Los fenómenos meteorológicos y los efectos de la pandemia de Covid-19 han provocado que cerca de ocho millones de personas pasen hambre en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, casi cuatro vez más que en 2018.
Kayleigh Bistrain
A causa de las afectaciones ocasionadas por los huracanes Eta e Iota en noviembre del año pasado y la crisis económica derivada de la pandemia, la inseguridad alimentaria en Centroamérica casi se cuadruplicó.
Pasó de afectar a 2.2 millones de personas en 2018 a casi ocho millones en 2021, de acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas.
Se estima que 1.7 millones de personas en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua necesitan asistencia urgente, de acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas.
La temporada récord de huracanes en el Atlántico en 2020 le cambió la vida a 6.8 millones de personas que perdieron sus hogares y sus medios de vida tras el paso de los huracanes Eta e Iota en noviembre.
Tomando en cuenta el nivel de destrucción y retrocesos de los lugares donde viven las personas afectadas, el director regional de PMA para América Latina y el Caribe, Miguel Barreto, anticipa que la recuperación será larga y lenta.
Casi el 15 por ciento de las personas encuestadas por programa en enero de este año consideraban migrar porque sus casas y cultivos habían sido destruidos por los huracanes, los alimentos escaseaban y las pocas oportunidades de empleo. En 2018, ese porcentaje era del 8 por ciento.
El Programa Mundial de Alimentos planea asistir a 2.6 millones de personas en Centroamérica este año para lo que requiere 47.3 millones de dólares. Por ello, lanzó un llamado a la comunidad internacional para que apoyen e inviertan en proyectos de desarrollo a largo plazo que ayuden a las comunidades afectadas.