atiende las expresiones más crudas de la violencia en el país, están destinadas a repetirse»
Lo sucedido en San Fernando fue un anuncio de la violencia que vendría después en todo el país. Violencia que fue erróneamente combatida con el despliegue del ejército por las calles, estrategia de Felipe Calderón.
A la fecha tenemos más de 4 mil desaparecidas y desaparecidos. Más de 250 mil muertes violentas. Lo sucedido en San Ferndando fue un primer síntoma. Desde entonces hechos violentos en Tamaulipas se han repetido.
Es importante que más allá de hechos individuales, se investiguen los fenómenos criminales para resolver este tipo de casos. De ser investigados caso por caso, es difícil que se obtengan resultados. Es importante tratar las investigaciones como macrocriminalidad para entender las causas políticas y sociales que permitieron, y siguen permitiendo, que en este país se secuestren y se asesinen migrantes.
Además, es necesario establecer una cooperación con los países de donde provienen estos migrantes. México es buenísimo para gestiones diplomáticas, sin embargo, ¿dónde estásn las autoridades correspondientes y sus homólogos internacionales para frenar las torturas que sufren las familias que desconocen el paradero de sus familiares o incluso han recibido restos cuya identidad no pueden confirmar.
Es por eso que se colocó un antimonumento en Reforma, como un acto de memoria y como recordatorio de que en ese caso, como en otros, hay impunidad, olvido y no hay atención por las víctimas.
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