Los escritores Guadalupe Correa-Cabrera y Tony Payan publican un libro que analiza al ex titular de Seguridad de México.
IMER Noticias
Hablar del trabajo público de Genaro García Luna, como el encargado máximo de la seguridad de México en el sexenio de Felipe Calderón, parece sencillo porque la información está al alcance de la mano y es pública; sin embargo, entender cómo actuaba requiere de un análisis mayor.
Los profesores y escritores Guadalupe Correa-Cabrera y Tony Payan se enfocaron en ello y a finales de 2017 y principios de 2018 realizaron una serie de entrevistas con García Luna y personas cercanas a él. El resultado es el libro “Las cinco vidas de Genaro García Luna”, presentado recientemente en el país.
“Es muy interesante el libro porque él ve el mal en el otro y es muy interesante que él tiene esta capacidad de entender cómo funciona el poder, pero no verse en este entramado de corrupción, de una serie de errores, porque él cometió también muchos errores”, dice Correa-Cabrera.
En el libro se describe a un Genaro García Luna que se veía a sí mismo como un hombre intelectual que tenía la capacidad de verlo todo, pero no de verse a sí mismo.
“Creo que el perfil psicológico de García Luna también tiene esto. Estas personas que son de alguna forma, que no sienten y que tienen la capacidad de hacer muchas cosas malas, pero también tiene la capacidad de reflejarse en los demás, pero no aceptar lo que él hace”, agrega la escritora.
Un ejemplo, dice, es que mientras fue titular de Seguridad, Genaro García Luna colaboró directamente con los Estados Unidos en el combate al tráfico de drogas y estuvo cercano a la DEA, a la CIA y al FBI. Paradójicamente fue arrestado en ese país por sus vínculos con el crimen organizado.
“Las opiniones sobre Genaro García Luna van desde que era un buen policía, más o menos una persona dedicada, una persona que sabía de lo que hablaba, etcétera, hasta quienes obviamente estarían quizás en algunas de sus actividades y lo acusan de corrupción, de haber protegido al cártel de Sinaloa, de haber dado quizás permiso de que siguieran haciendo su trabajo, de haber perseguido a otros grupos criminales favoreciendo y dejando en paz en cierta manera al Cártel de Sinaloa”, dice Tony Payan.