En un inusual fenómeno estelar, el telescopio de la NASA ha capturado en la constelación de Sagitario el tránsito de la vida hacia la muerte de una estrella masiva.
Fabián Vega
El telescopio espacial James Webb de la NASA ha logrado capturar la estrella masiva WR124 en la fase final de su vida (Wolf-Rayet [WR]) justo antes de su muerte.
La NASA ha descrito al fenómeno cósmico como una “rara fase fugaz como la flor de cerezo”. Gracias al potencial del Webb, el telescopio puede estudiar en detalle sus “pétalos” de polvo.
Ubicada a más de 15 mil años luz dentro de la constelación de Sagitario, el colosal cuerpo estelar 30 veces el tamaño del Sol, ha arrojado material incandescente que equivale a diez soles.
El James Webb capturó una imagen con destellos blanquiazules rodeados de una densa neblina de tonos purpúreos, rosados y liláceos que llenan el fondo negro del espacio con los restos de la estrella.
Cosmic spring is in the air! The latest image from @NASAWebb features a blooming Wolf-Rayet star, 15,000 light-years away. This rare phase is as fleeting as the cherry blossom it resembles. Luckily, Webb can study its "petals" of dust in detail: https://t.co/z9dlzgKmAh #SXSW pic.twitter.com/sAOrZkX0Wl
— NASA (@NASA) March 14, 2023
Tras atravesar la fase Wolf-Rayet la estrella se convierte en una supernova. Que se desprende de sus capas más externas en un violento fenómeno que da como resultado los halos de gas y polvo capturados por el telescopio de la NASA.
Cabe destacar que la fase es muy breve y de acuerdo con el organismo estadunidense no todas las estrellas pasan por ella. Por lo que la observación del Webb aporta datos de vital importancia para el estudio de las estrellas en general.
De las cenizas renacen otras estrellas y planetas como un ave fénix
Y es que el polvo de estrellas es un lugar altamente cargado de elementos básicos, por lo que dentro de sus densas capas se pueden formar futuras estrellas, en torno a las cuales girarán nuevos planetas, ya sean rocosos o gigantes gaseosos que renacen de los restos de una gran explosión.
Observaciones como las hechas hasta ahora por el James Webb han permitido a los astrónomos retroceder varios millones de años para encontrar nuevas galaxias, más polvo de estrellas y elementos encargados de formar a planetas como Saturno, Venus, Marte o Neptuno.
Y tal vez, algunos otros como la Tierra.
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