En la radio pública, las distintas voces de la sociedad encuentran un espacio de expresión libre y representativo, con criterios editoriales y de contenido ajenos a fines comerciales.
Escucha a especialistas hablar sobre las virtudes y los desafíos de la radio pública.
Aura García
El Instituto Mexicano de la Radio cumple 38 años y esta vez celebra su aniversario como un organismo descentralizado no sectorizado, tras un decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, el 18 de diciembre de 2020.
Fue un 23 de marzo de 1983 cuando el gobierno federal anunció el nacimiento del IMER, junto con el Instituto Mexicano de Televisión (IMEVISIÓN) y el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE).
Bajo sus siglas quedaron agrupadas entonces siete estaciones. Entre ellas la XEB, Radio México Internacional y la XELAC de Lázaro Cárdenas, que todavía transmiten como parte del IMER.
Hoy el Instituto Mexicano de la Radio es un grupo integrado por 21 emisoras, 10 de las cuales son de uso público y siete de uso comercial. Cuenta además con dos estaciones virtuales y 39 canales digitales.
Esta capacidad de transmisión coloca al IMER como uno de los sistemas de radio pública más grandes del país, en un momento en que la radiodifusión ha levantado vuelo en medio del confinamiento por la pandemia de covid-19 y en el marco de los 100 años de la radio en México.
Durante sus 38 años de vida, el IMER ha tenido que sortear la competencia de la radio comercial y de un ecosistema de medios cada vez más amplio y complejo con la llegada del internet.
Pese a todo, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) destaca que la radio sigue siendo el medio de comunicación más utilizado en el mundo, gracias a su capacidad para llegar a un amplio número de personas.
Una radio con contenidos plurales
Las virtudes de la radio son todavía más importantes cuando se trata de la radio pública, que es indispensable para la diversidad y la pluralidad en los medios, es decir, para que las distintas voces de la sociedad encuentren un espacio de expresión libre y representativo, con criterios editoriales y de contenido ajenos a fines comerciales, afirman expertos.
“Una radio pública siempre está pensando en que tengan contenidos de interés social y de alguna u otra manera estén enfocados con cierta mirada plural y que pueda llegar también a distintos segmentos de la población. Son contenidos que puedan abarcar desde la dimensión etaria de la edad: niños, jóvenes, adultos, pero también desde otras perspectivas como de género: mujeres, hombres, la comunidad LGBT+ y también las poblaciones vulnerables, te estoy hablando no solamente de las discapacidades físicas, sino también mentales; es decir, una radio pública siempre estará pensando en un público diverso y plural. En esa medida me parece que su función social es fundamental, porque es dar contenidos a ese tipo de públicos que no va a encontrar en ninguna otra parte”.
Ella es Margarita Reyna Ruiz, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, quien distingue que, mientras la radio pública privilegia la diversidad, la radio comercial se concentra en ofrecer contenidos que permitan a sus concesionarios ganancias suficientes para recuperar su inversión, aunque estos no sean de calidad.
Patricia Ortega, doctora en Ciencias Sociales, destaca también la apertura que los medios públicos ofrecen a la ciudadanía para exponer problemas que no se muestran en otros canales de información, por no ser lo suficientemente atractivos para la audiencia.
“A mí me parece que la radio pública es el espacio ideal para la reflexión y la discusión de temas medulares que nuestra realidad genera. Es decir, ha tenido un papel muy importante a lo largo de los años y te lo podemos decir quienes hemos participado en diversas organizaciones de la sociedad civil, donde muchas veces no hemos encontrado un espacio para mostrar otras versiones de la realidad, pues en los medios hegemónicos, en los medios comerciales, no encontramos un espacio para que se oiga esa otra voz”.
Los desafíos de la radio pública
Gabriel Sosa Plata, académico y director de Radio Educación, agrega que, a diferencia de la radio comercial, la radiodifusión pública mantiene un compromiso firme con la equidad de género, que se traduce en hechos, pese a los obstáculos que aún faltan por superar.
En un entorno cada vez más competitivo, las bondades de la radio no parecen suficiente para superar sus desafíos. Entre otros, atraer y mantener la atención de distintas audiencias, como la población más joven, con una oferta que compita con los contenidos de audio de internet, principalmente.
Reyna Ruiz, de la UAM, considera que la actualización y la implementación de las redes sociodigitales son una urgencia.
“El reto fundamental ahorita para la radio pública, para los medios públicos en general, es tener condiciones para subirse a los medios digitales. No hay más. La radio tal cual la conocemos ahora ya está en un proceso de transición completo, que se aceleró con la dimensión de la pandemia y el medio que ahorita no esté apostando a las redes sociales y a las plataformas digitales no le va a ir bien. Lamentablemente, hay una asociación que es muy fuerte entre el aparato y el medio. Y uno tiene que construir una idea distinta de asociación, porque la radio es sonido y entonces tenemos que hacer un trabajo las radios públicas en general de reconversión, para establecer que la radio produce otro tipo de contenidos”.
Gabriel Sosa Plata también considera que la oferta de la radio pública debe innovar, sobre todo para incidir en las nuevas generaciones, que han empezado a interactuar con el medio de una manera distinta, es decir, a través de plataformas de streaming.
Asegura que este panorama ofrece una “oportunidad de oro” para evitar que la radio se convierta en “una pieza de museo”, como muchos la consideran.
“Nos debe llevar a ser autocríticos también sobre lo que se ha hecho y tratar de arriesgar más, hacer mucha más experimentación sonora porque también la posibilidad de escuchar las producciones radiofónicas o los contenidos sonoros en estas plataformas debería llevar a unas nuevas narrativas. Algo que sí reconozco, como director de una radio tradicional, es que a veces nos estancamos en algunos géneros o formatos, pero es el momento de arriesgar. Hay una apuesta importante que deberíamos hacer en una coyuntura como esta. Yo diría que para esto no hay límites como tampoco hay límites para la creatividad, pero hay que crear las condiciones para ello”.
México, un país conectado a la radio
Según datos de la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (UIT), aproximadamente 75 por ciento de los hogares en las naciones en desarrollo tiene algún dispositivo para escuchar radio, mientras que sólo 40 por ciento tiene uno para conectarse a la red.
Como especialista en la relación entre medios públicos y Estado, Patricia Ortega considera que es deber de las radios públicas llevar información certera, equilibrada y corroborada, sobre todo en un contexto en el que prevalecen la nota fácil, el dato sin verificar y las noticias falsas.
De acuerdo con un reporte elaborado en 2019 por el Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo, México es el quinto país en el mundo con más personas que usan la radio para mantenerse informadas, con un 34 por ciento. Lo superan solamente Australia, que tiene el primer lugar con 45 por ciento; Alemania con 44; Países Bajos con 39; y Reino Unido con 36 por ciento.
Ortega también destaca la dimensión que cobran los medios públicos al democratizar el arte y llevar al aire una oferta multicultural que celebra la diversidad existente no sólo en México.
“La radio pública ha tenido también un papel importante en esta constitución de la memoria sonora, de la memoria que ha permitido el desarrollo de distintos géneros musicales, de distintos espacios e inclusive también de la misma ficción o dramatización; y yo creo que ahí sigue teniendo la radio un papel importante en el desarrollo del entretenimiento de calidad, porque las cualidades lúdicas que se pueden generar en los contenidos de radiodifusión desde luego son formas que contribuyen al desarrollo cultural de los ciudadanos”.
Aunque la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión de 2014 estableció que una de las obligaciones de los medios públicos es la independencia editorial y la autonomía de gestión financiera, en la práctica es difícil que todos puedan aplicarlo, afirma Gabriel Sosa Plata.
Es un problema de las radios públicas en México y en el resto de América Latina, pues al recibir dinero del erario hay la percepción de que son medios del gobierno y no del Estado.
“Uno de los principales retos que afrontan algunos es lograr una verdadera independencia del poder político. Desafortunadamente, todavía muchos medios públicos tienen una estructura administrativa que les impide un ejercicio pleno de su autonomía, presupuestado y en algunos casos editorial. El hecho de que cada año se tenga que estar aprobando por diferentes fuerzas políticas, algunas de ellas afines al gobierno en turno, los presupuestos de los medios públicos, de alguna manera los compromete o los ata y por ahí debemos también de trabajar”.
Para Gabriel Sosa Plata, una opción es lo que se hizo en la Constitución de la Ciudad de México, en la que se asignó una partida presupuestaria fija y anual destinada a los sistemas de radiodifusión, que no depende de la voluntad política del partido en el poder.
Así, subraya, se garantiza un ejercicio digno y mucho más ético en la programación habitual.
El experto además resalta la reciente desectorización del IMER, que dio ejemplo de un modelo en el que gobierno y medio público tienen una relación sana, pero distante, lo cual favorece a un ejercicio plural y libre.
“Afortunadamente en los medios públicos federales se ha avanzado mucho y prueba de ello, por ejemplo, es este acuerdo que permite al Instituto Mexicano de la Radio (IMER) convertirse en un órgano descentralizado, pero ya no sectorizado a una dependencia de Gobierno y esto fortalece su grado de autonomía en todos estos ámbitos: sector presupuestal, autonomía editorial y en general la toma de decisiones, lo cuál le permite mantener una sana distancia, que es muy buena para generar una programación acorde a los diversos intereses de la sociedad”.
En este contexto y de frente a nuevos retos, el IMER se prepara para transitar un año más como una radio pública con un compromiso renovado con sus audiencias.