Hay historias de amor por el deporte que se entrelazan en cada competencia para poner en alto el nombre de los países.
Jorge Villordo
Las competencias en los Juegos Paralímpicos han dejado lecciones de perseverancia y lucha constante. Esta edición de Tokio 2020 no es la excepción.
Hay hombres y mujeres que demuestran cómo los lazos familiares los fortalecen para competir. Son padres y madres compitiendo junto a sus hijos e hijas, son esposos y esposas, hermanos y hermanas, en la búsqueda de un solo objetivo: ganar.
Para ser campeón tuvo que seguir los pasos del más sabio
El atleta paralímpico estadounidense Ian Seidenfeld se convirtió en monarca del tenis de mesa, animado por su padre y entrenador Mitchell Seidenfeld, quien ha sido cuatro veces medallista paralímpico.
El chico de 20 años, debutante en justas de verano, logró imponerse al danés Peter Rosenmeier, nueve años mayor, por 11-9, 11-8 y 11-8, en el Gimnasio Metropolitano de Tokio, apoyado por su padre número uno en los juegos de Barcelona 1992, quien estuvo en su esquina aconsejándolo.
“La medalla de oro de mi hijo significa más para mí, que la que gané hace 29 años. Evitamos jugar juntos en su preparación; lo último que quería era desmoralizarlo, así que fue bueno que hayamos ido por ese camino. No necesitamos averiguar quien es mejor, ahora es el medallista de oro”.
Familia griega de alto rendimiento
Lazaros y Leontios Stefanidis, padre e hijo, compiten en diferentes clases en el lanzamiento de bala: Lazaros en la clase F33 y su hijo de 22 años en la F20.
Con 42 años de diferencia no será la primera competencia en la que estarán juntos, pero sí es la de mayor envergadura; antes se presentaron en el Campeonato Europeo de Bydgoszcz, Polonia, y aunque no fueron medallistas sí lograron su pase a Tokio.
En esta cita están como debutantes, pero el padre tiene tres campeonatos de la World Para Athletics como experiencia y un club para personas con discapacidad, que se llama Lazaros Stefanidis O Makedonas en Salónica, donde tres pupilos más se clasificaron a los juegos.
Madre e hija compiten en Tokio
La historia de Jane Karla y Lethicia Gögle es una más de superación y amor. La mamá está en sus cuartos juegos y la menor en su debut.
La progenitora sufrió poliomielitis que acabó derivando en una parálisis cerebral, enfermedad que no la detuvo porque logró a los 28 años que su talento fuera respetado gracias a la obtención de varios títulos, entre ellos la mejor en parapanamericanos donde logró su clasificación paralímpica.
Pero esa no es toda su historia, le diagnosticaron cáncer y mientras recibía quimioterapias ganó oro en individual y plata por equipos en el nacional de su país. Para Londres 2012, su segunda justa paralímpica, terminó quinta, luego se mudó a Portugal donde comenzó con la práctica del tiro con arco y se clasificó para Río 2016 y acabó en el quinto lugar.
Con tantos ejemplos de por medio, Lethicia le siguió los pasos. Ella tiene una enfermedad hereditaria que le provoca dolores articulares y movilidad reducida, pero heredó los genes de campeona y hoy es considerada la mejor atleta de América en la clase F8 en la misma disciplina. Tiene un bronce en los Juegos Panamericanos de 2019 y una plata en los Panamericanos de la Juventud de 2017.
Una pareja de atletas paralímpicos
Neil y Lora Fachie, marido y mujer, ciclistas representantes de Gran Bretaña, ganaron la medalla de oro en pruebas individuales con nuevos récords mundiales en el Velódromo de Izu.
Él se hizo de la prueba contrarreloj B en los 1000m mejorando la plata de Río 2016 que se une al metal dorado en la distancia ganada en Londres 2012, bajando su propio récord mundial que logró en 2019 en más de un segundo.
Lora, de 32 años, seis años menor que él, retuvo su título en la persecución individual B 3000m también con récord mundial histórico, los dos el mismo día.
Hermanos y hermanas representando a su país
Arne, Bruno, Tome y Vanhove son atletas belgas de goalball. Es una historia de hermanos representantes del equipo nacional de Bélgica. Tom y Bruno fueron paralímpicos en Londres 2012 y ahora debutan a su hermano Arne.
Todos tienen 38 años y son séxtuples con discapacidad visual como resultado de su nacimiento prematuro. Son tercer lugar del mundial en Malmo, Suecia, en 2018.
Ahora, una historia de hermanas. Lisa y Valerie Adams son de Nueva Zelanda y atletas del lanzamiento de bala. Lisa comenzó a competir en el deporte en 2018 y al año siguiente se convirtió en la campeona mundial de lanzamiento de peso F37 y poseedora del récord mundial; su hermana, que tiene 36 años, es ganadora del bronce en los pasados juegos olímpicos y la única en llegar a cinco finales en cinco juegos consecutivos.
Madres y asistentes deportivas
La surcoreana Choi Yejin sufrió una lesión cerebral al nacer a consecuencia de falta de oxígeno. Hoy compite en el boccia y es una de las grandes figuras en la categoría BC3, de la mano de su madre, que es su asistente. Son las abanderadas también de Corea del Sur y medallistas de oro en Londres 2012 y plata por parejas en Río 2016.
En la misma prueba del boccia, que se introdujo al programa deportivo en Nueva York en 1984, hay otra historia también surcoreana: Kim Hanso y Yoon Chu Ja. El jugador nació con parálisis cerebral y comenzó a competir desde 2005; su madre creó un código numérico a través de un teclado para poder interactuar y realizar la estrategia, como la usada para ganar la plata en el dobles BC3 mixto, en Río.