La organización Saint Egidio reparte desde hace cinco años en este punto de la ciudad.
Adriana Esthela Flores
La joven Mariel trata de poner orden en la fila que se ha formado en el cruce de Génova y Reforma, a un costado de la parroquia del Sagrado Corazón, en la Zona Rosa. Frente a ella, decenas de mujeres se alistan para recibir la ración de comida que la organización Saint Egidio reparte desde hace cinco años en este punto de la ciudad.
El proceso de ayuda inicia poco antes, a varias calles de ahí, dentro de una propiedad en la colonia Roma, donde un grupo de mujeres y hombres prepara, cada lunes y miércoles, las comidas que repartirán. Antes de la pandemia eran 200 combos cada noche: ahora, son 500.
Estas son algunas voces que hacen posible el comedor callejero de la organización, nacida hace 50 años y con presencia en 73 países.
<<Soy voluntario, hacemos tortas y les damos ropa, así ayudo en lo que puedo.>>
Martín

<<Ponemos una soda en la bolsa, yogur, un agua y una torta en las bolsas de papel, los limpiamos con desinfectante para quitar cualquier problema de polvo y demás.>>
Alonso

<<-¿Que es lo que te ponen a hacer?
– A barrer o desarmar cajas. Ahorita lo que estoy haciendo es acomodar las naranjas.>>
Jimena

Cada paquete lleva mínimo, una botella de agua, yogur, refresco, gelatinas y la torta. Hablamos de mil semanales, 4 mil o 5 mil por mes solo en este punto. Estamos en barranca del Muerto, Taxqueña y San Rafael y se hace otro punto en Patriotismo y Circuito, en total son como mil 500 comidas a la semana>>, añade César.
El comité de entrega de comida llega alrededor de las siete de la tarde al punto de la Zona Rosa. Hay gente formada desde las dos. A las y los beneficiarios se les entrega una ficha para identificarles por nombre, edad y alcaldía donde viven y para evitar dobles raciones. La fila más grande, que se extiende por la avenida Reforma, es la de los hombres. En la de mujeres, hay vendedoras de dulces y adultas mayores.
<<Tenemos un doble control, un instructivo de la llegada y una tarjeta que a ellos les respalda, que vienen recurrentemente y aquí les vamos sellando porque luego vienen unos astutillos que quieren venir doble>>, comenta Paty. <<Todo esta cerrado entonces muchos se dedican al comercio informal y hoy no están teniendo un ingreso porque viven al día, entonces es de ahí que se exponencia.>>
<<Empezando el año me vine para acá porque allá cuando salió Yunes y quedó Cuitláhuac muchos inversionistas pararon sus obras que tenían en Riviera veracruzana, que era donde estaba la detonación inmobiliaria que era parte de Boca del Río y Alvarado…
El problema es que aunque tengas todos los papeles no te dan trabajo en ningún lado porque todas las tiendas están cerradas…
Estábamos trabajando en Santa Fe para la cimentación que era para Bora. La obra se quedó detenida y se quedaron fácil como mil personas que venían de Veracruz, Puebla, Chiapas, se quedaron sin trabajo.>>
Alejandro

<<Siempre me gusta venirme temprano porque no me gusta hacer esa numeración, por el virus; yo soy muy limpia.>>
Olga

En un informe sobre el impacto del Covid-19 en América Latina y el Caribe, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) advirtió que México está entre los 18 países de la región más expuestos al riesgo de ver limitado su acceso a insumos para producir alimentos. Además, indica que el país está entre las cinco naciones que concentran a más de la mitad de la población subalimentada en la región.
César Cárdenas, quien coordina este comedor, confió en que la solidaridad trascienda a la pandemia:
<<Esto no tendría que ser pasajero, tendría que ser una cultura trascendente al paso de los años, no que sea un momento de unión sino un movimiento de paz, de solidaridad, que nos ayude a juzgar al prójimo.>>
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