Entre rezagos e insuficiencia de insumos, el personal médico y de enfermería sabe que no puede detenerse ante la emergencia por COVID-19, pero mantiene su exigencia para que mejoren las condiciones para hacer frente al virus.
El personal médico y de enfermería libra en estos momentos una batalla frontal contra el COVID-19 en el país. Es una pelea en la que imperan la falta de insumos médicos, la comunicación efectiva con autoridades para definir protocolos de atención y un rezago histórico del sector salud. A pesar de esto, la batalla no se detiene.
Estos son algunos testimonios de médicos y enfermeras que combaten al virus en los hospitales.
“Conforme ha ido avanzando la epidemia y cómo han ido evolucionando los casos van organizando los planes de acción. No tenemos las caretas, no tenemos googles, nos han dicho que solo si el paciente es grave podemos utilizar el N95 mientras tanto trabajamos solamente con cubrebocas normales, guantes, entonces no tenemos las medidas necesarias para trabajar con los pacientes”, Daniela, enfermera del hospital Gregorio Salas.
“El material es insuficiente, no se les da a todos y hay siempre argumentos y la promesa de que cuando esto aumente se nos va a dar”, David, médico del hospital de Tacubaya del ISSSTE.
“El día de hoy llegaron tres casos y sobre los tres fuimos aprendiendo sobre la marcha (…) tenemos que poner los pies en la tierra y saber que ahorita en este tiempo una enfermera y un médico estamos combatiendo la pandemia y no podemos dejarnos caer ni física ni mentalmente”, Manuel, médico del hospital Gregorio Salas.
Imelda es enfermera. Trabaja en dos hospitales de la Ciudad de México, en uno de ellos, el hospital del ISSSTE en Tacubaya, ha visto cómo en los últimos días, las autoridades toman decisiones que anticipan la llegada de una fase aún más crítica de contagios: las cirugías no urgentes se reprogramaron y algunos espacios están en proceso de reconversión para atender a pacientes graves con COVID-19.
“He estado en medicina interna y medicina interna tiene 47 camas censales más cuatro aislados. Prácticamente el hospital tiene 10 por ciento de su capacidad ocupada porque -de esto te estoy hablando de medicina interna y cirugía general y todos esos servicios que son grandes, yo creo que se está esperando que llegue la situación más difícil”, dice.
Imelda se enteró de estos cambios, a través las noticias o de los mensajes de WhatsApp que envían sus compañeros diariamente. La enfermera asegura que desde el pasado 28 de febrero prevalece la falta de comunicación tanto de los directivos del hospital, como de las autoridades sanitarias federales en torno a la emergencia.
Esta nueva emergencia se asemeja lo que vivió con la pandemia de influenza AH1N1 hace 12 años, pero hoy adquiere nuevas dimensiones por la rapidez con la que se contagia la enfermedad, dice la enfermera. Desde que inició la pandemia ha atendido a dos pacientes en estado crítico.
“Todo ha sido a través de noticias y de lo que nosotros mismos como personal de salud nos hemos enterado, en el ISSSTE ni de chiste nos han dicho algo, nada más nos dijeron que se iba a salir el personal debido a la pandemia y eso fue apenas la semana pasada. Y yo lo viví en 2008 con lo de la influenza y sí me da temor, esto es mucho más agresivo, algo mucho más contagioso”, advierte.
En el hospital general Gregorio Salas, que servirá como primer filtro para pacientes con COVID-19 en la Ciudad de México, el doctor Manuel cuenta que él y sus compañeros se han topado con la falta de información por parte de las autoridades sobre los protocolos a seguir y las áreas que serán destinadas a la atención de la emergencia.
“El día de ayer (martes 1 de abril) llegó una cuadrilla supuestamente que está contratada para diagnosticar es un primer filtro, el problema es que tampoco sabemos cómo es el protocolo para actuar junto con ellos, no hay una buena comunicación.
“No nos han dado un protocolo a seguir, cómo vamos a actuar con el TRIAGE (pruebas para detectar coronavirus) y el hospital completo o en este caso sería medicina interna o urgencias, no sabemos cómo lo vamos a manejar, hasta el día de hoy no tenemos lineamientos a seguir”, dice el médico.
Falta de personal y sobrecarga
El personal de salud enfrenta otras complicaciones. La adaptación de áreas para atender la pandemia ha limitado su capacidad y provoca sobrecarga de trabajo ante la falta de personal que las propias autoridades han reconocido. El déficit es de 12 mil enfermeras y enfermeros y más 2 mil especialistas, de acuerdo con Alejandro Svarch Pérez, coordinador general médico del Instituto de Salud para el Bienestar.
“Los pacientes que no vienen por motivos respiratorios se están atendiendo en los servicios de hospitalización, entonces eso genera una sobrecarga del trabajo de hospitales que de por sí tienen una gran sobrecarga de trabajo, porque no hay personal, porque no hay más insumos… es algo que está desbordando esto y apenas va empezando”, asegura el doctor Manuel.
A esto se suman las condiciones laborales de los médicos y enfermeras que están en la primera línea de batalla. Muchos de ellos carecen de prestaciones laborales, lo que los deja aún más vulnerables durante la emergencia, cuenta Javier, médico del hospital Gregorio Salas.
“Nosotros somos personal de base, pero sí apoyando a nuestros demás compañeros, porque ellos se los ven más negras porque pierden un periodo vacacional, no tienen derecho a bono, no tienen notas buenas, esto también los perjudica porque son los que se llevan la carga pesada”, señala.
El gobierno federal anunció desde el año pasado que iniciaría un proceso de basificación de 80 mil médicos y enfermeras. Imelda dice que para algunos este proceso implicó un aumento salarial, pero no incluyó prestaciones que sí tiene el personal sindicalizado, como el bono por riesgo de enfermedades infecto-contagiosas.
“En todos los hospitales está el 50 por ciento son de base que a ellos sí les pagan el infecto y 50 por ciento como galenos salud que realmente no les pagan infecto y son a los que mandan porque no tenemos problemas sindicales y son a los que mandan porque como no tenemos prestaciones sindicales, nos mandan a las áreas que nadie quiere ir… y cosas así”, dice Imelda.
El pago de este bono es una demanda que resuena en los pasillos de los hospitales, a medida que aumentan los casos de COVID-19 en el país. Hasta ahora, las autoridades federales han confirmado 39 casos y tres fallecimientos entre el personal de salud.
Cuidar a los pacientes y su familia
La falta de insumos y material de protección ha provocado protestas. Las autoridades reconocen que es una prioridad brindarles protección, sin embargo, ante la falta de respuestas, los médicos han optado por implementar sus propios protocolos de cuidado, que van desde cubrebocas especiales adquiridos por ellos mismos hasta la elaboración de mascarillas de protección.
“Yo compre mis uniformes desechables… no nos dan botas y un cubrebocas de los más sencillos… yo compre uno N95 y en el sindicado una de las chicas empezó a hacer las caretas con los envases de 3 litros y es con lo que hemos estado trabajando”, dice Imelda, enfermera del ISSSTE.
Las medidas también son para poner a salvo a sus familias.
“Las medidas que tomamos al llegar a casa, pues yo llego me baño, la ropa que use la puedo poner en tantito cloro y hago mi aseo personal y ya puedo entrar a casa”, dice Manuel.
Conscientes de que en esta contingencia no puede detenerse, el personal de salud explora alternativas para mostrar su inconformidad. En el hospital del ISSSTE, incluso analizan una huelga de hambre por la muerte de sus compañeros en el combate de la pandemia.
Su objetivo principal es visibilizar las deficiencias que enfrentan durante esta pandemia.
También buscan expandir el mensaje hacia la población para tomar en sus manos el cuidado de su salud que, en esta contingencia, ha revelado la vulnerabilidad de la población mexicana por la alta presencia de enfermedades crónicas como la diabetes e hipertensión, dos condiciones que pueden agravar los cuadros de COVID-19.
“Por lo que hemos visto aquí la población es joven y tienen una patología agregada hipertensión diabetes y por eso se han ido complicando tan rápidamente. La salud independientemente de esta pandemia tiene que ver mucho con nosotros. Sí de las medidas de seguridad en casa, pero sobre todo que cuidemos a nosotros mismos”, dice Daniela, enfermera del hospital Gregorio Salas.
**Los nombres de los médicos y enfermeras que dieron su testimonio fueron cambiados a petición de los entrevistados por temor a represalias.
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