El reciente hallazgo de una vivienda mexica y cuatro entierros infantiles que datan de entre 1521 a 1620 muestra el periodo de resistencia cultural, social y económica de los primeros 50 años de la llegada de los españoles a Tenochtitlan.
Los huesos muestran rasgos de severa desnutrición aseguró el arqueólogo Juan Carlos Varela, encargado del proyecto de salvamento arqueológico efectuado en un predio del barrio de La Lagunilla, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Carolina López Hidalgo
Ante la caída de México Tenochtitlán en 1521 muchos de sus habitantes originarios partieron de su ciudad, otros se quedaron en malas condiciones. Esto lo demuestra el reciente hallazgo de cuatro entierros infantiles que datan de 1521 a 1620. Para el arqueólogo a cargo del proyecto, Juan Carlos Campos Varela esta área correspondió al barrio de Cotolco, perteneciente a Azcapotzalco, una de las cuatro grandes divisiones, territoriales de México Tenochtitlán.
En esta área los y las mexicas de la época continuaron haciendo múltiples actos de resistencia que hoy resurgen de la mano de la arqueología.
“Con la toma de México Tenochtitlan se destruyeron pueblos acueductos, las principales calzadas que comunicaban con tierras firme y de alguna manera eso debió de haber generado malas condiciones de higiene, contaminación del agua, por supuesto de abasto de alimentos. Estos niños si bien por ejemplo el individuo más grande a lo mejor sobrevivió hasta los 8 años aproximadamente, entre 6 u 8 años, pues estamos hablando que tuvo una infancia muy dura en el tiempo en que vivió”.
El proyecto de salvamento arqueológico fue efectuado en un predio del barrio de La Lagunilla en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Estos entierros son de vital importancia para el conocimiento y las costumbres de la época. Entre otras, lo que se aprecia son las difíciles condiciones de vida, soportadas por los indígenas que no pudieron huir de Tenochtitlán durante su sitio y después de su caída, dijo el arqueólogo Campos Varela.
“Pues van a ser analizada globalmente para entender más cómo fueron las formas de vida y por supuesto también como estas personas,de alguna manera, resistieron. O aunque hayan muerto los niños, me queda claro que el resto de sus familias muy probablemente hayan resistido a estos primeros años de la Conquista”.
Entre los cuatro entierros de niños también se encontró una pequeña ofrenda con una vasija azul y los huesos de un ave. Aunque carece de los atributos de Tláloc, Dios de la Lluvia, su coloración podría asociarla al mundo acuático, así lo comentó el arqueólogo Juan Carlos Campos Varela.
“El más pequeñito fue colocado al interior de una olla globular que tenía una vasija conocida como papastle, como tapa. Eso es algo muy prehispánico dentro de un espacio habitacional. Por ejemplo, tenemos otro entierro del niño más grande, fue depositado con una ofrenda, un poquito más compleja consistente en varios cajetes trípodes, en una figurilla, femenina. Los otros dos individuos, están entre el primero y el segundo año de vida.
No exceden de ese período de vida, lo que tenemos aquí es una colección osteológica de infantes. De alguna manera lo que nos está demostrando también en un conflicto bélico, yo creo que en cualquier latitud, los primeros que terminan sufriendo siempre, pues es la población más vulnerable y en este caso estaríamos hablando de los niños y evidentemente de sus madres”.
Los cuatro entierros de infantes no tienen huellas de sacrificio habitual, por lo que las causas de sus muertes serán determinadas con exámenes de antropología física. Pero se cree estaría más asociados a una época de crisis.
“Pues van a ser analizadas globalmente, para entender más cómo fueron las formas de vida y por supuesto también como estas personas, de alguna manera resistieron, o aunque hayan muerto los niños, me queda claro que el resto de sus familias muy probablemente hayan resistido a estos primeros años de la conquista”.
Las acciones que se llevan a cabo hasta finales de junio consisten en la excavación del área de 148 metros cuadrados, donde se descubrieron los vestigios de arquitectura mexica. Muchos de los objetos encontrados serán catalogados y restaurados y otros quedarán protegidos en el lugar.