“El novelista es un constructor de esferas cargadas de palabras, acompañadas con música, aroma, sueños paisajes y deseos, siempre en busca de la perfección”, aseguró el escritor sinaloense Elmer Mendoza al recibir el “Premio Juan Crisóstomo Doria a las Humanidades” que concede la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.
Carolina López Hidalgo
Por su relevante trayectoria como escritor, ensayista, crítico literario y académico, así como sus aportaciones en el campo intelectual y de las letras Élmer Mendoza fue galardonado con el Premio Juan Crisóstomo Doria a las Humanidades.
En la ceremonia de entrega, de manera virtual, en el marco de la Feria Universitaria del Libro, Élmer Mendoza expuso, sin buscarlo, una clase magistral sobre la labor del novelista.
En ella destacó que el trabajo es la única manera de conseguir el texto perfecto, esa perfección es la que ha encontrado en obras de escritores como Fernando del Paso, Gabriel García Márquez, Sergio Ramírez. Los escritores, dijo, habitan el mundo de lo incertidumbre para el disfrute del otro.
“Un novelista habita el mundo de la incertidumbre y no siempre lo disfruta. Quizá por eso me gusta el concepto de una novela como Esfera. Claro una novela lograda con pequeñas partes, con momentos especiales entretejidos. Esos que deben provocar emociones extremas que justifican el gusto por la lectura”.
Recordó que empezó como cuentista, sin embargo la novela es el género en el que se enfrenta a sí mismo. Puntualizó los aspectos que conforman su estética como novelista y su proceso creativo.
“Durante meses imaginó la historia que voy a contar, personajes y lugares. Llevo un registro de situaciones, nombres, frases, características del lugar donde ocurría la acción y poco a poco me impregno de la historia.
Luego escribo la primera versión con mucha fe, pero con la certeza de que David Memeth tenía razón cuando señaló y cito: “la primera versión no sirve, habrá que escribir las necesarias y en el tiempo que se requiera”.
En lo particular, utilizó mecanismos fantásticos para regular mi proceso de escritura. Mecanismos que me conducen por ciertos caminos para avanzar con mayor seguridad por este mundo tan intensamente incierto, no les miento a veces, es escalofriante”.
Una escritura que emocione a los lectores, que tenga nuevos escenarios, que alteren sus estados de ánimo, por lo que sus personajes, las vivencias y las atmósferas se logran con estos secretos
“Cuido extremadamente mis elipsis. Tengo muy claro que los mejores lectores siempre están en busca de mejores emociones. Algo importante, son los personajes. Esos modelos sociales que habitan las páginas.
Para mí la clave está en que sean entrañables, es necesario utilizar recursos de identificación.
Por ejemplo, el gusto por cierto vestuario, la música, la cultura culinaria y por algunas señas de identidad propias de las regiones y las épocas.
Una de ellas, muy poderosa es el lenguaje, porque el lenguaje es un rostro que se comparte con absoluta sinceridad”.